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El trabajo de ser niña Recoger leña, preparar la comida, fregar los platos, limpiar la casa y, en los ratos libres, asistir a la escuela. Este es el día a día de las niñas etíopes como Qello, de 13 años, para quienes el tiempo de juego y las aspiraciones quedan sepultadas por el trabajo doméstico, una especie de entrenamiento para el matrimonio. Una infancia robada por un destino al que es difícil escapar, donde la desigualdad es la norma 6.15. Como cada mañana, Qello es la primera en levantarse para ir a recoger leña en un bosque cercano a su casa.6.45. Cuando vuelve a casa con la madera, prepara el café. Según la tradición, las tareas del hogar son también consideradas como un tipo de formación en habilidades que las niñas necesitarán cuando se casen y tengan que cuidar de su propia casa.7.15. Antes de ir a la escuela, Qello se asea con un poco de agua y jabón.8.30. Qello presta atención en clase. La educación de las niñas supone un reto porque sus familias no la consideran útil. “A más de la mitad de las compañeras de Qello las casarán a la fuerza cuando todavía sean unas niñas y tendrán que dejar los estudios poco después”, dice Ana Sendagorta, de la Fundación Pablo Horstmann.10.15. Qello cuida de su hermano, de solo unos meses. “Ayudo desde pequeña, pero ahora que se ha casado Chaltu [su hermana, de 19 años] y tiene un bebé, me encargo de las tareas domésticas”. 11.45. Qello, de 13 años, prepara la comida para su familia. El desigual reparto de quehaceres domésticos hace creer a las niñas que este es el único tipo de tareas para las que están capacitadas, lo que limita su ambición y motivación.
11.50. Ayudándose tan solo por una piedra lisa, Qello prepara la harina de teff. En las comunidades rurales de Etiopía, la injera, una especie de pan hecho con esta harina, es la base de la alimentación. 12.30. Qello espera a que su padre termine de comer para lavar los platos. “Las ambiciones y sueños de las niñas se disuelven frente a la presión social: si no aprenden a desempeñar las tareas domésticas, nunca encontrarán un marido, que es lo que se espera de ellas”, cuenta Claudia Guidarini, de Save The Children.16.00. Qello, la segunda de cuatro hermanos, vuelve a casa después de haber ido a buscar agua. Desplazarse solas por distancias tan largas expone a muchas niñas a la violencia física o sexual, pero, a pesar del riesgo, cada día miles de ellas en Etiopía se ven obligadas a buscar agua para sus familias. 16.30. Una vez de vuelta en casa, Qello ayuda a su padre en una pequeña plantación de maíz. La de Qello, como la mayoría de las familias en las comunidades rurales de Etiopía, depende directamente de la agricultura a pequeña escala para sobrevivir.18.00. Antes de que acabe el día, Qello todavía tiene que hacer la colada. 18.45. Al final del día, cuando por fin ha terminado todas las tareas, Qello encuentra algo de tiempo para estudiar y hacer los deberes con una pequeña lámpara.21.00. Noche en casa de Qello. “Para miles de niñas, cada día es una sucesión de tareas domésticas que apenas les deja tiempo para estudiar o jugar. Es una forma especialmente invisible de trabajo infantil”, asegura Blanca Carazo, del Comité Español de Unicef.