El ADN perdido de los precolombinos
El análisis genético de las momias precolombinas reaviva los ecos de la “leyenda negra española” con sus evidencias sobre el exterminio de las poblaciones nativas
Los historiadores pueden pasarse otros 500 años discutiendo sobre la leyenda negra, que retrata a los españoles como “excepcionalmente crueles, intolerantes, tiránicos, oscurantistas, vagos, fanáticos, avariciosos y traicioneros”, según el colorido inventario del historiador Philip Wayne Powell. Documentar históricamente toda esa reata de adjetivos, o por el contrario denunciar su exageración o falsedad, no debe ser una tarea simple. Pero hay otro tipo de evidencias históricas, registradas en el ADN de cada una de nuestras células, que resulta de una naturaleza mucho más sustantiva. Y las que se han conocido esta semana van a ser difíciles de asimilar, como puedes leer en Materia.
Los datos, obtenidos directamente de 92 momias y esqueletos precolombinos, aclaran en gran medida la historia de la colonización del continente; la colonización no por Colón, sino por los verdaderos descubridores de América, que llegaron allí 15.000 años antes que las carabelas y sin necesidad de dominar ninguna arte de navegación: aprovechando las postrimerías de la última glaciación, cuando una lengua de tierra se hizo practicable en el actual estrecho de Bering, pasando de Siberia a Alaska con la única ayuda de un buen par de botas.
La historia que cuenta el ADN mitocondrial de las momias –el que solo se transmite por línea materna— es que, poco después de la colonización original del continente, se establecieron por todo él decenas o cientos de poblaciones pequeñas y aisladas entre sí. Y el hecho más llamativo es que ni uno solo de esos linajes de ADN mitocondrial se ha podido encontrar en las poblaciones nativas actuales. Algunas momias tienen poco más de 500 años, de manera que todo indica que las poblaciones a las que pertenecían desaparecieron después de la llegada de los españoles al nuevo mundo.
El cuadro sigue pintando muy negro, pero ya no se trata exactamente de una leyenda. O hay una explicación alternativa para la desaparición de todos aquellos linajes mitocondriales –y tendría que ser una explicación en verdad muy extraña— o la lista de adjetivos de Powell puede haberse quedado incluso corta. El pasado cada vez encuentra más fácil volver a nuestro encuentro. Qué pesadilla.
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