La verdadera gema tecnológica del Sur

Se llama Tigele Mokobi y debe de ser el gestor de relaciones públicas y comunicaciones más eficiente y veloz del planeta. Trabaja para el Botswana Innovation Hub (BIH), en Gaborone, la capital del país. Cuando recibe un cuestionario vía email sobre el centro de innovación tecnológica (tech hub) para el que trabaja, lo completa y devuelve, documentado con las imágenes pertinentes, en apenas 24 horas. Es el encargado de comunicación perfecto para el flamante edificio nuevo que estrenan en agosto de este año, al tiempo que su país celebra el medio siglo de independencia de la dominación colonial británica. Gaborone alternará la tradicional industria de los diamantes y los circuitos turísticos en torno a la figura literaria de la detective Precious Mma Ramotswe con el trabajo puntero en nuevas tecnologías. Aspira a ser la incubadora de proyectos innovadores tecnológicos del país. Quizás de la región. Ya ejerce de referencia económico y de estabilidad política en el sur del continente. Entre otras cosas.

“La construcción del Edificio Icon del BIH, en el Parque de la Ciencia y la Tecnología (STP), comenzó en agosto de 2014”, teclea Tigele Mokobi, transpirando orgullo y entusiasmo. “El Edificio Icon pretende atraer a start-up [empresas innovadoras relacionadas con la tecnología] y multinacionales globales. Reunirá a inversores e investigadores en los sectores de biotecnología, tecnología de la información, energía y medio ambiente, tecnología minera y sistemas de conocimiento local, además de un centro de desarrollo para emprendedores, la incubadora. Ocuparemos 57 hectáreas del bloque 8 del STP”.

El BIH pertenece íntegramente al Gobierno de la República de Botsuana. Es producto de un plan: la Estrategia Nacional de Excelencia de 2008, que proponía diversificación económica, creación de empleo e implantación de una economía basada en el conocimiento. Su misión es desarrollar capital y actividades avanzadas de innovación en ciencia y tecnología atrayendo innovadores, canalizando los servicios de apoyo necesarios para su trabajo y mejorando el clima de inversión. Le guía un plan ambicioso, que incluye mejorar la competitividad del país a través de fórmulas basadas en el conocimiento local y la innovación tecnológica, dar valor añadido a compañías locales, promover el emprendimiento y la transferencia de conocimientos y atraer empresas y compañías innovadoras de más allá de las fronteras botsuanas.

Tigele Mokobi precisa que el Gobierno botsuano puso los cimientos de la innovación del país con su primer Programa en Ciencia y Tecnología en 1998. El Ministerio de las Ciencias de la Comunicación y la Tecnología nació en 2003, mientras que su homólogo español se creó cinco años más tarde y hoy se integra en el de Economía y Competitividad. El departamento botsuano nació con la función específica de establecer estrategias para poner la innovación al servicio del desarrollo económico. El país completó su Plan Nacional de Investigación en Ciencia y Tecnología en 2005, identificando áreas de trabajo en línea con los recursos previos disponibles a través de investigadores e instituciones dedicadas al desarrollo. El programa actual en la materia arrancó en 2012 y finaliza este año, incluyendo estructuras administrativas, fondos, instrumentos y proyectos específicos. La Universidad Internacional de la Ciencia y la Tecnología y varios institutos y facultades están dando sus primeros pasos.

“El Gobierno botsuano también favorece las sinergias entre administraciones públicas, instituciones de enseñanza, sector privado, industria y negocios a través, precisamente, del BIH”, apunta Mokobi. La creación de capital humano, el reconocimiento de los sistemas de conocimiento local y la protección de la propiedad intelectual son aspectos básicos de su trabajo. Hoy el BIH aglutina a 60 socios y entidades y es miembro de pleno derecho de la Asociación Internacional de Parques Científicos y Áreas de Innovación.

¿Sus desafíos? “La dificultad de atraer la inversión extranjera directa por el alto coste de hacer negocios en un país sin mar, el estatus de renta media del país que le descalifica para la asistencia de donantes y mano de obra no cualificada”, enumera Tigele Mokobi, que también afirma que el BIH es una referencia en países como Kenia, Sudáfrica o Ruanda.

“Tenemos un buen plan de inversiones de responsabilidad social y contribuimos al bienestar de nuestros ciudadanos construyendo casas para la población vulnerable, además de proveer energía solar a comunidades pobres y soluciones sanitarias a comunidades alejadas”, señala. “También participamos en la iniciativa anual de Naciones Unidas El Día de las Niñas en las TIC, que busca sensibilizar a niñas y mujeres jóvenes sobre las posibilidades que les ofrecen las tecnologías de la información y animarlas a seguir estudios en este campo. Además creamos productos para ahorrar agua y otros tipos de servicios a través del programa de Tecnologías Limpias. En relación a la juventud, Botsuana sufre desempleo juvenil como sucede en el resto del mundo. El BIH inició intervenciones dirigidas a ellos que incluyen Cafés de la Innovación, con sesiones de trabajo común y creación de capacidades, campañas de educación pública, transferencia tecnológica, talleres y conferencias y competiciones como los hackathons [encuentro de informáticos para elaborar desarrollos colaborativos]”.