El 40% de hogares más ricos se queda con la mitad de la rebaja del IVA alimentario
El Banco de España alerta del golpe sobre las rentas bajas del encarecimiento del carrito de la compra
Tener más dinero supone una mayor capacidad de gasto, pero también de ahorro. Estas dos caras de la misma moneda han sido protagonistas de encendidos debates en los últimos meses, a raíz de las ayudas diseñadas por el Gobierno para mitigar la espiral inflacionista. Entre ellas está la rebaja del IVA aplicada a algunos alimentos de primera necesidad, que entró en vigor a principios de este año y que no discrimina por ingresos familiares: del mismo idéntico descuento se benefician tanto los más ricos como los más pobres, lo que genera una inevitable distorsión. “Cinco de cada diez euros que se dejaron de recaudar fueron a parar al 40% de hogares con mayor capacidad económica”, detalla un informe publicado este jueves por EsadeEcPol y titulado La reducción del IVA en los alimentos básicos: evaluación y recomendaciones.
De hecho, las familias españolas son las más expuestas entre las europeas a la inflación de los alimentos, que suponen el 25% de la cesta de consumo de los hogares, frente al 20,9% en la eurozona, según un informe del Banco de España. El supervisor explica que el acusado repunte de los precios de estos productos supone una fuente de preocupación por dos motivos principales. En primer lugar, el encarecimiento de los productos “de primera necesidad” puede implicar un riesgo para el acceso a una alimentación saludable y obligar a reducir el gasto en otro tipo de bienes o servicios, especialmente para las familias con menores niveles de renta. En segundo lugar, el gasto en alimentos se realiza con una frecuencia mayor que otro tipo de gastos, por lo que la evolución de sus precios influye con especial intensidad en la formación de expectativas de inflación de los consumidores.
Ante la ola inflacionista, el Gobierno redujo de forma temporal del 4% al 0% el IVA de productos básicos como el pan, la leche, los huevos, la fruta o la verdura; el aceite y la pasta pasaron a ser gravados del 10% al 5%. La medida, en vigor desde el 1 de enero, habría logrado rebajar la presión sobre la cesta de la compra —al menos en los primeros dos meses de su aplicación—, según el estudio que publica EsadeEcPol: entre enero y febrero, el descuento fiscal se ha trasladado “en su gran mayoría” a los precios finales, al menos en las grandes superficies. Pero el grueso del ahorro brindado habría beneficiado a las rentas más altas en cifras absolutas.
El mismo efecto perverso se dio con otras ayudas generalizadas, como la bonificación a los carburantes o la rebaja fiscal de los suministros eléctricos, que no distinguen por renta. Y se debe a que el gasto aumenta a medida que crece la capacidad económica: quien gana más, más dinero destina a compra, y por ende ahorra más con las rebajas impositivas. En el caso del IVA de los alimentos, son 85 euros al año para el 10% de los hogares más acaudalados y 35 euros para el decil más pobre.
Los autores del informe (Miguel Almunia, Javier Martínez y Ángel Martínez), que han llegado a estas conclusiones tras analizar los precios en internet de tres grandes cadenas —que suponen una cuota de mercado conjunta del 40%—, matizan que la medida sí es progresiva respecto al total del gasto. El ahorro estimado es del 0,3% para las familias más vulnerables y del 0,1% para las de mayor renta. Cantidades, sin embargo, que son pequeñas sobre el consumo total, todavía más si se compara con los porcentajes de subida de precios. “Una política focalizada de transferencia de rentas a hogares de renta baja hubiera sido más efectiva desde el punto de vista distributivo, y más barata desde el punto de vista presupuestario”, concluyen.
Este llamamiento ya lo han hecho varios organismos, tanto nacionales como internacionales. Desde el FMI a la OCDE han pedido medidas enfocadas a los más humildes. La Autoridad Fiscal alertó a finales de 2022 que la rebaja generalizada de la fiscalidad eléctrica beneficia más a las rentas altas, que tienen un consumo proporcionalmente mayor. El Banco de España ha estimado que dar 860 euros a las familias vulnerables costaría 4.790 millones, la mitad de lo que el Estado ha dejado de ingresar con las rebajas fiscales generalizadas aprobadas hasta ahora.
Cadena alimentaria
La subida extraordinaria del precio de los alimentos ha agitado el debate sobre si alguien en la cadena alimentaria está beneficiándose de la escalada. El Observatorio de la Cadena Alimentaria, órgano adscrito al Ministerio de Agricultura, acordó este miércoles convocar, a partir de abril, distintos grupos de trabajo para analizar los precios de determinados alimentos. Se trata de actualizar los informes de la cadena de valor del aceite de oliva virgen extra y de la leche, mientras se realizarán nuevos estudios sobre el melocotón y la nectarina, las patatas, el tomate, los cítricos y la miel, “tal y como solicitaban las organizaciones agrarias”, explica el ministerio en un comunicado.
Estos informes son estudios descriptivos del conjunto de costes que intervienen en cada etapa de comercialización por las que pasa un alimento desde su recolección en el campo hasta la mesa, y establecen los valores medios para cada uno de ellos. El objetivo: dar más transparencia a los márgenes a lo largo de todo el proceso.
Representantes de la Administración Central, de las comunidades y de todos los eslabones de la cadena (productores, industria, distribución y consumidores) han participado en la reunión, en la que se ha analizado un informe de la consultora Kantar, en el que se certifica que la escalada de precios ha tenido un impacto notable en el comportamiento del consumidor: compra más veces y menos cantidades, adquiere más marca propia y se ha detectado una reducción de la compra de productos más caros, como carne y pescado.
También se ha analizado un estudio de los catedráticos de la Universidad Autónoma de Madrid Jaime Romero de la Fuente e Ignacio Cruz Roche en el que se refleja que, en 2022, “los precios de venta al público se han encarecido menos que los precios de la industria de la alimentación y los precios de sus proveedores, los agricultores”, explica el ministerio en un comunicado. “El informe también revela que las empresas de distribución minoristas han aumentado sus precios, si bien sus ingresos se incrementan en menor medida debido a que los consumidores han realizado ajustes en sus compras”, por ejemplo, comprando productos más baratos.
El informe de EsadeEcPol alerta de que “es posible que los supermercados corrijan la traslación de rebaja del IVA a los precios a medio plazo”, algo que solo podría analizarse en unos meses. Además, destaca que la falta de información sobre establecimientos minoristas impide conocer el efecto distributivo real de la política. “En cualquier caso, bajo el escenario actual, podemos decir que, si bien la medida ha conseguido, en general, su objetivo en términos de traslación de la rebaja a precios y un efecto redistributivo positivo, gran parte de los recursos destinados a la medida han ido a parar a hogares con rentas altas”, señala.
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