Nuevas respuestas a enigmas de la historia y la cultura de la humanidad
Las investigaciones arqueológicas con aplicaciones científicas actuales cuestionan las teorías sobre el pasado o revelan aspectos desconocidos
La arqueología es una disciplina que destaca por dos aspectos: nuevos descubrimientos mediante excavaciones y la obtención de resultados novedosos sobre objetos provenientes de antiguas investigaciones y que integran hoy las colecciones de museos. Marcela Sepúlveda, investigadora en el laboratorio de arqueología molecular y estructural de la Universidad de La Sorbona (LAMS) pone el foco en el uso en los últimos años de nuevas tecnologías que permiten obtener datos antes inalcanzables. "Gracias al uso de técnicas físico-químicas elementales o moleculares, de ADN o isótopos, por ejemplo, se aborda los vestigios materiales arqueológicos de una manera novedosa. Estas herramientas amplían nuestra mirada y plantean nuevas preguntas sobre las sociedades del pasado", comenta.
Es muy importante realizar nuevos hallazgos, pero es esencial también revisitar antiguas colecciones y ofrecer nuevas interpretaciones sobre ese legado patrimonial Marcela Sepúlveda, investigadora en el laboratorio de arqueología molecular y estructural de la Universidad de La Sorbona (LAMS)
El patrimonio histórico y cultural esconde aún todavía muchos misterios, por ejemplo, sobre las formas de interacción entre comunidades, la dieta y causas de muerte de las personas, sobre los materiales que emplearon y las tecnologías que desarrollaron, entre muchos otros aspectos. "Es muy importante realizar nuevos hallazgos, por supuesto, pero es esencial también revisitar y estudiar antiguas colecciones y con la información obtenida ofrecer nuevas interpretaciones sobre ese legado patrimonial", concluye la experta.
Manuel González Morales, del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria, expresa la tendencia que hay últimamente en decir que los descubrimientos arqueológicos cambian completamente lo que se sabía. "Parece que todo cambia, pero a veces tan solo confirma", expecifica. El experto comienza por comentar el análisis del ADN antiguo gracias a las nuevas técnicas y reconoce que permite seguir mejor las pistas de cómo se ha movido la gente en la prehistoria. "El registro que tenemos ahora revela movimientos importantes. Hoy sabemos mejor nuestra historia. Entramos con más precisión en el pasado y obtenemos detalles con los que ni siquiera soñabamos", asevera. González concluye que la evolución humana es mucho más compleja de lo que se creía hace 10 o 20 años. "Ahora comprendemos, antes deducíamos", apunta.
Estos diez descubrimientos han revelado nuevas respuestas sobre las sociedades urbanas antiguas o cambiado la visión que se tenía del pasado:
Los amantes de Módena han representado durante años el mito del amor eterno: dos esqueletos enterrados juntos, cogidos de la mano, y con uno de ellos con la cabeza vuelta hacia el otro. Hasta septiembre del 2019, se suponía que eran un hombre y una mujer. Pero se ha descubierto, gracias a la composición del esmalte de los dientes, que los dos esqueletos, enterrados hace 1.600 años y descubiertos en 2009 en la ciudad de Módena (Italia), pertenecen a dos hombres de unos treinta años de edad. En el cementerio, el resto de los cuerpos muestran marcas de traumas que se pueden relacionar con una muerte violenta. Los investigadores sugieren que el entierro se realizó de esta manera para ilustrar una unión entre dos hombres que murieron juntos en la guerra o bien que eran de la misma familia y por eso compartieron tumba. Sin embargo, ¿por qué se dan la mano?
2- Un asesinato de hace más de 6.000 años
Bajo un campo de hockey en San Fernando de Cádiz se esconde una necrópolis de 6.200 años de antigüedad con 59 tumbas. Hace pocos meses, un estudio reveló uno de los casos de muerte violenta más antiguos de la península Ibérica: los restos de la sepultura número 11. Era la más majestuosa y lujosa y los arqueólogos hallaron en ella dos hombres de 30 y 45 años que presentaban una gran herida en el cráneo. Posiblemente, esta lesión había causado la muerte de estos dos cuerpos que recibieron un rito funerario diferente del resto. Además, son los únicos en mostrar dichas huellas de agresión. Por otro lado, el análisis del ADN de algunos de los otros cádaveres muestra que eran poblaciones europeas de agricultores, cazadores y recolectores.
3- A los niños prehistóricos se les alimentaba con biberones
Tres vasijas de hace 7.000 años, halladas en distintos puntos de Baviera (Alemania) en tumbas de niños de corta edad, muestran cómo se acortó la lactancia y se adelantó el destete durante la revolución neolítica. Un estudio demuestra que se usaron como biberones: mediante un análisis molecular y de los distintos isótopos encontrados, los investigadores identificaron residuos de diversos lípidos que procederían de grasas de origen animal, como vacas, ovejas y cabras. Esta nueva información supone que estos objetos tuvieron su papel crucial en las primeras sociedades. Al permitir un adelanto del destete, facilitaron que la tasa de fertilidad de las mujeres aumentara hasta los dos hijos. Este procedimiento provocó quizás el crecimiento explosivo de la población e implantó las bases de la transición demográfica.
4- Los señores compartían techo con los siervos
Hace más de 200.000 años ya existían jerarquías, injusticias y desigualdades. No es algo reciente, pero sí que existió una época donde las clases sociales ni siquiera se dibujaban. Un estudio de un yacimiento alemán de hace 4.000 años muestra que los señores compartían techo con los siervos. Leonardo García Sanjuán, del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla, cuenta que al contrario de lo que se creía, no siempre ha habido ricos y pobres. "Hace unos 10.000 años, todos eramos prácticamente iguales", precisa. A partir de esa época neolítica, nacieron familias que acumulaban riquezas y en la Edad del Bronce empezaron a nacer las brechas y las distinciones entre nobles y plebeyos que forman el mundo de hoy.
Un pequeño avión bimotor con un dispositivo láser (lídar) sobrevoló la selva de Belice, en Centroamérica, y desveló que bajo los árboles se encuentran los restos de una enorme red de 14 kilómetros cuadrados de canales de transporte y campos de cultivo que fueron construidos por la civilización maya. Esta extensión geográfica implica que los mayas tuvieron un importante impacto medioambiental, según suponen los investigadores del estudio en cuestión. Como se hace hoy, los mayas también quemaban espacios cada vez más grandes para obtener tierras de cultivo. Los isótopos rescatados del sedimento muestra que en ellas, trazaron canales y plantaciones de maíz, calabaza o aguacate.
6- Las piedras que unieron el cielo y la tierra son naturales
Hace algo más de 4.000 años, en la zona más elevada junto a lo que hoy es Sevilla nacieron muestras de artesanía desconocidas hasta entonces. Este espacio, se convirtió en un lugar sagrado dominado por un flujo de personas considerable. Se pensaba que la acción humana estaba detrás de algunas de estas estructuras que se parecen a agujeros. Pero no es así, son de origen natural y es posible que tengan unos seis millones de años. Estas rocas sustituyen a las pinturas y grabados empleados en otros bloques porque son el producto de la naturaleza como si fuera un diálogo interno entre sus elementos.
Un hombre pájaro pintado en la cueva de Lascaux (Francia) era la pintura figurativa más antigua conocida hasta ahora. Sin embargo, las sociedades de Indonesia adelantaron a las de Europa. Hace 43.900 años, una escena de caza fue pintada sobre un lienzo dee más de cuatro metros de largo por el Homo Sapiens que llegó en las islas de Célebes entre 40.000 y 50.000 años atrás, según cuenta un estudio publicado el pasado mes de diciembre. Pak Hamrullah, acompañado por arqueólogos, fue quién la descubrió en el fondo de una cueva desconocida en diciembre del 2017. A juzgar por el color y su grado de desgaste, los científicos piensan que todas los dibujos que la componen se hicieron a la vez y por lo tanto componen la narración de una historia y posiblemente, la primera conocida.
8- El ídolo de Pachacámac: lo que se creía sangre, era pintura
En el pasado, varios investigadores pensaron que la figura tenía un solo color y que estaba hecha de la misma madera (Pouteria lucuma) que el resto de las obras del santuario arqueológico de Pachacámac, antiguo centro de devoción de 450 hectáreas ubicado a 30 kilómetros de Lima en la costa pacífica. La figura idolatrada desde hace más de 800 años sigue sin embargo unos patrones que se diferencian de los demás objetos. Lo que fue inicialmente interpretado como sangre ha resultado corresponder a restos de pintura que siguen ahí. Además, la policromía identificada sobre este icono de la arqueología peruana constituye hoy el único ejemplo identificado con tal variedad de colores.
9- 'El Rollo del Templo' tiene una composición peculiar
En 1956, los beduinos encontraron un manuscrito de más de 2.000 años que no era como los demás: El Rollo del Templo. En septiembre, un estudio del MIT (Massachusetts Institute of Technology), delata que el papel de ocho metros ha guardado su brillo y su blancura gracias a una alta presencia de minerales sobre el tejido. Además, los judíos lo guardaron en un ambiente seco para prevenir su deterioro: vivió en una jarra, bajo escombros en el desierto de las cuevas de Qumrán (Cisjordania). El manuscrito se elaboró con piel de animal y encima de esa capa orgánica, se depositó otra inorgánica para preservar la tinta. Esta última desprende restos de sodio en altas concentraciones, junto a calcio y azufre. Aquella alta y sorprendente presencia de minerales ha permitido mantener el brillo del pergamino y la legibilidad de la escritura.
10- Los humanos ya conquistaron la montaña hace 40.000 años
Se creía que uno de los últimos espacios conquistados por el Homo Sapiens fueron las montañas más elevadas, a partir de 2.500 metros de altitud. No se imaginaba al hombre capaz de vivir más allá, donde las condiciones eran aún más hostiles, con falta de oxígeno, temperaturas muy bajas o terrenos árido. Sin embargo, un yacimiento en Etiopía muestra que los Homo Sapiens eran capaces de vivir a 4.000 metros de altura durante largos periodos alimentándose de roedores. El Tachyoryctes macrocephalus, una rata topo de más de medio kilo de peso, era una fuente de alimento abundante ya que el 93,5% de los restos animales encontrados en esa zona del continente africano pertenecen a este animal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.