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Los terremotos en California no preocupan a Trump

Eliminados los fondos para detección temprana de temblores en la costa Oeste

Pablo Ximénez de Sandoval
Terremoto en Northridge, Los Angeles en 1994.
Terremoto en Northridge, Los Angeles en 1994. DOUG PIZAC / AP

Los radicales recortes presupuestarios de Donald Trump afectan a la sanidad, a los programas extraescolares para niños, a programas de ayuda para pobres… y a la seguridad física de millones de personas en la costa Oeste. El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) eliminará la contribución federal al sistema de alerta temprana de terremotos que está en desarrollo en los tres Estados del Pacífico, una de las zonas con más riesgo en el mundo.

A través de sensores, el sistema detecta el principio de un terremoto y envía una alerta que puede proporcionar segundos preciosos para ponerse a salvo. Por ejemplo, un terremoto de magnitud 7,8 en la falla de San Andrés que empiece en Coachella puede tardar hasta un minuto en llegar a Los Ángeles. En el terremoto de Napa en 2014, el sistema, aún en pruebas, permitió avisar a San Francisco ocho segundos antes de que llegara el temblor a la ciudad. El sistema está siendo desarrollado por USGS en colaboración con los Estados y las ciudades y siete universidades. Los expertos calculan que, si Washington no pone su parte (8,2 millones de dólares), el proyecto está muerto.

“Un gran terremoto en California no es una cuestión de si sucederá, sino de cuándo sucederá”, reaccionó el alcalde de Los Ángeles. “Hemos invertido millones de dólares en este sistema”. Hasta el concejal Mitchell Englander, el único concejal republicano de la ciudad, está escandalizado: “La propuesta del presidente es una amenaza para la vida de millones de personas en California”. Englander es concejal de la zona de Northridge, donde se produjo el último gran terremoto de California, en 1994. Murieron 57 personas al desplomarse un edificio de apartamentos de madrugada. “En cuestión de terremotos, los segundos importan”, alerta Englander.

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No sabemos si el desdén por este programa es porque no hay un condado con población mediana en la costa del Pacífico que votara por él. En cualquier caso, es un peso más para los siete congresistas republicanos de California que tienen que defender sus escaños en 2018.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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