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‘Mukbang’, la moda de observar a alguien comer frente a la pantalla

El chef turco Salt Bae, célebre por su forma de echar la sal, junto a la gimnasta Simone Biles.
El chef turco Salt Bae, célebre por su forma de echar la sal, junto a la gimnasta Simone Biles.Stuart C. Wilson (Getty Images)
Andoni Luis Aduriz

Mientras la FAO nos alerta de que en los próximos 50 años se tendrán que producir más alimentos que en los últimos 500, los internautas se dedican a observar cómo una adolescente mastica muslos de pollo.

Si realizásemos una encuesta en Madrid preguntando por las recetas que representan el modo de vida y las costumbres de la gente, muy probablemente las respuestas compondrían el índice de un libro de cocina tradicional española, con platos como el cocido madrileño, el gazpacho, la tortilla de patatas y las croquetas, por ejemplo. Paradójicamente, el informe del consumo de alimentación en España 2017 del Ministerio de Agricultura reveló que los alimentos más consumidos por los españoles eran la ensalada verde, la pizza, el tomate aliñado y la pechuga de pollo. La complejidad del mundo apresurado en el que nos movemos provoca situaciones como esta, donde pensamientos y acciones no se alimentan de lo mismo.

Hace décadas, las vacaciones entraban en un carrete de 16 o 32 fotografías y a los amigos se les enviaba una postal. Hoy día, aquellas 16 fotos se han transformado en más de 100 imágenes almacenadas en el móvil y la postal ha pasado a ser una publicación, o una docena, en Facebook. Y así, como suele señalar el filósofo Daniel Innerarity, pasamos de celebrar la utopía digital, el sueño de la inteligencia compartida, a desconfiar de ese medio que usurpa la privacidad y facilita la manipulación. Vamos que, como siempre ha sucedido, nuestra relación con la novedad es de todo menos equilibrada, aunque los esguinces de memoria hagan obviar que, décadas atrás, los restaurantes con espíritu renovador se autocolonizaban a través de los libros de la editorial Robert Laffont y de las revistas gastronómicas que mostraban las novedades en Francia. En un abrir y cerrar de ojos, la mantequilla, el foie gras y las trufas en bote monopolizaron la idea de progreso. Objetivamente, no dejó de suceder casi nada de lo que hoy día alarma tanto a unos cuantos. Eso sí, a otro ritmo. Principalmente porque la comida es uno de los temas más recurrentes en las redes; de hecho, es uno de los principales nutrientes de un instagram, con 291 millones de mensajes etiquetados con el hashtag food frente a los 211 millones marcados con el de music. En la actualidad hay más población buscando recetas en la Red que consultando a madres o abuelas.

Y entre likes, post, taggeos y selfis, muchos gigas de memoria se consagran a fenómenos como el muk-bang o mukbang, literalmente “emisión comiendo” en coreano, que consiste en observar a alguien comer frente a la pantalla. Hay vídeos con decenas de millones de visualizaciones en YouTube, como los de Nusret Gökçe, apodado Salt Bae. Este chef turco debe su popularidad a la manera que tiene de tirar la sal sobre la carne. Toma unos granos y levanta la mano hacia atrás, de tal forma que al abrir suavemente los dedos la sal se desliza por el antebrazo. Y mientras todo esto sucede en las travesías principales de la Red, en una pequeña arteria de unos cientos de miles de seguidores de Instagram, la FAO advierte que en los próximos 50 años se tendrán que producir más alimentos que en los últimos 500; que se necesitará un incremento anual de la producción del 70% hasta 2050 respecto al actual para alimentar a los 10.000 millones de personas que se estima vivirán en el mundo; que para alimentar a esa población creciente se precisarán 1.250 millones de hectáreas de tierras fértiles, tres veces más de las actualmente disponibles.

Bueno, pues mientras la FAO nos alerta de que navegamos en una realidad a la deriva, la tripulación va de chufla observando cómo una adolescente mastica muslos de pollo crujiente. Somos lo que comemos… en las redes.

Chipirones a lo Pelaio

Chipirones a lo Pelaio
Óscar Oliva

Ingredientes

Para 4 personas

  • 400 gramos de chipirones
  • 100 gramos de cebolla
  • 4 dientes de ajo
  • 20 mililitros de aceite de oliva
  • 100 mililitros de chacolí
  • Flores de lágrima de la Virgen o de ajo

Instrucciones

1.

Limpiar los chipirones, sin romper el saco de tinta, en un chorro de agua suave y cortarlos en cuadrados de medio centímetro cada uno. Por otro lado, cortar la cebolla también en cuadrados de medio centímetro.

2.

En una olla, poner el aceite y sofreír los dientes de ajo enteros. Cuando estén dorados, retirar del fuego y añadir la cebolla cortada. Dejar dorar y bajar el fuego al mínimo. Cuando esté bajo, añadir los chipirones y dejar guisar durante 90 minutos. Ir glaseando poco a poco con el chacolí para aprovechar todas las partes caramelizadas.

3. Acabado y presentación

Servir el guiso y finalizar con unas flores de lágrima de la Virgen o unas flores de ajo.

Aporte nutricional

El chipirón es un producto de elevado contenido en proteínas de alto valor biológico, baja proporción de grasa y poca cantidad de hidratos de carbono. Aporta casi tres veces más colesterol que 100 gramos de pechuga de pollo. Destacan la vitamina B12 y la B3, y minerales como el yodo, el fósforo y el calcio. Este molusco aporta unas 82 kilocalorías por cada 100 gramos de porción comestible.

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Sobre la firma

Andoni Luis Aduriz
Andoni Luis Aduriz (San Sebastián, 1971) es un cocinero reconocido internacionalmente que lidera desde 1998 el restaurante Mugaritz, en Errenteria, con dos estrellas Michelin. Comunicador y divulgador, colabora desde 2013 con ‘El País Semanal’, donde comparte su particular visión de la gastronomía y su mirada interdisciplinar y crítica.

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