_
_
_
_

Los desconocidos grados universitarios duales: la empresa imparte clase al alumno en su sede

Muchos campus quieren replicar el modelo de la Universidad del País Vasco: en algunos campos hay más compañías interesadas que alumnos asalariados con el perfil adecuado

grados universitarios duales
Los universitarios Ekain Velado (izquierda) y Ricardo Ferraz, en la sede del rectorado de la Universidad del País Vasco en San Sebastián, el 28 de marzo.UPV-EH
Elisa Silió
San Sebastián -

Mucho se ha escrito de la emergente FP Dual ―los alumnos reciben un sueldo mientras hacen las prácticas―, pero apenas se sabe nada de los grados universitarios duales a los que el Ministerio de Universidades quiere dar un espaldarazo. La dinámica es muy diferente. El universitario recibe una parte de la docencia en la empresa en la que trabaja mientras estudia, gracias a un complicado engranaje logístico ―por ese motivo no puede haber muchos inscritos― entre la facultad, la empresa y el alumno para encajar el aprendizaje de la materia en el día a día de la compañía, fábrica u organismo público. La Universidad del País Vasco (UPV-EH), que oferta ya 240 plazas nuevas cada curso en 12 grados y tres másteres duales, se ha convertido en el faro que alumbra a otros campus. Para compartir su experiencia ha celebrado ya dos congresos de formación dual a los que han acudido universidades de toda España; aunque sus organizadores reconocen que otras autonomías no tienen el tejido industrial de Euskadi y el histórico compromiso de sus empresas con la educación, lo que complica la puesta en marcha de los títulos duales.

Ricardo Ferraz llegó al grado de Administración de Empresas en San Sebastián desde un grado de FP en Administración y Finanzas. Él no optó por la formación dual entonces, pero le atraía la combinación de docencia y experiencia práctica con un salario. Así que se postuló con suerte para el dual universitario. “Creo que el dual es un premio cuando tienes claro a lo que te quieres dedicar. En mi caso, contabilidad; en la carrera se aprende mucho, pero de muchas áreas. Con el dual se amolda la formación a las necesidades de la empresa y para mí ha sido muy provechoso, me quedan un par de meses y el trabajo de fin de grado [TFG]”, prosigue el estudiante que trabaja en el servicio de auditoría de Deloitte junto a otra compañera de la carrera. Su traje de ejecutivo lo delata.

Aunque Ferraz reconoce que no es un itinerario para cualquiera, pues exige mucha disciplina y esfuerzo. “A algunos compañeros no les gustaría tanto volumen de trabajo, porque tienes que hacer los deberes, estudiar para tus exámenes y, a su vez, responder a la empresa. En lo que mis profesores me insisten mucho es en que tiene que ser un proyecto académico y yo sigo siendo un estudiante y tengo mis obligaciones”.

Erlantz Allur, director de Prácticas, Formación Dual y Empleabilidad de la UPV-EH, explica que con la formación dual pretenden “fomentar la autonomía, creatividad y responsabilidad del alumno y, a su vez, conocer las relaciones laborales que tienen lugar en la empresa”. Además, a la larga, sostiene que “mejora las relaciones entre la universidad y el tejido industrial”. La idea no partió de ellos, sino del centro adscrito a la universidad IMH – Instituto Máquina Herramienta, de Elgoibar (Gipuzkoa)— que lanzó en 2011 un grado en Ingeniería en Innovación de Procesos y Productos junto a empresas dedicadas a la innovación tecnológica. En sus facultades empezaron a gestar el dual dentro de una estrategia del Gobierno vasco universidad-empresa a través de la investigación, la formación dual o los doctorados industriales.

Durante años la UPV-EH tuvo problemas para insertar estas titulaciones en un marco normativo, pero un nuevo decreto de organización de las enseñanzas universitarias de 2021 le otorga ahora el respaldo legal que le faltaba. “Por primera vez podemos dar ciertas garantías jurídicas a las empresas de formalizar esta relación laboral entre alumno y empresa”, apunta el director. Esta apuesta puede servir para que otras universidades se animen a dar el salto. La Universidad Pública de Navarra abre el curso que viene en dual Ingeniería Térmica; la Universidad de Lleida ofrece los grados de Arquitectura y Educación Primaria, y distintas privadas también han incluido estos estudios a su catálogo (Deusto, Navarra y Mondragón).

Existe dos tipos de titulaciones con este modelo, que se aplica en la UPV-EH a Administración de Empresas, algunas ingenierías, Publicidad, Sociología, Periodismo o Relaciones Laborales y Recursos Humanos: las que son duales todos los cursos y afectan a todos los alumnos del grupo; y las de itinerario, en las que un grupo de alumnos escogidos de la clase cursan tres estancias en una empresa entre el tercer y el cuarto curso (aproximadamente 1.200 horas). Nueve de cada diez se quedan luego en la empresa. Durante la carrera, los estudiantes reciben el salario mínimo ―entre 1.000 y 1.200 euros, en proporción a las horas que trabajen― bajo el paraguas del contrato para la formación dual universitaria que se recoge en el Estatuto de los Trabajadores.

A principios de tercero de carrera ―en el caso de los títulos con itinerario dual, no desde primer curso― los alumnos interesados escriben una carta de motivación ―pueden ayudarles técnicos de orientación, pendientes también de su día a día― y se preselecciona a un grupo teniendo también en cuenta sus notas. Estos candidatos son entrevistados en la facultad y en la empresa. Muchos no consiguen plaza, porque la empresa o la universidad considera que no cumple el perfil o porque hay demasiados candidatos. “A veces el alumno luego se echa atrás porque ve que el proyecto que le proponen es demasiado ambicioso”, reconoce Allur. En algunos campos hay más demanda de las empresas que estudiantes y eso permite a la UPV-EH afinar lo que quieren.

Si el alumno es escogido, la universidad firma un contrato de colaboración con la compañía o el organismo público y se le asigna un tutor en la universidad. Junto a este, el estudiante esboza un plan de trabajo inicial y acuerda cómo se van a computar las horas de trabajo. Además, el joven tiene que cursar dos asignaturas puente sobre herramientas de gestión, competencias orales y escritas, y a veces algunas específicas de ese grado.

En la empresa dispone de la orientación de un instructor. “Como profesor me tengo que asegurar de que los contenidos que va a trabajar en la empresa van a ser aquellos que dentro de asignaturas habituales se darían y viceversa”, explica Allur que es también tutor. “La persona instructora tiene que certificar que los contenidos que están viendo en el aula sirvan luego directamente para la empresa. De ahí que se necesita mucha coordinación”, prosigue. En la nota final de la asignatura se tiene en cuenta la valoración del profesor, de la empresa y la autoevaluación del alumno, que asegura el director no es tan alta como cabría esperar.

Ekain Velado estudia cuarto de Ingeniería de Organización Industrial en Bilbao y trabaja en Ingemat, una compañía de automatización robótica. Asegura que repetiría la experiencia. Tiene un instructor que le ha derivado al compañero especialista en la asignatura que cursaba. “Yo al principio tuve tres días completos en la empresa y dos en clase. Ahora solo voy dos tardes a la universidad por una asignatura. Hay que echarle horas y te cargas de responsabilidad, y es verdad que te olvidas un poquito de la universidad, porque te ves ya en el mundo laboral”, admite entre risas. Ricardo Ferraz asiente. “En ingeniería es muy común irse de Erasmus, que no es compatible con el dual, pero yo puse en la balanza los dos, y llegué a la conclusión de que el dual me iba a abrir muchas más oportunidades en el futuro”, añade el pronto ingeniero.

Velado cree que las empresas lo plantean “muy bien”: “Te dicen ‘tienes que hacer esto’, y te dejan la libertad de buscarte la vida para ver cómo lo haces. Luego ellos te corrigen o te dicen cómo lo harían, pero te dejan equivocarte y así el alumno y la empresa aprenden”.

Puedes seguir EL PAÍS EDUCACIÓN en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_