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Reportaje:

Leña al mono

Investigadoras españolas trabajan con monos guineanos en peligro de extinción

La creciente actividad de los cazadores está poniendo en serio peligro la supervivencia de varias subespecies de monos, algunas de ellas únicas en el mundo, en la isla guineana de Bioko -antes Fernando Poo-, un territorio que las asociaciones conservacionista internacionales consideran del máximo interés. "Sinceramente, no esperábamos que la depredación de estos animales por el hombre fuera tan grande", afirman Carme Maté y Montserrat Colell, dos investigadoras de la Universidad de Barcelona que durante cuatro meses han estado trabajando sobre el terreno.

Enfundadas en sus trajes de camuflaje, imprescindibles para tratar de observar a los recelosos monos, las dos jóvenes barcelonesas se llevaron una gran decepción cuando al llegar por vía marítima a un recóndito paraje de Arihá, en el sureste de la isla, se percataron de que hasta allí habían llegado los cazadores, lo que mermaba notablemente sus posibilidades de trabajo, dado que esos animales no distinguen entre los humanos que los matan y los que tratan de protegerlos, y huían ante ellas igual que ante los cazadores.Pese a las dificultades, lograron reunir datos suficientes para realizar los trabajos previstos sobre distribución y densidad de las especies; mantuvieron más de un centenar de contactos visuales con los monos, uno de ellos de hasta 20 minutos, y reunieron 47 productos de origen vegetal que forman parte de la alimentación de unas u otras especies. Pero por encima de todo ello, dada la irreversibilidad de las consecuencias que puede tener la presión depredadora de los humanos, ha cobrado especial relevancia la encuesta que hicieron en la zona de Moka entre los 44 cazadores locales, que están empezando a tabular.

Cabe subrayar que si se exceptúa la limitada actividad del águila comemonos sobre los simios que habitan las copas de los árboles, el hombre es el único depredador de la zona. "La información que hemos recogido pone en evidencia que se está produciendo un crecimiento exponencial de la caza", subrayan Maté y Colell. Los propios cazadores añoran la situación de hace 10 años, cuando era mucho mas fácil localizar las piezas y no hacía falta caminar todo un día para encontrar un buen lugar. Pese a las dificultades, un cazador avezado puede dar muerte a cuatro o cinco monos en una jornada, y las investigadoras pudieron comprobar que algunos muchachos eran ya diestros tiradores con escopeta a los 13 años.

El incremento de la actividad cazadora es en parte consecuencia de la desaparición de otros medios de vida -las plantaciones de cacao han prácticamente desaparecido en la isla-, y en parte está determinado por los cambios de población. Los moradores tradicionales de Bioko, los bubis, no eran ni cazadores ni consumidores de carne de mono, al contrario que los fang, que, procedentes de la parte continental de Guinea Ecuatorial, se han instalado sobre todo en la capital, Malabo, situada al norte de la isla. Para satisfacer la demanda de carne de mono que ejercen los fang, un buen número de bubis se dedica ahora a la caza como actividad principal.

Perros de caza

De las siete especies de simios de la familia de los cercopitecos que se encuentran en Bioko, cuatro de ellas están representadas por subespecies que sólo se encuentran en la isla, lo que hace especialmente grave su desaparición. En el caso del dril -del que sólo se conocen subespecies en Bioko y la vecina Camerún-, si desapareciera de su medio natural, "su supervivencia como especie no podría garantizarse con los individuos que se encuentran en cautividad en diferentes zoológicos del mundo", afirma Colell. El dril, un primate escurridizo dificil de cazar, está siendo ahora muy castigado al ser utilizados perros para su localización. Es uno de los mamíferos que mayor peligro de extinción corre."Sólo con que se dejara de cazar, las poblaciones de primates se recuperarían", dicen las investigadoras. Pero no parece fácil acabar con una actividad económica en franca expansión en uno de los países más pobres de África. Las dos investigadoras subrayarán en un informe que elevarán al Gobierno guineano el carácter irreversible que tendría la desaparición de varias especies de monos. Como medidas concretas citan la necesidad de que se ejerza una protección efectiva en las zonas que ya han sido declaradas parques naturales.

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