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Ni cuentos ni escaqueos: la alergia al 'running' existe

La vibración y el aumento de temperatura desencadenan incómodas urticarias que impiden hacer deporte

Viendo la reciente euforia por el atletismo popular cuesta creer que quien no corre no lo haga por afán de llevar la contraria o de sedentarismo. Ni porque, sencillamente, no le vea la gracia a lo de dar zancadas a toda velocidad enfundado en prendas sintéticas, ceñidas y en tonos fosforitos. Pero sí. Hay un pequeño grupo de humanos que cuenta con una buena excusa: son alérgicos. En concreto, padecen urticaria vibratoria. “Es una forma muy rara de alergia. Quienes la sufren, en cuanto someten toda o alguna parte de su cuerpo a alguna vibración fuerte, como es el constante choque de los pies contra el suelo, se hinchan”, explica la doctora Marta Ferrer, miembro del Comité de Alergia Cutánea de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).

“Es una forma muy rara de alergia. Quienes la sufren, en cuanto someten toda o alguna parte de su cuerpo a alguna vibración fuerte, como es el constante choque de los pies contra el suelo, se hinchan” (Marta Ferrer, alergóloga)

No solo les sucede a los corredores. “También se han dado casos de conductores a los que se les desencadena esta reacción con la trepidación del volante o a trabajadores de la construcción que manejan martillos neumáticos”. Otros síntomas posibles son dolor de cabeza, visión borrosa y hasta un sabor metálico en la boca. También se puede desencadenar al viajar en un vehículo en un tramo de baches, al aplaudir o al secarse violentamente con una toalla. Los efectos suelen desaparecer al cabo de la hora. Así lo señalan desde el Instituto Nacional de la Salud de EE UU, donde un grupo de expertos en inmunología, genetistas y microbiólogos acaba de dar con el motivo de este raro desorden inmunológico: una mutación genética en el gen ADGRE2. “Este hallazgo pone de manifiesto la importancia de los estudios multidisciplinares para desentrañar los misterios médicos. Sobre todo, el enorme potencial de las nuevas técnicas genómicas”, afirma el doctor Dan Kastner, coautor del estudio y director de Programa de Investigación del Instituto Nacional para el Estudio del Genoma Humano (NHGRI). Los resultados de este estudio se publicaron el pasado 3 de febrero en New England Journal of Medicine.

Por exótica que parezca, hay otra forma de alergia igual de sorprendente y mucho más frecuente de lo que se cree: la urticaria colinérgica. "Al aumentar la temperatura corporal aparece una urticaria que pica mucho, normalmente, en el tronco, aunque puede brotar en cualquier parte del cuerpo. Llama la atención en el caso de los deportistas, pero sucede por igual en trabajadores que pasen mucho tiempo en espacios muy calientes, como panaderos o cocineros. Incluso en ciudadanos que tienen que apretar el paso para coger el autobús y, de pronto, sienten que todo el cuerpo les pica”, revela la doctora Ferrer. Actualmente, lidera un estudio en colaboración con varios hospitales españoles para saber más acerca de esta curiosa forma de urticaria. Los resultados se conocerán a mediados del año próximo. “Estamos trabajando con un anticuerpo recientemente aprobado para otro tipo de urticaria. La ventaja frente a los antihistamínicos es que no se administra un fármaco al paciente y, por tanto, no tiene los efectos secundarios de aquel. Esto es muy relevante para los atletas, ya que podrían librarse de una urticaria que, en los casos más severos, les impide totalmente ejercitarse porque es imposible hacer deporte y que no suba la temperatura corporal”. Ante la pregunta obligada de si este tipo de terapias podría dar positivo en el test de antidopaje, la respuesta es contundente: “En absoluto, ya que solo se trata de tratamientos inmunológicos”.

Por exótica que parezca, hay otra forma de alergia igual de sorprendente y mucho más frecuente de lo que se cree: la urticaria colinérgica

¿Se puede padecer una alergia colinérgica y no ser consciente de ello? “En los casos más leves, quienes la padecen aprenden a vivir con ella: procuran no sudar, no pasar calor, si han de hacer deporte lo hacen solo cuando el tiempo es fresco… Pero, sin duda, es muy limitante”. En cuanto al número de afectados en España, la doctora reconoce que no hay estudios epidemiológicos, "pero si la urticaria crónica afecta a entre un 0,5 y un 1% de la población, la prevalencia de la colinérgica tal vez esté en torno a un 0,2 - 0,1%”. Ferrer señala otro tipo de urticaria que también puede obligar a colgar las zapatillas: la urticaria por presión. “Es parecida a la vibratoria. Sucede, por ejemplo, cuando alguien camina por la playa y, al cabo de seis horas, aparece un edema en las plantas de los pies. O cuando se inflaman las yemas de los dedos después de cargar con bolsas pesadas”.

Hasta aquí, las alergias raras que sirven como pretexto para mantenerse alejado del running. Pero hay otra más frecuente. Y no, no se trata de las consabidas gramíneas primaverales. “En invierno polinizan las cupresáceas. La más conocida es el ciprés, pero la arizónica de los setos también pertenece a esa familia. Los síntomas (picor y enrojecimiento de los ojos, lagrimeo, secreción líquida y clara, estornudos…) pueden confundirse con los del catarro. La recomendación es que, en caso de perdurar esa sintomatología varias semanas, se acuda al alergólogo. Una vez diagnosticada puede tratarse con inmunoterapia mediante vacunas de extractos de pólenes que desensibilizan. El éxito de estos tratamientos ronda el 70-80%”. Una vez más, “ni dan positivo ni merman el rendimiento. Todo lo contrario, van a mejorar mucho al poder respirar sin impedimentos”.

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