La odisea de encontrar una habitación en un piso compartido: “Estoy dispuesto a pagar hasta la mitad de mi sueldo”
La oferta de viviendas compartidas se reduce por el aumento de la demanda en el centro de las ciudades tras la pandemia
Para Enrique Torre (24 años), mudarse a Barcelona es una carrera contrarreloj. El próximo martes comenzará su nuevo trabajo como educador social, pero todavía no cuenta con una habitación donde vivir. A medida que pasan los días, la búsqueda se hace más desesperada. “La mayoría de los anuncios en los portales están estancados. Les escribes y ni te contestan u horas después directamente desaparecen. No hay tanta oferta como debería”, apunta. Al pasar el verano en su casa en Cantabria, no ha tenido la ocasión de visitar algunas de las viviendas que habían llamado su atención. “Muchos inquilinos quieren conocerte antes de firmar el contrato. Ya me he resignado a llegar a Barcelona sin saber todavía en qué piso me quedaré”, agrega.
Encontrar una habitación se ha convertido en una odisea para muchos. La oferta de pisos compartidos se ha reducido un 45% en el último año, según un reciente informe del portal inmobiliario Idealista. La rápida reactivación del mercado provocada por la vuelta a la normalidad tras la pandemia, el fin de los ERTE y el regreso a la oficina (aunque combinada con el teletrabajo) destacan entre los principales factores que están detrás del desequilibrio entre la demanda y la oferta. Durante la pandemia, con el boom del trabajo en remoto, muchos empleados que vivían en alquiler en las capitales de provincia habían optado por ejercer su actividad desde las afueras. Pero ante la obligación de volver a la oficina dos o tres días a la semana, a muchos ya no les renta vivir en las periferias. “Eso hace que las solicitudes de alquiler en las grandes ciudades hayan repuntado”, señala Francisco Iñareta, portavoz del portal.
La tradición muy arraigada entre los españoles de comprar una vivienda no contribuye a dinamizar el mercado del alquiler. Entre un 70% y un 80% de las personas viven en un piso en propiedad, reflejan los datos de Pisos.com. Y el termómetro de la incertidumbre está más caliente que nunca. Los elevados costes energéticos y los tipos de interés al alza no animan a los propietarios a arrendar sus casas, que además tienen que lidiar con un marco regulatorio vacilante. Ferran Font, director de estudios de Pisos.com, explica: “Para finales de año está prevista la aplicación de la ley de vivienda, que tiene entre sus objetivos buscar la movilización de nuevos pisos para generar más ofertas y limitar los precios en el alquiler. Sin embargo, existen pocos datos públicos y confiables que permitan saber cómo puede afectar esa ley al sector”.
Las variaciones del parque disponible se presentan muy dispares en las capitales de provincia de España. En la mayoría de ellas, el desplome de la oferta ha sido pronunciado este año, con caídas superiores al 50% en Palma (-78%), Barcelona (-73%), San Sebastián (-71%), Málaga (-62%) y Madrid (-59%). La otra cara de la moneda la representan las ocho capitales en las que las habitaciones ofertadas han aumentado con respecto al año pasado. La más beneficiada es Albacete, donde los clientes que busquen alquilar una habitación tienen un 50% más para elegir. No obstante, en el resto de las ciudades los incrementos de oferta son más tímidos: solo en Córdoba, Castellón de la Plana, Cáceres y Almería son del 10%.
Precios al alza
El desfase entre la demanda y la oferta, junto a la galopante inflación, es responsable de una tendencia alcista en los precios. Según el informe mensual elaborado por Pisos.com, la vivienda en alquiler en España tuvo en julio de 2022 un precio medio de 10,24 euros por metro cuadrado, casi un 6% más que el mismo mes del año pasado. El encarecimiento del alquiler hace mella en los bolsillos de los inquilinos, sobre todo en un contexto inflacionista, en el que al repunte de la mensualidad se le suma una cesta de la compra y unas facturas de suministros también más gravosas, advierte Font.
El precio es precisamente el mayor obstáculo para Malena García (23 años). Tras llevar un mes y medio buscando, esta malagueña asegura no haber encontrado un “piso decente” en la capital dentro de su presupuesto: 350 euros mensuales. “¿Cómo puedes conformarte con un frigorífico superpequeño cuando en casa viven cuatro personas o con un solo un baño para siete?”, se pregunta. “Al principio, quería optar por un piso vacío para mudarme con mis amigos, pero casi siempre están gestionados por una agencia inmobiliaria que te cobra unas comisiones y no puedo acarrear ese gasto”, añade. Ahora ya ha abandonado esa idea y espera encontrar cuanto antes una habitación suelta por su cuenta.
La escasa oferta obligó también a Torre a replantearse sus prioridades. “Antes buscaba principalmente en los barrios de L’Eixample, Sants y Gràcia, porque son zonas seguras y tranquilas que ya conocía. Pero he tenido que desprenderme de esa idea y estoy abierto a todo. Cuantos más filtros te pones a ti mismo, más difícil es conseguir algo”, confiesa. El siguiente paso fue revisar su presupuesto, de 450 euros a entre 550 y 600. “Es lo máximo que estoy dispuesto a pagar, ya que es casi la mitad de mi sueldo”, zanja.
San Sebastián, la ciudad con los alquileres más caros
¿Pero cuáles son las ciudades donde los precios de las habitaciones en un piso compartido más han subido en el último año? Tarragona, Almería y Málaga comparten el porcentaje de subida más alto de España (un 20%), mientras que Madrid y Barcelona se apuntan un 14%, según los datos de Idealista. En cambio, solo en tres capitales el precio se ha reducido: Ciudad Real (-4%), Ávila (-3%) y Palencia (-1%).
Con todo, San Sebastián es la ciudad con los alquileres de habitaciones más caros de España (460 euros mensuales de media), seguida por Barcelona (450 euros), Madrid (420 euros) y Palma (400 euros). Por el contrario, Ciudad Real (175 euros), Palencia (200 euros), Jaén (200 euros) y Cáceres (200 euros) lideran la clasificación de las más asequibles.
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