El mono que desarrolla una nariz enorme para tener más sexo y garantizar la paz
Un estudio analiza el origen evolutivo del mayor órgano nasal entre los simios
Los monos narigudos machos tienen un órgano enorme que les cuelga más allá de la barbilla y que hace las delicias de los turistas que visitan las junglas de la isla de Borneo (Malasia), el único lugar donde habitan estos simios amenazados de extinción. Para muchos especialistas estaba claro que su nariz, la mayor entre los primates, tiene mucho que ver con su éxito para aparearse, aunque muy pocos estudios han abordado el tema de una forma sistemática.
“Aunque la extrañísima nariz de estos monos ha llamado la atención tanto de biólogos como del público general, las explicaciones sobre su evolución se han hecho más desde el folclore que desde la ciencia”, explica Ikki Matsuda, primatólogo de la Universidad de Chubu, en Japón. Matsuda publica hoy junto a otros científicos de varios países lo que, aseguran, es el primer estudio sobre los procesos evolutivos que han esculpido la forma, sonoridad y utilidad de este atributo masculino tan llamativo.
Durante sus expediciones a los bosques del noreste de Borneo entre 2011 y 2015, los investigadores capturaron 18 machos adultos y midieron sus narices, su estatura y el tamaño de sus testículos. Los científicos observaron asimismo grupos de monos narigudos (Nasalis larvatus) con los característicos harenes de hembras que se agrupan en torno a los machos dominantes mientras el resto de machos espera su oportunidad para reproducirse. En otra parte del estudio, grabaron las llamadas que hacen los machos a las hembras en tres zoológicos de Japón, Singapur y Malasia.
Las conclusiones del trabajo muestran que los machos con narices más grandes son también los más corpulentos y tienen los testículos de mayor tamaño, es decir, sus apéndices funcionan como un indicador visual de su fuerza y aptitud reproductiva. La mayor nariz analizada en el estudio medía 10,6 centímetros, explica Matsuda.
El equipo también ha demostrado que los órganos más grandes también aportan una mayor resonancia a la hora de gritar y llamar la atención de las hembras, lo que a veces es indispensable en un hábitat donde la exuberante vegetación puede ocultar los atributos visuales más evidentes.
Entre los monos narigudos siempre hay un macho dominante que se aparea con un grupo de hembras conocido como harén. Este tipo de estructura social genera conflictos violentos en otros simios, pero no en esta especie. Los monos con narices más largas son los que consiguen cubrir a las hembras de un harén, aunque las monas suelen pasar de uno a otro grupo de hembras reproductoras sin que haya peleas ni que los machos maten a las crías de sus rivales. En su estudio, publicado en Science Advances, los investigadores argumentan que las extraordinarias protuberancias nasales son una garantía de paz en esta especie, pues no solo sirven para que las hembras identifiquen al macho más apto, sino también para que el resto de machos compruebe que es el más fuerte y nos busquen pelea.
Lo más interesante del trabajo, comenta la etóloga de la Universidad de Barcelona Montserrat Colell, cree este es un caso único entre primates porque el atributo desarrollado por los machos no tiene utilidad para luchar con rivales. “En muchas especies vemos que los machos son más grandes, más agresivos y tienen mayores caninos, todas características que hacen al macho más apto para la competencia. En este caso los machos no luchan a narizazos, con lo que su atributo físico tiene como objetivo conseguir aparearse con las hembras, es algo más parecido al plumaje de algunas aves o incluso a las melenas de los leones”, señala Colell, que no ha participado en el estudio. En este caso, la razón de que los machos hayan desarrollado esas narices se explica por la preferencia de las hembras, aunque también sirve para disuadir a otros miembros de su mismo sexo, y todo sin violencia.
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