5 fotosLa siesta puede ser dañina: 5 claves para que a usted no le paseUn repaso sobre todo lo que hemos aprendido sobre este plácido hábito de verano 15 ago 2016 - 12:16CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceUn atracón facilitará la somnolencia, así como el abuso de alcohol, pero se trata de una vil trampa. “La digestión pesada provocará un sueño de peor calidad, con microdespertares. Y estar tumbado, a su vez, va a dificultar el proceso de absorción de los alimentos”, contó a BUENAVIDA el doctor Diego García-Borreguero, director del Instituto del Sueño de Madrid.Según el doctor, 10 minutos también tienen beneficios sobre el rendimiento. Lo importante es no caer en el sueño profundo, “porque tendremos sensación de cansancio al despertar y no podremos dormir cuando llegue la noche”. Para ello, los expertos aconsejan practicarla en posición reclinada o incluso al aire libre. “Nuestro reloj biológico nos da un periodo de somnolencia a las ocho horas de levantarnos, y suele ocurrir aunque hayamos dormido bien”, explicó a BUENAVIDA Javier Puertas, jefe del servicio de Neurofisiología y la Unidad del Sueño en el Hospital Universitario La Ribera (Ariza). Dormir cinco horas y compensarlo con una hora de siesta es una pésima rutina. La siesta no viene a solucionar problemas, sino a poner el contador interno a cero para afrontar con energía la tarde, según el experto en cronobiología Jürgen Zulley.Lo ideal es entregarse a ella entre las 16 y 16.30, para que no interfiera en el sueño nocturno, según relata Puertas. Recuerde que alterar el reloj biológico tiene consecuencias indeseadas, como provocar un aumento de peso. “La siesta ni engorda ni adelgaza, porque es demasiado corta para interferir en procesos metabólicos”, apuntó García-Borreguero. Eso sí: hay que hacerlo bien.Como se está despertando, es probable que le apetezca un café. Ignore este deseo. Si lo ha hecho todo bien, tardará un par de segundos en espabilarse y un elemento como la cafeína solo contribuiría al estropicio. “La siesta ya va a ejercer una función estimulante”, subrayó García-Borreguero. No necesita café, té, cacao ni refrescos a partir del mediodía. Opte por algo más en consonancia a la refrescante experiencia que acaba de vivir. “Una siesta es como descender al fondo de una piscina, tocar fondo y volver a la superficie”. ¿A que el cuerpo le pide un buen trozo de sandía?