La máquina de la eutanasia y otros seis prototipos viables que queremos que se hagan realidad ya (o no)

Si algo nos ha quedado claro tras ver una infinidad de películas de ciencia ficción, en todos los capítulos de Black Mirror y en ciertos momentos relacionados con las redes sociales en nuestra vida real, es que la tecnología aplicada al diseño industrial puede solucionarnos la vida tanto como complicárnosla. Así, entre la esperanza y el miedo, he aquí algunos de los proyectos que puede que nos rodeen en los próximos años... Para bien o para mal.

Taxis voladores, el legado de Korben Dallas

No es una idea nueva: ya durante la época dorada de los dirigibles se hablaba como una de sus principales ventajas la de recoger y dejar pasajeros de forma individualizada, algo que nunca llegó a implantarse de un modo sistemático. La era de los dirigibles terminó de manera explosiva con el incendio del Hindenburg, aunque la posibilidad de revolucionar el transporte aéreo sigue rumiándose y se ha convertido en un clásico de la ciencia ficción, un epítome de cómo soñamos e imaginamos el futuro.

Un futuro que podría ser no muy remoto. Uber habla de una fecha tan cercana como 2023 para que veamos el “transporte aéreo compartido” a bordo de pequeños VTOL (aviones de aterrizaje y despegue vertical) eléctricos. Boeing también demostró su interés en el tema comprando Aurora Flight Sciences, que lleva desde 1989 diseñando y construyendo aviones con piloto automático.

¿Qué podría salir mal? Que al final viajar en taxi volador sea tan rutinario y cotidiano como lo era la vida del personaje de Bruce Willis en El quinto elemento, Korben Dallas, un taxista de coche volante.

Granjas flotantes: La esperanza verde

Si el cambio climático, el crecimiento monstruoso de las ciudades y la agricultura intensiva que agota los suelos plantean un futuro apocalíptico en el que cómo alimentar a la humanidad suponga una pesadilla, las granjas flotantes podrían ser la solución. Smart Floating Farms han diseñado un prototipo de granja flotante ecológica, con un diseño modular fácilmente replicable y ampliable y que funciona a tres niveles para crear todo un sistema casi autónomo.

La idea es instalarlas en zonas acuáticas de ciudades para garantizar el abastecimiento de vegetales y pescado con un coste mínimo para el medioambiente. Mientras esperamos a que sus planes se hagan realidad, la empresa Beladon ha creado una granja flotante de vacas lecheras en el puerto de Róterdam.

¿Qué podría salir mal? La película Waterworld de Kevin Reynolds planteaba un futuro flotante en el que las perspectivas no eran tan halagüeñas.

Adiós a 'contar ovejitas' con este aparato para controlar el sueño

En un mundo en el que alrededor del 30 % de los adultos tiene problemas de insomnio, la existencia de una tecnología que nos permita quedarnos dormidos, despertar y volver a concebir el sueño de forma rápida y eficaz, como pulsando un botón de encendido y apagado, parecen -bromas fáciles aparte- un  sueño hecho realidad. Científicos de la Universidad de Washington State lograron desarrollar en 2015 un grupo de neuronas que podían “dormirse”, “despertarse” y volver a dormirse de nuevo. 

La investigación sobre por qué se produce –o no- el sueño es compleja, y obtener resultados reales en humanos parece todavía lejano, pero la posibilidad de provocar el sueño en el cerebro “desconectando” las neuronas, sin factores fisiológicos externos, suena lo bastante seductora como para seguir profundizando en ella.

¿Qué podría salir mal? ¿Dominar el sueño de modo artificial? Lo hemos visto en la película Origen con desiguales resultados.

La máquina de suicidio o cómo morir voluntariamente en un minuto

En medio del debate sobre la eutanasia, la idea de que exista una cápsula para conseguir una muerte asistida indolora y eficaz puede sonar a bestialidad pura o a genialidad utilísima, pero desde luego el proyecto resulta de lo más oportuno. Se han diseñado varios aparatos para esto, como el tanatrón o el mercitrón, aunque quizá lo menos aterrador que hemos visto es El Sarco, creado por Philip Nitschke, activista proeutanasia, y presentado con no poco revuelo en la feria funeraria de Ámsterdam.

El Sarco es una cápsula creada mediante impresoras 3-D que ofrece a las personas que decidan meterse en ella de forma voluntaria una muerte dulce mediante hipoxia, el descenso de oxígeno en el organismo. El Sarco emite nitrógeno, los niveles de oxígeno bajan, no hay dolor ni sensación de asfixia, solo calma y cierta intoxicación, y en un minuto llega la muerte. Nitschke, con su voluntad de benefactor de la humanidad (o de para algunos, más bien monstruo), promete poner los planos del Sarco en código libre para que cualquiera con una impresora 3-D pueda fabricarse el suyo propio.

¿Qué podría salir mal? En la serie de Matt Groening Futurama vimos ya unas cabinas de suicidio tan populares que hasta se formaban colas para acceder a sus servicios.

La máquina que convierte el pensamiento en habla

Todavía encontramos deficiencias en las aplicaciones para convertir en texto el lenguaje (y olvidarnos así de las engorrosas transcripciones), pero el siguiente nivel del que ya se habla es bastante más sofisticado-. Hablamos de aparatos de lectura mental que convierten la actividad cerebral en voz audible. Las posibilidades de aplicación de esta tecnología en personas que han perdido la capacidad de hablar –tras un derrame cerebral o una enfermedad como ELA, la Esclerosis Lateral Amiotrófica- prometen mejorar de forma sustancial su calidad de vida.

¿Qué podría salir mal? Ya en un episodio de Los Simpson el hermano genio de Homer, Herb Powell, diseñaba un aparato capaz de leer los pensamientos de los bebés y articularlos con un vocoder. El invento le permitía volver a ser millonario.

Vigilar el planeta para salvarlo (o bien destruirlo)

Nos hemos acostumbrado a la omnipresencia de cámaras en nuestras vidas y a ceder privacidad a cambio de una supuesta seguridad. ¿Y si toda esa tecnología de control a tiempo real sirviese para detectar incendios nada más producirse, controlar la pesca ilegal, monitorizar el tráfico urbano u observar volcanes en el momento mismo de la erupción? Earth now promete todo eso y más mediante una precisa red de satélites. Apoyado por Bill Gates o Airbus, su premisa es que observando el planeta Tierra con ojos de astronauta (o de Dios, añadimos nosotros), podemos interceder para evitar catástrofes naturales y humanas.

¿Qué podría salir mal? Como le ha ocurrido a muchos avances tecnológicos, que una idea bienintencionada termine sirviendo a la maquinaria bélica. Y en cuanto al control a tiempo real, películas como Minority Report o 1984 se han quedado casi cortas al lado de la realidad.

Realidad virtual para resolver traumas en la línea de batalla

Las posibilidades de la realidad virtual comienzan a parecerse a cosas que solo habíamos visto en películas y novelas de ciencia ficción. El ejército estadounidense está desarrollando equipos para tratar a soldados que vuelven de la guerra de Irak o Afganistán y presentan un cuadro de trastorno por estrés postraumático mediante recreaciones virtuales de los episodios que les afectaron. Podría ser solo el primer paso para revolucionar las técnicas de psicoterapia.

¿Qué podría salir mal? Si nos suena a algo ya visto, es porque lo es. Homecoming, primero un podcast y luego una serie de Amazon, exploraba cómo se trataba a los soldados que volvían del frente mediante terapia y, sobre todo, por qué se hacía. La respuesta no era muy esperanzadora.