Dos tratamientos avalados por la ciencia para perder grasa (y que no vuelva a aparecer)
Uno de ellos es totalmente indoloro (salvo durante cinco minutos) y el otro no tiene contraindicaciones
Rituales "cuerpo de diosa", "adiós celulitis", "remodelación corporal" y, por supuesto, "operación bikini", son titulares que han protagonizado —desde hace décadas— las portadas de revistas y webs, ahora demonizados por muchas por alimentar la bestia de la infelicidad con uno mismo y alentar la cosificación de la mujer. "Son perversos ya que realizan ataques envueltos en discursos de autocuidados", que decía Mona Chollet, autora del libro Belleza Fatal. Las nuevas caras de la alienación femenina, en una entrevista.
Esto da para una larga conversación. Aquí no etiquetaremos ningún cambio o logro de determinada proporción como el paradigma de la belleza ni, por descontado, diremos que haya nada que arreglar. Tan solo señalaremos dos procedimientos que la ciencia certifica que cumplen lo que prometen.
Criolipólisis: destruye las células grasas congelándolas
Sustituye a una liposucción y es totalmente indoloro (excepto durante cinco minutos). Se anunció el pasado año (aunque la tecnología se lanzó hace ya unos cuantos) y, tras millones de pruebas (Coolsculpting, una de las marcas bajo la que se comercializa esta tecnología, lleva más de siete millones de tratamientos realizados en todo el mundo), los expertos se reafirman en recomendarlo como el más eficaz en su categoría (reducción sin cirugía). Cuenta con más de 50 ensayos clínicos y con la aprobación de la Food and Drug Administration estadounidense (FDA).
"Es un método diseñado para eliminar grasa de tipo localizado, a través de un enfriamiento del tejido que provoca muerte celular. Científicos de la Universidad de Harvard y del Hospital de Massachusetts lo desarrollaron al observar que las células grasas son muy sensibles al frío", introduce Izaskun Astoreca Naverán, responsable de la Unidad de Nutrición y Medicina Estética Corporal de la Clínica Bioláser La Moraleja, donde utilizan la máquina Cooltech. Así ocurre: sobre un film conductor que, además, protege la superficie de la piel evitando que se queme, se coloca un cabezal succionador determinado según la sección a congelar (de 32 a 685,9 centímetros cúbicos). La insensibilización por frío no tarda en llegar y solo queda esperar los 70 minutos de la sesión ("45 en el caso de la papada"). Una vez retirado, se procede a masajear el lugar para deshacer el lingote que se ha solidificado (eso es lo que duele). El cuerpo tarda entre dos y tres meses en eliminar los residuos: el tiempo que hay que esperar para ver resultados definitivos.
Tiene algunas contraindicaciones... Enumero: absténganse personas con enfermedades relacionadas con el frío; problemas de coagulación; embarazo o lactancia; hernia o cicatrices en la zona; lesiones cutáneas activas (dermatitis, psoriasis...); historial de infección local o recurrente en la piel; enfermedades autoinmunes; trombosis; cáncer activo o reciente (últimos cinco años); rellenos... Y en un porcentaje muy pequeño de pacientes las células vecinas compensan la pérdida (es decir, engordan).
LPG: masajes drenantes que ayudan a no guardar grasa
"Y son un buen complemento a cualquier otro tratamiento de reducción". Es la recomendación de Leo Cerrud, director de la clínica que lleva su nombre, especialista en Medicina Estética y tutor de tesis del Máster de Medicina Estética y Antienvejecimiento de la Universidad Complutense de Madrid. Y Vega, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), lo pauta para movilizar volumen de las piernas. Sus fabricantes explican que Cellu M6 (su último modelo) activa la grasa almacenada a través de estimulación mecánica (un masaje succionador con unos rodillos). "Su tecnología —patentada y avalada por 145 estudios científicos— moviliza y libera los acúmulos; activa el sistema circulatorio y el drenaje linfático, y estimula los fibroblastos para producir nuevo ácido hialurónico, colágeno y elastina endógenos, fundamentales para la elasticidad, densidad y turgencia cutáneas".
Además de no tener contraindicaciones, un estudio del Inserm, publicado en Obesity Facts, confirma su impacto en la grasa femoral (muslos, cartucheras y glúteos) y una acción sobre la expresión génica similar a la que se consigue con las dietas bajas en calorías. Así es una sesión: enfundan al cliente en una malla para evitar pellizcos mientras se facilita el deslizamiento del rodillo, único movimiento de este tratamiento. Se recomienda un mínimo de 12 y su precio ronda los 60 euros. En Carmen Navarro.
Lea sobre el resto de los tratamientos que cambian lo que no nos gusta en el Especial Belleza del nuevo número de BuenaVida, gratis este sábado en quioscos con El País y en Kiosko y más. El resto del mes, a la venta por 2,5 euros.
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