El laboratorio del reciclaje
The Circular Lab, en Logroño, es un centro de innovación en economía circular único en Europa. Impulsado por Ecoembes, su misión consiste en imaginar y materializar soluciones tecnológicas que faciliten la tarea del reciclado y ayuden a reaprovechar los recursos.
ANTES DE INCORPORARSE, hace menos de un año, a la plantilla de Ecoembes, la empresa española que gestiona el reciclaje de los envases domésticos (los que se depositan en los contenedores amarillos y azules), Jesús Aguirre llevaba varios años dedicado a poner en marcha líneas de producción. Las últimas compañías para las que había trabajado fueron Jaguar, el fabricante de coches de lujo británico, y Boeing, el gigante estadounidense de la aviación. En esos dos ámbitos, el de la automoción y el aeronáutico, la precisión con la que se miden y supervisan los procesos de fabricación alcanza unos niveles de exactitud mareantes. “Se controla prácticamente todo lo que ocurre en las plantas”, subraya este ingeniero electrónico riojano. “De hecho, es posible detectar si la producción se para aunque sea solo unos segundos, lo que permite ver cuál ha sido el problema y hacer un análisis posterior”.
Hoy día, esos sectores en los que Aguirre ha engordado su currículo abanderan los ejemplos más destacados de lo que se conoce como “plantas 4.0”, fábricas que se han lanzado a la cuarta revolución industrial, la nueva era de las máquinas, afianzada sobre los avances de Internet y las tecnologías más punteras. Gracias a los conocimientos adquiridos en aquellos puestos, Aguirre ha pasado a engrosar las filas de un ejército verde liderado por el laboratorio de ideas de Ecoembes, The Circular Lab. Inaugurado en mayo de 2017, el objetivo de este centro, enclavado en Logroño (La Rioja), consiste en aupar el sector del reciclaje al siguiente escalafón del desarrollo industrial y, de ese modo, contribuir a un mayor y mejor aprovechamiento de los recursos. Como resume Nieves Rey, la directora de comunicación de Ecoembes, quieren establecer aquí el “Silicon Valley del reciclaje”.
En su papel como especialista en innovación, Jesús Aguirre se encargará de digitalizar y automatizar todos los pasos que se dan en las plantas de selección de residuos, donde los envases se separan en grupos según la naturaleza de los materiales con los que están fabricados. “Ahora mismo nos encontramos desarrollando varios proyectos básicos que nos van a servir de punto de partida”, adelanta el ingeniero. “Por ejemplo, estamos trabajando en el prototipo de una tecnología que nos permitirá reconocer la matrícula de un camión cuando llega a la planta y enviar esa información en tiempo real tanto al servidor de Ecoembes como al del gestor de la planta. Cuanto más sepamos del proceso, desde la recogida de los contenedores hasta la llegada del material al reciclador, más fácilmente vamos a poder implementar las mejoras”.
Los esfuerzos de Aguirre, aún incipientes, no son las únicas armas con las que cuenta Ecoembes en su batalla por reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera y recortar el gasto energético y de agua gracias a la reutilización de los envases de los que nos desprendemos en nuestras casas. De aquí a 2020, la empresa, sin ánimo de lucro, invertirá 10 millones de euros para alimentar The Circular Lab. Sus propuestas, algunas gestionadas internamente, otras impulsadas por diversas start-ups que incuban para proporcionarles apoyo y recursos, se van a desarrollar desde cuatro puntos de vista: la sensibilización ciudadana, la gestión de residuos inteligente o smart waste, el desarrollo de los envases del futuro (el llamado ecodiseño) y el fortalecimiento del tejido empresarial.
En el singular edificio que alberga este laboratorio, cedido a Ecoembes por el Ayuntamiento de la capital riojana, todo parece moderno y recién estrenado. Pero en realidad la mayoría de los elementos son de segunda mano: las sillas fueron antes latas de refresco, las lámparas de colores que cuelgan de los techos tuvieron una vida previa como boyas y los retretes funcionan conectados con los lavabos para reutilizar el agua del grifo en la cisterna. Se trata de poner en práctica, también en las pequeñas cosas, los principios de la economía circular, la estrategia de la que toma su nombre The Circular Lab. Sus fundamentos se escriben con la teoría de lo que allí se aplica: producir bienes y servicios sin perder de vista la reducción del consumo de materias primas, agua y fuentes de energía. “El objetivo de este laboratorio es pensar cómo ser más eficientes con los recursos, porque el planeta se agota”, resume Nieves Rey, la directora de comunicación. “En nuestra organización llevamos 20 años pensando en el reciclaje, y lo que hemos querido hacer aquí es traer nuestra hoja de ruta”.
La elección de La Rioja como base de operaciones para este proyecto pionero en Europa tiene que ver tanto con su tamaño abarcable como comunidad autónoma (tiene unos 315.000 habitantes y una superficie de 5.000 kilómetros cuadrados, aproximadamente el 1% del país) como con sus elevadas tasas de reciclaje (en 2016 se procesaron 11.148 toneladas de envases, el 0,8% de todo lo que se gestiona en España, según datos de Ecoembes). Los proyectos que se generen aquí no solo servirán para mejorar la situación a nivel local, sino que se podrán aplicar en la totalidad del territorio nacional, donde Ecoembes aspira a reciclar el 80% de los envases domésticos para el año 2020 (frente al actual 76%). Para conseguirlo, otra de las iniciativas que están activando en The Circular Lab tiene por meta facilitar la tarea de recoger y trasladar los residuos a las entidades municipales. El punto de partida para poner a prueba el piloto será, cómo no, La Rioja. A través de una herramienta informática actualmente en desarrollo, realizarán un seguimiento exhaustivo de los 4.293 contenedores que hay dispuestos en la región (2.868 amarillos, los que se usan para los envases de plástico, latas y briks, y 1.425 azules, para envases de papel y cartón). “La idea es hacer más eficientes las rutas de los camiones teniendo en cuenta el volumen de llenado”, explica Fernando Sanz, especialista en innovación de Ecoembes a cargo de este proyecto. “Si somos capaces de medir lo que pasa en cada barrio, se pueden diseñar campañas específicas. Y si hay una zona concreta donde se está haciendo mal, se podrán tomar medidas concebidas especialmente para ese entorno”.
Para involucrar a todos los agentes que participan en la producción de los envases, desde los fabricantes de materiales hasta los distribuidores, los especialistas de The Circular Lab están diseñando una herramienta informática, Ecoimpact, que les proporcionará información y recursos para que puedan tomar decisiones más responsables con el medio ambiente. Y para que los ciudadanos tomen —tomemos— conciencia de la importancia del compromiso personal a la hora de reciclar, están imaginando (y pronto materializarán) propuestas como un cubo de basura inteligente que podría contar con funcionalidades como unos sensores que detecten el tipo de residuos que se depositan, conexión al móvil o un compactador de plásticos, dado el espacio que estos ocupan.
Además, están diseñando una app que, entre otras prestaciones, contará con un chatbot, para móvil y otro dispositivo, capaz de resolver cualquier duda sobre el reciclaje, bien por voz o texto. Aún por concretar de manera definitiva, estas propuestas son fruto del ingenio de una decena de jóvenes licenciados becados por Ecoembes, a los que ahora tomarán el relevo los especialistas de la empresa para hacerlas realidad. Todas estas propuestas, como resume Nieves Rey, son a la vez toques de atención, un llamamiento general a “pararnos, reflexionar y hacer como nuestras abuelas: reutilizar todo en la medida de lo posible”. “Nos encontramos en un momento en que los recursos se agotan, y esto es así porque día a día devoramos el planeta con nuestra forma de consumir y nuestra manera de entender las cosas”.
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