Ninguna prueba contra los tres
La acusación de malversar contra Vila, Mundó y Borràs, los procesados en libertad, se desinfla a ojos vista
Salvo improbable imprevisto, la acusación de malversar contra Santi Vila, Carles Mundó y Meritxell Borràs, los tres procesados en libertad, se desinfla a ojos vista. Y no es grano de anís: apareja peticiones de siete años de prisión y 16 de inhabilitación.
¿Por qué puede inferirse que se desinfla? Porque en estos (y otros) casos nadie ha exhibido una sola prueba de ello. Que certifique que alguno de ellos dispusiera ilegalmente de fondos, o de locales, directa o indirectamente.
Lo único que podría inquietarles es haber firmado el 6 de septiembre de 2017 un compromiso de todo el Govern autorizando conjuntamente gastos para el 1-O.
Pero era solo una “declaración política” sin efecto práctico e “imposible de ejecutar”, desgranaron en las sesiones del miércoles y el jueves los cargos de la Generalitat llamados como testigos por las defensas de los tres.
Lo era, porque no hay gasto mancomunado, y cada gasto lo realiza cada departamento, estanco ante el resto.
Lo era, porque cada gasto deja traza, “todos los pasos y todas las personas que intervienen quedan registrados”, ilustró Ángel Cortadelles, de Justicia (Mundó).
Lo era, pues la Generalitat es tortuga: “Necesitábamos seis meses para ejecutar un contrato”, aseguró Josep Solà, de Empresas (Vila). Y del 6-S al 1-O no transcurrió ni un mes.
Lo era, porque los tres ordenaron a sus equipos de forma “clara, precisa y concreta” que no abriesen ningún expediente, no realizasen ningún gasto ni pagaran nada relacionado con el 1-O, convergieron los testigos.
Con pericia, los fiscales lanzaban sombras sobre esas instrucciones, siempre “verbales”. “¿Cuándo se dieron?”. No supieron concretarles el día. Uno dijo que antes del 6 de septiembre. “¿Cómo, si no estaba aún aprobada la ley del referéndum?”, persistían. “Antes de agosto”. Y es que el texto de la ilegal ley se conoció... en julio.
Así que hay días de todo, y distintos para cada uno. Antes sufrieron por este asunto los exconsejeros de Presidencia y Exteriores. Pero este jueves, el trío de reos libres gozó.
Fue también día aciago para los peritos de las acusaciones. Los tasadores rivales les voltearon. ¿A quién se le ocurre fijar precio de alquiler a colegios públicos, como tales inalquilables? ¿Y contar como gasto el uso como colegio ectoral de ¡todo! el recinto de la Escola de Treball, 73.000 metros cuadrados?
Es lugar famoso. Albert Einstein dictó ahí una de sus dos conferencias en España. Algún experto parece no conocer Barcelona.
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