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El fármaco que promete controlar el dolor en tres minutos

Llega un fármaco más efectivo que los analgésicos intravenosos más utilizados en pacientes con traumatismos

Ningún médico te ofrecería hoy alguno de los primeros analgésicos, hechos a base de plantas como la mandrágora, la adormidera y el cannabis. Tampoco te propondría métodos desarrollados con posterioridad como los torniquetes para restringir el flujo de sangre, la compresión de los nervios y la aplicación de frío. Ni falta que hace; hoy, la variedad de medicamentos para calmar o eliminar el dolor es ingente. Pero siempre se puede mejorar, y eso es justo lo que promete hacer un analgésico aprobado recientemente en Europa, que ha demostrado que puede reducir a la mitad el tiempo con dolor que algunos pacientes soportan hasta que notan la acción de los medicamentos comunes.

El fármaco, que está pensado para aliviar a los pacientes de urgencias de traumatología, se administra mediante un inhalador, y sus efectos son superiores a los obtenidos con los tratamientos habituales para estos casos. Su efectividad es mayor incluso que la que otorgan los analgésicos intravenosos más utilizados, que principalmente son antiinflamatorios y opioides.

El bálsamo es un líquido que tiene que ser vertido por un profesional sanitario en un dispositivo pequeño, portátil y ligero, en un inhalador. El paciente simplemente se lleva el dispositivo a la boca y respira normalmente, inhalando la medicación que necesite para obtener el nivel correcto de alivio del dolor, bajo la supervisión de un profesional sanitario.

Una novedad europea, estudiada en españoles

El medicamento está basado en el metoxiflurano, una sustancia que fue sintetizada en la década de 1940 por el químico orgánico estadounidense William T. Miller y que se reveló como un atenuante del dolor muy efectivo. "Es un éter halogenado que se utiliza como analgésico inhalado desde hace más de 40 años en Australia y Nueva Zelanda, pero hasta ahora la licencia europea no había sido solicitada", explica Alberto Borobia, quien está al frente del ensayo de este medicamento, que en Europa se comercializará con el nombre de Penthrox, y que es miembro del grupo SEMES Dolor y de la Plataforma de Unidades de Investigación Clínica y Ensayos Clínicos (SCReN), los responsables del diseño y gestión del ensayo, respectivamente.

Los resultados de su trabajo son prometedores. "El tiempo de efecto del metoxiflurano inhalado es menos de la mitad que el de los analgésicos habituales. Se notan los primeros efectos a los 3 minutos y a los 10 minutos los pacientes reducen su dolor en un 50%", añade. El estudio clínico que lo demuestra, que apunta a que cada dispositivo tiene un efecto analgésico que dura entre 25 y 60 minutos, tiene tintes patrios: ha sido desarrollado íntegramente en 14 servicios de urgencias y emergencias en España (esos lugares a los que uno no siempre tiene claro si debe acudir).

Eficaz, rápido y autoadministrado: un analgésico único

Penthrox no formará parte del botiquín doméstico sino que se administrará siempre bajo control de personal sanitario, tanto en hospitales como en el ámbito extrahospitalario (en ambulancias, servicios de rescate, urgencias de atención primaria…). Además, se reservará para las situaciones que requieran un alivio urgente del dolor, como fracturas, fisuras, luxaciones, esguinces, contusiones y quemaduras.

En cuanto a efectos secundarios, los mareos y la somnolencia, aunque casi siempre son leves y transitorios, son los más frecuentes. Por otra parte, el hecho de que es idóneo para aliviar de forma rápida el dolor de origen traumático y su efecto es de corta duración implica que no es adecuado para mitigar los dolores crónicos. En todo caso, se trata de una interesante aportación al botiquín.

Para Borodia, el medicamento tiene tres características que hacen que sea único: "Su eficacia analgésica en el tratamiento del dolor traumático moderado a severo; su rápido inicio de acción, muy superior a los analgésicos estándar utilizados en la actualidad, y su autoadministración por parte de los pacientes, utilizando la vía inhalada, a través de un dispositivo pequeño, ligero y portátil, sin necesidad de ventilación en el lugar de su administración", concluye.

"No os espante el dolor: o tendrá fin o acabará con vosotros", decía Séneca. Parece que ahora, en muchas de sus modalidades, terminará antes siquiera de que empecemos a asustarnos; la primera opción es la más probable.

¿Para qué sirve el dolor?

El dolor es una señal que emite el organismo a través de unas fibras nerviosas, cuando detecta un daño en algún tejido. La sensación llega a través de un proceso neuronal llamado nocicepción, mediante el cual unas terminaciones nerviosas especializadas, llamadas nociceptores o receptores del dolor, envían una señal al cerebro con el objetivo de que reaccionemos y evitemos daños mayores.

El dolor es nuestro guardián más fiel. Si no, ¿qué sucedería si pusieras la mano en el fuego y no sintieras la imperiosa -y dolorosa- necesidad de apartarla de la llama?

Eso es lo que le pasa a los afectados por un raro conjunto de enfermedades hereditarias que conforman lo que se conoce como insensibilidad congénita al dolor. No solo no lo perciben sino que tampoco sienten la temperatura. Esa mutación bloquea el canal que comunica con los nocireceptores, con lo que los pacientes que sufren esa dolencia deben estar muy atentos para evitar cualquier situación de riesgo.Pueden lastimarse sin querer, por ejemplo, al morderse la lengua o los labios.

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