_
_
_
_
carta blanca
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Querido ‘Spock’

Tú sabes en la primera centésima de segundo si otro ser te conviene o no. Sin realizar una sola pregunta. Yo he llegado a tardar cinco años

IMAGINO QUE TE preguntarás qué hocicos hago escribiéndote una carta cuando te tengo aquí tumbado a los pies de mi sillón de trabajo. No tengo respuesta para eso, pero sí que puedo ofrecerte una justificación. Los humanos somos así de complejos.

Recuerdo el día en que nuestras vidas se unieron para siempre. Yo estaba dentro de una habitación de la residencia de alumnos usuarios de perros guía Leader Dogs for the Blind de Rochester Hills (en Míchigan, Estados Unidos), y tú venías caminando con tus cuatro patitas por el pasillo. Escuché el tintineo de las medallitas que colgaban de tu collar, y como fiel metáfora de la vida, estas, al igual que la juventud, las has ido perdiendo por el camino a lo largo de los nueve años que llevamos juntos. Ese día aún las llevabas todas, y además, más resplandecientes que nunca. Tu entrenador, David, abrió la puerta y me llamó. Tomé la correa y pedí permiso para soltarte. Enseguida me robaste un par de zapatillas de estar por casa, y tras enseñárselas a tu entrenador, al intérprete y a mí, las soltaste delante de mis pies. Extraño y maravilloso Robin Hood, que le roba a uno mismo, para devolver después la mercancía al propietario, eso sí, con mucha alegría extra. Eso es lo que me has dado desde aquel día: alegría, paz y amor del bueno.

Más información
Cosas que no le dije al señor Roth
‘Suc de portocale’

Aprovecho esta carta para darte las gracias, sobre todo por la cantidad de cosas que me has enseñado. Vivir en el presente, tener templanza y gallardía en el momento preciso, ser uno mismo, hacer caso a mis instintos y desmitificar algo que siempre se os atribuye a los perros, ese “ellos dan todo a cambio de nada”. Totalmente incierto; si no hay patita, no habrá galleta y viceversa, si no hay paseo, no habrá calma; si no hay caricias, no tendrás después ganas de jugar conmigo. Lo que sí es cierto es que tú y los tuyos solo pedís aquello que sabéis que necesitáis o aquello otro que determináis que merecéis. En caso de que no se os cumpla el deseo… suspiro profundo, a dormir un rato y en cinco minutos como nuevos. Si nosotros fuéramos no iguales pero al menos parecidos, cerrarían la mitad de fábricas de antidepresivos y ansiolíticos para humanos.

Hay algo que no he conseguido aprender de ti, ni creo que pueda lograrlo. Tú sabes en la primera centésima de segundo si una persona, gato, perro o cualquier otro ser, te conviene o no. Sin realizar una sola pregunta, sin observarlo, sin medir ningún parámetro. Simplemente llega y tú te alejas, te mantienes en la distancia o miras para otro lado haciéndole saber que para ti no existe, y si la cosa se pone mal, un gruñido y listo. Yo he llegado a tardar más de cinco años en poder hacerlo.

Te admiro, te quiero y te necesito. Con todo el egoísmo del mundo, desearía que fueras eterno, pero como ambos sabemos que no será posible, me comprometo a darte lo mejor de mí para hacerte feliz.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_