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África: una oportunidad para España, y viceversa

El Gobierno español pone cada vez más esfuerzos en estrechar las relaciones diplomático-económicas con el continente africano

Pedro Sánchez, acompañado por el ministro de Asuntos Exteriores de Angola, Tete Antonio, a su llegada al aeropuerto internacional de Luanda. / EFE
Pedro Sánchez, acompañado por el ministro de Asuntos Exteriores de Angola, Tete Antonio, a su llegada al aeropuerto internacional de Luanda. / EFE

El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, realizó el pasado mes de abril una gira por Angola y Senegal con el objetivo de consolidar sus relaciones económicas y políticas; además de haber visitado anteriormente otros países como Argelia, Mali y Mauritania. Cabe destacar también que sigue pendiente una importante cumbre bilateral en Marruecos desde el pasado mes de diciembre, cuya celebración continúa demorándose por las aparentes restricciones de la Covid-19. A pesar de las limitaciones debidas a la situación pandémica, el presidente del Gobierno español ha ido recuperando paulatinamente su agenda política internacional, en la que ha demostrado el lugar prioritario que ocupa África, siendo el primer Gobierno europeo en hacer una visita al continente en los últimos meses.

Si bien la reciente visita de Sánchez al continente africano ha venido motivada por el nuevo programa de acción exterior Foco África 2023, situado dentro del III Plan África, aprobado en 2019, esta breve travesía por el África subsahariana pone de manifiesto el gran peso de la diplomacia económica y la cuestión migratoria en la política exterior con el continente, expresando así su deseo por reforzar la colaboración con los Estados africanos y aumentar la presencia de España en el mismo.

España lleva poniendo el foco de atención sobre el continente durante las últimas décadas, y no es cosa baladí. África ofrece numerosas oportunidades tras dos décadas de crecimiento económico, especialmente el África subsahariana, lo que se traduce en un atrayente escenario con vistas a un futuro favorable del que el Gobierno español quiere formar parte. En efecto, España pretende abrirse un hueco estratégico en los mercados africanos —considerados los más dinámicos y de mayor potencial en el mundo—, de igual modo que ya vienen haciendo otros actores internacionales como EE. UU., China y Rusia, cuyos intereses respecto al continente se centran en materia de seguridad, infraestructuras e industria, armas, energía y comercio.

Por ello, el Gobierno de España se ha comprometido a colaborar con países africanos para mitigar las terribles consecuencias que ha ocasionado la Covid-19 en África, así como afrontar conjuntamente los desafíos que afectan a ambos, afirmando que «nuestros objetivos e intereses coinciden prácticamente por completo con los de África».

España ha expresado sus claras pretensiones por establecer unas relaciones más horizontales con el continente africano, rompiendo así con el paternalismo de antaño, para que finalmente primen unas relaciones de igualdad. No obstante, sería necesario valorar si los objetivos e intereses de África coinciden realmente con los de España, para que esa cooperación, y unión, sea factible en la práctica. Asimismo, reflexionar acerca de cómo ha gestionado España la pandemia y si, de alguna manera, ha contribuido a mejorar la situación del continente en este contexto de crisis sanitaria. Por ejemplo, España podría jugar un papel clave para facilitar el acceso a las vacunas al continente, dado que los debates actuales de las patentes han puesto de manifiesto la gran demanda por parte de los Estados africanos, entre otros. Solo si se consolidan este tipo de acuerdos con los países africanos, articulados en torno a esos principios, podría terminar de concretarse esa realidad que afirma el Gobierno español.

Mercados hacia el exterior

Tanto Angola como Senegal son Estados africanos poseedores del estatus de países de asociación en el III Plan África. Angola es un país petrolero, cuya economía rentista depende principalmente de este recurso natural, por lo que pretende diversificarse en sus actividades económicas, suponiendo así un potente socio comercial para España y las empresas españolas, a través del cual diversificar sus mercados hacia el exterior. Por ello, Sánchez, en su reciente visita a la capital angoleña, Luanda, ha ido acompañado de numerosos empresarios —pertenecientes a Elecnor, AEE Power, Airbus, TSK, Riu, Globaltec Desarrollos e Ingeniería, CEOE, entre otras compañías—, a fin de firmar acuerdos comerciales en materia de transporte, pesca, agricultura e industria.

España deberá aunar esfuerzos y alcanzar compromisos a largo plazo con los Estados africanos para hacer frente a las adversidades actuales

Por otra parte, Senegal supone otra prioridad para España dentro del África subsahariana, dada su ubicación geográfica estratégica y la gran comunidad senegalesa residente en España —78.177 empadronados, constituyéndose así como el tercer país europeo con mayor presencia de población senegalesa. Durante su visita, Sánchez se ha centrado en asentar la colaboración con Senegal respecto a la cuestión migratoria, debido al aumento de migrantes africanos llegados a las orillas de las islas Canarias tras las desigualdades pronunciadas por la Covid-19; de ahí que se hayan retomado nuevamente los vuelos de repatriación de la población africana que llegue a España de forma irregular e ilegal.

La breve gira por el continente refleja el interés del Gobierno español por fortalecer las relaciones de diplomacia económica con Angola, que permita una mayor internacionalización de las empresas españolas, y así convertirse en un socio relevante para el continente; y controlar el flujo migratorio mediante acuerdos con Senegal. No obstante, resultaría interesante que España adoptase un enfoque más inclinado en combatir las causas que llevan a la población africana a abandonar sus países de origen en busca de oportunidades, en lugar de aportar soluciones poco sostenibles y duraderas, y que no van especialmente dirigidas a frenar el movimiento migratorio de raíz.

Finalmente, partiendo de estas reflexiones, es indudable pensar que la estabilidad y prosperidad de África será la nuestra también. Por ende, si se desea llevar a cabo las promesas del Gobierno, España deberá aunar esfuerzos y alcanzar compromisos a largo plazo con los Estados africanos para hacer frente a las adversidades actuales.

* Carolina Conde García es analista del Observatorio de Política Exterior de la Fundación Alternativas

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