Trágica historia de los Balcanes
Nina Bunjevac relata en el cómic 'Patria' la terrible historia de su familia en la antigua Yugoslavia
Durante la Segunda Guerra Mundial, Yugoslavia vivió su propia tragedia dentro de la inmensa destrucción que se abatió sobre Europa. Además, como relata Nina Bunjevac en Patria (Turner), el cómic en el que narra su infancia y a la vez la historia de su país de origen, no acabó ni mucho menos en 1945. En la estela de tebeos como Persépolis, de Marjane Satrapi, o incluso Maus, el clásico de Art Spiegelman sobre el Holocausto, Bunjevac (Toronto, 1973) utiliza un sólido e inquietante blanco y negro para bucear a la vez en su infancia y en el drama que se apoderó de su familia mucho antes de que ella naciera. Patria arranca con la fuga de su madre –que solo pudo llevarse a dos de sus tres hijos, a la propia Nina y a su hermana Sarah– desde Canadá hasta Yugoslavia ante el temor creciente que le producían las actividades de su padre, Peter, un ultranacionalista serbio fanático y violento.
A partir de ahí, describe a la vez la Yugoslavia de Tito –una implacable dictadura comunista, pero abierta a Occidente– y la historia de este país que desapareció en los años noventa en medio de un delirio de muerte y nacionalismo: formado por pueblos de un mismo origen y una misma lengua, se fueron separando poco a poco a lo largo de los siglos.
Durante la II Guerra Mundial, Yugoslavia no solo vivió un enfrentamiento armado propio, entre comunistas y nacionalistas, sino que el Estado fascista croata desencadenó un genocidio contra judíos, gitanos y serbios. Esta persecución fue constantemente esgrimida, mezclando temores reales, pero también incitados, para azuzar las guerras civiles que desintegraron el país. Patria es sobre todo un cómic que resume lo que significó para demasiadas familias el siglo XX: una irrupción brutal y sangrienta de la historia en su vida cotidiana.
Retrato en 'flashback'
Peter Bunjevac ocupa la cubierta de ‘Patria’ (Turner), la segunda novela gráfica de su hija. Nina Bunjevac reconstruye la vida y el legado de un padre al que apenas conoció y cuya deriva extremista –murió mientras fabricaba una bomba– se comprende mejor repasando la traumática historia de los Balcanes.
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