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Turistas al rescate de los paraísos del planeta

Cada vez viajamos más y más lejos, y generamos un impacto en las especies y la población local. Expertos de todo el mundo se comprometen en Botsuana a liderar innovar, financiar y educar en turismo sostenible

Dos turistas se hacen fotos durante el atardecer a orillas del río Chobe, frontera natural entre Botsuana y Namibia.
Dos turistas se hacen fotos durante el atardecer a orillas del río Chobe, frontera natural entre Botsuana y Namibia.
Lola Hierro

Sabemos que las acciones individuales forman la colectividad. También que cada vez viajamos más, y más lejos. Que de aquí al año 2030 la humanidad tiene que alcanzar unas metas de desarrollo entre las que se incluye la erradicación de la pobreza, la desigualdad y el hambre. Y que el cambio climático ya es bien patente y urge poner remedio. Al juntar toda esta información, se llega a una idea muy potente: los turistas pueden ser la llave del cambio. Pero, atención: desorganizados e irrespetuosos, acabarán con el planeta más pronto que tarde. En cambio, si se piensa en ellos como un enorme ejército de personas comprometidas, cuidadosas y sensibilizadas con la conservación del entorno, pueden contribuir, y mucho, a preservar la amenazada vida salvaje de todo el mundo y a que las comunidades locales se enriquezcan y prosperen.

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Cuando se planifica y gestiona con principios de sostenibilidad, el sector turístico ha demostrado que puede generar crecimiento inclusivo mediante la creación de empleo, promover la integración social, ayudar a proteger el patrimonio ambiental y cultural, conservar la biodiversidad, generar medios de vida sostenibles y mejorar las vidas de las personas. Sin embargo, el sector está experimentando un gran crecimiento, y eso requiere un esfuerzo por parte de todos los interesados para replicar y ampliar la adopción de prácticas de producción y consumo sostenibles en empresas y destinos en todo el mundo.

Entonces, ¿cuál es el turismo que queremos y cómo lo conseguimos? Estos son los interrogantes que han tratado de responder el centenar largo de expertos que se ha reunido esta semana en Kasane, enclave privilegiado del norte de Botsuana, y punto de entrada a un sinnúmero de safaris y otras actividades relacionadas con la naturaleza. La misión ha sido intentar definir las mejores maneras de lograr que el sector se convierta, definitivamente, en un abanderado de la mejora del planeta, y que el respeto al medioambiente y la responsabilidad de los viajeros con el entorno no sea cosa de unos pocos, sino la forma de pensar y actuar de la mayoría. "Tenemos que contribuir todos a la conservación, aunque sea mínimamente. Todo el mundo puede hacer algo", reclama Keitsumetse Setlang, responsable de comunicación de la Organización de Turismo de Botsuana.

En Kasane han tenido lugar entre el 7 el 8 de diciembre dos eventos bajo el lema "Empoderar los destinos turísticos sostenibles a través de la innovación". Se trata de un simposio internacional y de la asamblea anual del programa marco del turismo sostenible de la ONU (10YFP en sus siglas en inglés), que ha contado esta vez con el apoyo de los Gobiernos de Francia, Marruecos y República de Corea. El programa marco es una plataforma colaborativa que pone en común iniciativas y asociaciones para acelerar el cambio hacia un consumo y producción sostenibles en el turismo, con el fin de alcanzar la meta número 12 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Botsuana quiere liderar las conversaciones globales sobre conservación y varios reconocimientos la avalan. Con apenas 50 años de independencia, ha pasado de ser uno de los países más pobres del mundo a colocarse en la categoría de ingresos medios con un crecimiento medio anual de su PIB del 9%. Hoy el turismo es su segunda fuente de ingresos más importante, después de los diamantes, tanto que, en 2016, el país fue elegido destino del año por Lonely Planet; y en 2010 y 2017 recibió el prestigioso galardón Tourism for Tomorrow. "Tenemos políticas de conservación muy buenas, pues para las autoridades el desarrollo está basado en la conservación y el aprovechamiento de los recursos.  Las comunidades y el sector privado también participan, no solo es una responsabilidad del Gobierno. Somos un ejemplo que el mundo puede emular", explica Setlang.

El simposio ha sido inaugurado por Taleb Rifai, secretario general de la Organización Mundial del Turismo (OMT), organización que nos ha traído hasta este país. A través de una videoconferencia ha recordado que, a punto de finalizar el Año del Turismo Sostenible, hoy más que nunca deben hacerse esfuerzos para alcanzar las metas de la agenda 2030, ha reclamado convertir el turismo sostenible en un sector competitivo y ha mencionado a Botsuana como ejemplo a seguir. "Es un ejemplo brillante por su convicción, pasión y respeto por el entorno".

Tshekedi Khama, ministro de medioambiente, recursos naturales, conservación y turismo de Botsuana, ha subrayado que el mayor desafío es "explicar a los colegas la diferencia entre hacer cosas desde el punto de vista sostenible o solo para el beneficio propio". Y también ha hecho referencia a los ODS: "Son muchos y no podemos lograrlos todos, pero seleccionemos los que podemos conseguir y marquemos la diferencia", ha animado. Khama ha advertido que si no miramos el mundo de manera sostenible, nos quedaremos sin recursos, y ha solicitado la complicidad del sector privado y de la sociedad civil para que sigan involucrándose en esta tarea.

La conferencia anual, por su parte, ha dado la oportunidad a los participantes de intercambiar experiencias y definir cuales son las prioridades más urgentes. Una encuesta enviada previamente a todos los inscritos ha revelado que las preocupaciones mayores son la producción de residuos, la gestión del agua, la conservación de la biodiversidad y las emisiones de dióxido de carbono. Mejorar la comunicación es otra de las inquietudes de los actores involucrados: "Mejor decir que estás comprometido con la vida, con la diversidad, con los derechos de las comunidades, que lanzar un discurso lleno de siglas que nadie entiende", ha reclamado Ronald Sanabria, asesor de Rainforest Alliance y moderador de la sesión.

Involucrar a las comunidades es otra de las preocupaciones centrales. "Ellos son los dueños ancestrales de las tierras que hoy disfrutan los turistas, y se les debe considerar un valor añadido", ha aportado Kai Collins, jefe de conservación de Wilderness Safaris, que ha remarcado la necesidad de generar oportunidades de empleo y ofrecer al turista una inmersión en el destino que con extranjeros sería difícil de conseguir.

La finalidad que todo el sector debe apoyar es construir economías sostenibles a partir de iniciativas turísticas

Collins ha remarcado que la finalidad que todo el sector debe apoyar es construir economías sostenibles a partir de iniciativas turísticas. Su empresa, ha contado, comenzó a operar hace 35 años, y hoy nueve de sus complejos hoteleros funcionan al 100% con energía solar. "Queremos crear un negocio rentable y ético, que se pueda replicar en otros lugares. Esto no va solo de tener un camping espectacular con habitaciones preciosas, se trata de preservar la biodiversidad", ha reclamado.

La mayor concentración de elefantes del mundo está en el norte de Botsuana, con alrededor de 50.000 ejemplares, y son la perla del país. Amanda Stronza, directora del proyecto Ecoexist, sabe mucho sobre ellos. Stronza lidera un equipo de 40 personas que aman a este mamífero, cuyo número se ha reducido un 30% en los últimos siete años.  "Lo llaman el ganado del Gobierno porque traen beneficios económicos por el turismo, pero pérdidas y problemas para la población local", ha explicado. La experta ha relatado cómo el hombre y el animal se disputan los recursos naturales, y cómo estos segundos entran en los campos de cultivo y arrasan con ellos.  Ecoexist propone construir "la economía del elefante". "Si amas los elefantes, la mejor manera de cuidarlos es apoyando a la gente que convive con ellos", ha dicho.

Cerrar la brecha entre el sector turístico y la sociedad civil es la meta que persiguen en Travel for Impact . Esto permitiría a los visitantes y las empresas de turismo devolver algo a las comunidades que los albergan. "La conservación y el desarrollo comienzan con las personas y las comunidades. Crear propiedad y responsabilidad dentro de la industria del turismo es donde comenzamos", ha dicho Tumie Matlhware, responsable de comunicación. Se centran en niños y juventud, cultura, patrimonio y mujeres. Para financiarse disponen de las llamadas Bed Night Bank (banco de camas), es decir: realizar acuerdos con alojamientos para que el dinero de un número determinado de camas vaya íntegro a sus actividades. Otra herramienta es la tasa de un dólar por noche, un impuesto diario que voluntariamente donan algunos hoteles y hostales. "Estas donaciones se reasignan directamente a nuestros socios y otros proyectos comunitarios", ha explicado Matlhware. Gracias a estas medidas han financiado un autobús comunitario, un herbolario, una escuela de educación primaria, otra de secundaria y un programa para proporcionar a jóvenes becas de estudios relacionados con el turismo. 

Otro ejemplo de buenas prácticas que se ha presentado es Wowzulu Project, que crea ingresos para pequeñas comunidades que están en las zonas turísticas más populares de Sudáfrica. Buscan empoderar a mujeres y jóvenes de áreas rurales que son muy bellas pero pobres para que aprendan habilidades comercializables y se ganen la vida.

Liderar, innovar, financiar y educar en turismo sostenible son los cuatro compromisos adquiridos en Kasane

Botsuana ha despedido esta reunión de activistas por la sostenibilidad con un compromiso cuádruple: liderar la creación y ampliación de las condiciones necesarias para el consumo y la producción sostenibles en el turismo en los destinos de todo el mundo. En segundo lugar, innovar para acelerar y ampliar el desarrollo de este tipo de turismo. Por supuesto, financiar ese cambio hacia el consumo y la producción sostenibles y, por último, educar a viajeros, empresarios, comunidades de acogida y Gobiernos en este aspecto.  "Hemos reconocido los desafíos y tenemos a los expertos para encararlos; tenemos la oportunidad de dejar Kasane con una idea mejor de cómo trabajar los próximos años", ha animado Sanabria. "No me quiero ir a casa solo con unas cuantas tarjetas de visita en el bolsillo".

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La cobertura de esta conferencia ha sido posible gracias a la iniciativa Chimelong/OMT, un acuerdo entre la empresa de origen chino y la agencia de la ONU para fomentar la defensa del turismo sostenible y la conservación de la vida salvaje a través de varias acciones, entre ellas la formación de periodistas.

Sobre la firma

Lola Hierro
Es periodista y desde 2013 trabaja en EL PAÍS, principalmente en la sección sobre derechos humanos y desarrollo sostenible Planeta Futuro, y coordina el blog Migrados. Sus reportajes han recibido diversos galardones. Es autora del libro 'El tiempo detenido y otras historias de África'. Desempeña la mayor parte de su trabajo en África subsahariana.

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