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Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

La equidad de género en la salud ocular: un reto alcanzable

Como media global, el 55% de personas con problemas de visión moderada o severa son mujeres.

Las mujeres en Inhambane, enfrentan barreras sociales que les impide acceder a un adecuado servicio de salud ocular.
Las mujeres en Inhambane, enfrentan barreras sociales que les impide acceder a un adecuado servicio de salud ocular.Fundación Ojos del Mundo

En España, si tienes cataratas te sometes a una operación relativamente sencilla y pronto recuperas la visión y la calidad de vida. Pero si esto te ocurre en otro país, existe una gran posibilidad de quedarte ciego y vivir con graves carencias. Además, si eres mujer, tienes todos los números para que la intervención médica sea más tardía o que estés más afectada por prejuicios y temores.

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Este es el caso de Inhambane, provincia del sur de Mozambique, donde las barreras que enfrentan las mujeres para una correcta salud ocular son variadas. Un estudio realizado por Fundación Ojos del Mundo sobre el acceso a servicios de salud ocular evidencia los obstáculos que tienen eliminarse para ofrecer un tratamiento más equitativo.

Presiones que alejan a la mujer del tratamiento

El hombre en Mozambique, y específicamente en Inhambane, es quien tiene el papel de principal proveedor del hogar y toma las decisiones importantes para la familia, como las relacionadas con intervenciones médicas. La mujer, por su parte, se ocupa del ámbito doméstico y a menudo se siente en inferioridad de condiciones. Por ello, si la mujer tiene cataratas, o simplemente necesita gafas cuenta con una fuerte presión en contra.

Ahora, intenta imaginar cómo te sentirías si tienes que someterte a una operación quirúrgica que consideras muy complicada y crees que tu enfermedad está relacionada con hechizos. Si, además, sabes que mientras te operan y te recuperas tu marido no va a ocuparse de los niños, ni de la casa, etc. Estas son algunas de las preocupaciones que sienten muchas mujeres en Inhambane, y que se expresan en cifras escalofriantes: el 56.5% de las personas ciegas o con graves deficiencias visuales en Mozambique son mujeres, cifra que llega al 69% en la provincia de Inhambane. Ambos números lejos de la proporción global en el mundo, con el 55%.

Analfabetismo en salud, un riesgo diario

La pobreza y los papeles tradicionales de género hacen más grande la brecha en lo referente a cuidados de salud. Según explica el profesor Guillermo Martínez, quien estudió de cerca el caso de Inhambane, “la pobreza hace que la mujer priorice a los niños, quedando ella en segundo plano a la hora de ir al médico o tratarse un problema de salud”.

Pero otro de los males a combatir es el analfabetismo en salud oftalmológica. A menudo, los problemas oculares son relacionados con la vejez —y, por tanto, se creen sin solución—, con hechizos o causas sobrenaturales. Para evitar ello, es necesario incrementar las acciones de prevención e informativas, incluyendo a todos los colectivos, especialmente los más discriminados o estigmatizados, como las mujeres o las personas albinas, con gafas o ciegas.

Entre las barreras más importantes para que la mujer acceda a los servicios de salud ocular encontramos la postura dominante del hombre y el papel social del médico tradicional o curandeiro. Este último, es un personaje que tiene un poder muy fuerte en sociedades como Mozambique. Por eso, hay que aprovechar la influencia que tiene el curandeiro, por lo que es mejor formarlos y hacerles partícipes de las actividades de promoción de salud ocular, mediante estadías en los centros de salud. Asimismo, es importante concienciar a los hombres para implicarlos en el desarrollo de una sociedad más igualitaria, para que todos puedan acceder a los servicios de salud y hacer el seguimiento necesario.

La pobreza hace que la mujer priorice a los niños, quedando ella en segundo plano a la hora de ir al médico o tratarse un problema de salud
La pobreza hace que la mujer priorice a los niños, quedando ella en segundo plano a la hora de ir al médico o tratarse un problema de saludFundación Ojos del Mundo

Defender los derechos de las pacientes

Cuando se implementa un servicio de salud, en este caso salud ocular, los profesionales se encuentran a menudo con un problema importante. El personal sanitario formado allí reproduce, más o menos conscientemente, los mecanismos discriminatorios de género. Esto es porque las inercias sociales son muy fuertes y difíciles de erradicar.

A pesar de que en los servicios de salud ocular no hay diferencia de protocolos de cuidados oftalmológicos, muchos sanitarios dan por hecho que las mujeres pacientes no entienden las recomendaciones. Se las trata con paternalismo, se les añade presión por lo que respecta a los cuidados familiares, se las culpabiliza…

Por ello, se recomienda fomentar en los sanitarios una actitud favorable a la defensa de derechos de la paciente y a la denuncia de los hombres que infringen los derechos de las mujeres impidiendo su acceso a los servicios de salud. Las formaciones y la mentoría ayudan a no perpetuar las actitudes de género dañinas.

El jefe de programas de la Fundación Ojos del Mundo, Paco Sanz, explica que si bien existen problemas de acceso de salud para todos, el reto es mayor para las mujeres. No obstante, con el estudio no solo se identifican las barreras que existen, sino que también se podría "llevar a cabo acciones de incidencia política frente a las autoridades sanitarias mozambiqueñas".

En resumen, se puede decir que la aplicación de los proyectos de desarrollo in situ no se desprende del todo de un sesgo de género, que hay que eliminar para ofrecer un tratamiento más equitativo. Para conseguir reducir la desigualdad y lograr mayor equidad, es clave empoderar a las mujeres para que superen las barreras que encuentren, principalmente en lugares como Inhambane.

La Fundación Ojos del mundo fue creada en 2001 por iniciativa de Rafael Ribó, presidente de la ONG y actual Síndic de Greuges y el oftalmólogo Borja Corcóstegui. Ha trabajado en países como Mozambique, Mali, los campamentos de personas refugiadas saharauis y Bolivia. Ha llevado a cabo más de 30.000 intervenciones quirúrgicas (principalmente de cataratas), unos 600.000 tratamientos oculares y formado miles de profesionales locales.

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