Las universidades privadas se quedan con el negocio de los másteres y casi sobrepasan a la pública
En 2021 bajaron los estudiantes en la pública un 5,7%, mientras subían un 15,4% en los campus de pago, según el informe de la Fundación Conocimiento y Desarrollo
España vive una fiebre por cursar un máster porque desde que el Plan Bolonia estableció en 2006 una diferencia entre grado de cuatro años (más generalista) y posgrado de uno (más específico). Las empresas ya no se contentan con una carrera, antes de cinco años, y en esta nueva línea de negocios las universidades privadas, que son minoritarias en número (50 contra 40 campus) y alumnado (un 17% en grado), se están quedando con casi todo el pastel. Tanto es así que, durante el curso 2019-2020, el número de egresados de másteres oficiales se incrementó prácticamente un 15% en comparación con el dato del curso anterior, según el Informe CYD 2021/2022 presentado este miércoles en Madrid. En 2020-2021 continuó la tendencia, con un 3,2% de alumnos más (hasta los 135.419 titulados), pero con una gran diferencia entre la titularidad de las universidades, porque mientras en las públicas bajaban los matriculados un 5,7%, subían un 15,4% en las privadas.
Este crecimiento sitúa a los campus privados muy cerca de los públicos, con un 47% del estudiantado en sus aulas. Previsiblemente, por su enorme inversión en posgrados desde 2006, el sorpasso será cosa de muy poco tiempo. Este 47% se desglosa en dos partes: el 22% son alumnos de la privada presencial y el 25% de las privadas a distancia. Al Gobierno le preocupa el nivel formativo e investigador de gran parte de estos campus en remoto, y tiene su reflejo en la criba de calidad que tendrán que pasar todas las universidades, concebida en gran parte para obligarlas a mejorar sus parámetros.
“Vemos que las universidades privadas en España se han orientado hacia los másteres, mucho más que en nuestro entorno”, reflexiona Ángela Mediavilla, directora del departamento técnico de FCyD. “Y si cada vez hay más privadas y cada vez despliegan más títulos, es normal que el porcentaje de alumnado crezca”, añade.
En el caso de las privadas online, enfocadas a los másteres habilitantes obligatorios para ejercer, Mediavilla sostiene que está muy vinculado a “la flexibilidad que da estudiar a distancia”.
Hay un requisito que cumplir del decreto de creación y conocimiento de las universidades, una criba de su calidad, que puede frenar sus planes en máster de las privadas, pues obliga a que la mitad de los alumnos matriculados sean de grado.
Las mujeres, como en el grado, son mayoría en los másteres oficiales (58,6%) y su presencia aumenta en las aulas lentamente, un 1,6% más que hace un lustro. El porcentaje de alumnos extranjeros sí sorprende, son ya uno de cada cinco, y provienen en su mayoría de Latinoamérica (64%) y lo cursan en remoto. Y también resulta remarcable cómo cada vez los universitarios tardan más en cursar el posgrado, de forma que son mayoría los que cursan el título entre los 25 y los 30 años (36,2%), seguidos de los menores de 25 años (34,3%). Estos han bajado tres puntos en un lustro.
El perfil del inscrito está muy definido. Tres de cada 10 cursan un posgrado de Educación porque en su mayoría son universitarios que quieren ejercer de profesores de instituto o escuela de idiomas y necesitan un máster que les habilite. Los puestos en las aulas presenciales son escasos y también en la Universidad Nacional a Distancia, que depende del Ministerio de Universidades, por eso según un sondeo hecho por este diario la pública recibe ocho veces más solicitudes de las que acepta, dejando campo libre para el gran negocio: el 31% de los matriculados en un posgrado de Educación se ha inscrito en una privada presencial y un 25% en privadas online que imparten clase a cientos de alumnos a la vez. El porcentaje privado es también alto en el campus de la informática (40% en la virtual y 7% en la física) y la psicología para ejercer en el campo sanitario (54%). En las ciencias sociales (Derecho y Económicas) las privadas acogen al 59% de los inscritos, pero los MBA, los másteres por antonomasia, han perdido un 1,5% de su alumnado en cinco años, una cifra pequeña pero muy significativa.
El mundo cambia tan rápido que el máster ya no es la panacea. “Las compañías son conscientes que no es fácil encontrar al empleado perfecto, por ello buscan alternativas en formación interna o reskilling [recapacitación] a nuevas incorporaciones. Y es importante no permitir la exclusión del talento senior”, afirmó recientemente Ángel Sáenz de Cenzano, director de LinkedIn en España y Portugal, en una charla sobre futuro laboral organizada por FCyD.
Existe también el riesgo de convertir en grados estudios que deberían de ser másteres complementarios de una formación más generalista. “Estamos creando grados tan específicos que corremos el riesgo que, si esa tecnología desaparece, sus estudiantes no encuentren empleo”, alertó José Ángel Narváez, rector de la Universidad de Málaga en ese acto. “Hay muchos títulos, tendríamos que hacer reflexión y ordenar, clarificar y adaptar la oferta de títulos a la oferta del mercado”.
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