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EL PULSO
Columna
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Carmen Balcells: ¿segundo origen?

La agente literaria ha encontrado en Guillem d'Efak a un sucesor que se hizo a sí mismo

Guillem d'Efak, de 36 años, ha sido designado por la mítica Carmen Balcells para continuar el trabajo al frente de su agencia literaria. Representa a García Márquez y Vargas Llosa.
Guillem d'Efak, de 36 años, ha sido designado por la mítica Carmen Balcells para continuar el trabajo al frente de su agencia literaria. Representa a García Márquez y Vargas Llosa. Gianluca Battista

Guillem d’Efak nació con vocación de estrella. Hijo de un famoso cantautor mallorquín y de la mujer que dirigió la primera granja escuela de Cataluña, a los 13 años protagonizó algunos capítulos de Mecanoscrito del segundo origen, una serie catalana de ficción apocalíptica. “Mi madre vio que me estaba volviendo muy chulo y cortó mi carrera de actor”, me cuenta mientras se toma un té, equilibrio para combatir el estrés, “pero yo no recuerdo gran cosa: era muy fácil actuar sin ser consciente de que lo hacías”. Lo que hacía su personaje era, ni más ni menos, que perpetuar la especie humana. Ahora en cambio, a los 39 y en la vida real, padre él mismo de dos criaturas, su nuevo papel sí comporta una gran conciencia: desde hace unos meses dirige la agencia literaria Carmen Balcells.

Para alguien que se ha pasado la mayor parte de su vida generando sus propios proyectos, es extraño convertirse de pronto en el continuador del de otra persona. A los 25 fundó Musealia, el primer portal de museos de España. Tras realizar cursos de doctorado en Historia y un par de másteres –en Barcelona y en Boston– de gestión cultural, impulsó Itinera Plus, pionera en diseño de rutas culturales (inventó la de La catedral del mar), trabajó en el Metropolitan y en el departamento audiovisual de RBA, y creó su propia editorial, la asociación Tria Llibres. Un día lo llamó un cazatalentos: “¿Buscas trabajo?”. Él respondió lo que le había enseñado su madre: “No. Pero hay que decir siempre ‘depende”. Así terminó en la oficina de Balcells, con el encargo de dibujar el futuro de la empresa: “Un futuro digital, en el contexto de la crisis económica, del Big Data, del libro enriquecido, en que nos convirtamos en prescriptores y en que explotemos nuestro archivo y nuestro prestigio”.

Un archivo y un prestigio que se deben a ese mito viviente de la cultura española, ahora con 83 años a cuestas, que hace tiempo que amenaza con jubilarse. Sus dudas son las de nuestra época: todo vibra y hay quien interpreta que esas vibraciones no son excitación sino estertor. Terminó la era de los grandes anticipos y de las tiradas exageradas. Voces airadas proclaman también el fin de los intermediarios. Murieron Cortázar, Cela, Vázquez Montalbán y Terenci Moix. Y los autores de best seller hispanoamericanos que la agencia representa son todos ancianos.

En ese contexto se entiende la apuesta de Balcells por alguien que, como ella, se ha inventado a sí mismo. Tras un tiempo como secretaria en ámbitos que nada tenían que ver con la literatura, hace casi 60 años que entró a trabajar en la agencia del escritor Vintila Horia. Después se establecería por su cuenta y, ni corta ni perezosa, cambiaría las reglas del juego de los derechos de autor y de la traducción globales. Es muy probable que sin ella la literatura en español atesorara menos premios Nobel.

Siempre ha habido disparidad de opiniones sobre las segundas partes: que si nunca fueron buenas, que si siempre son una nueva oportunidad. La novela original de Manuel de Pedrolo se convirtió en aquella serie catalana de los ochenta. Y ahora se ha transformado en una superproducción, obra póstuma de Bigas Luna, titulada Segundo origen. El escritor optó por “mecanoscrito” en lugar de “manuscrito”. Ahora, en pleno apocalipsis de lo que entendíamos por edición, también desaparece esa palabra.

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