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Los españoles que quieren volver pero no a cualquier precio

El Gobierno planea lanzar en 2019 una estrategia de retorno para quienes se fueron durante la crisis

Cristina Cartes, de 30 años, en el Parlamento Europeo, en Bruselas, este viernes.
Cristina Cartes, de 30 años, en el Parlamento Europeo, en Bruselas, este viernes.Delmi Álvarez

“Para malvivir en España, malvivo en Berlín”, pensó Belén Lucas, catalana de 33 años, antes de hacer las maletas en 2010, cuando la tasa de paro juvenil en el país superaba el 40%. Desde entonces, esta licenciada en Humanidades que habla cinco idiomas ha trabajado como vendedora, contable, redactora, y más. Ahora se plantea volver a casa, pero para hacerlo necesita que algunas cosas cambien en España: “Si no, solo tendremos estudiantes de Marketing y Economía”. El Gobierno prepara para 2019 un plan de retorno, similar a los que ya funcionan en comunidades como Castilla-La Mancha o Baleares, para atraer a emigrantes como Lucas, que quieren regresar, pero no a cualquier precio.

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Aunque la población española en el exterior ha aumentado un 64% en los últimos 10 años, las bajas consulares también han crecido y han pasado de casi 27.000 en 2013 a cerca de 64.000 en 2017, según datos del INE. Esos datos no son totalmente representativos, porque hay otros fenómenos que influyen en ese número, como el retorno a sus países de origen de ciudadanos latinoamericanos que se habían nacionalizado como españoles o el hecho de que no todos los españoles se registran en los consulados de los países de destino. Sin embargo, dan muestras de que los emigrantes empiezan a regresar. Para los que se están planteando volver, el Gobierno diseña una estrategia para “facilitarles la decisión”, según apuntó la secretaria de Estado de Migraciones, Consuelo Rumí, en octubre durante la presentación del plan, sin dar demasiados detalles sobre el proyecto, que será transversal a diferentes ministerios.

Raúl Gil, cofundador de Volvemos.org, una organización que nació hace dos años para facilitar el retorno de españoles y que asesora al Gobierno en esta iniciativa, da más pistas. “El plan no está hecho, se terminará en enero y se pondrá en marcha un plan piloto entre febrero y marzo”. La estrategia que están siguiendo consiste en reunirse con emigrantes y con empresas para entender cuáles son las necesidades a ambos extremos del mercado laboral antes de concretar las líneas de la nueva política.

SALIDA Y REGRESO DE ESPAÑOLES

Fuente: INE.

“Los sueldos ya podrían ser más altos”, empieza a enumerar Lucas por teléfono desde Berlín. “En España piden demasiada experiencia para trabajos precarios y persiste la idea de que hay que estar agradecido con quien te da un trabajo, como si fuera un favor”, prosigue. “España sigue muy anclada en la cultura de los contactos”, agrega Cristina Cartes, de 30 años, desde Bruselas. Esta licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual de Oviedo se fue hace siete años y desde entonces ha potenciado su carrera en la Comisión y el Parlamento europeos, pero está convencida de que “la experiencia no se computa” en España. Reclama, además, estabilidad: “La precariedad sigue siendo la regla”.

“España sigue muy anclada en la cultura de los contactos”, se queja una emigrante de 30 años

“La [falta de] conciliación, el presencialismo absurdo, las jerarquías, la insuficiente formación”, completa Gil, que también se fue del país durante la crisis. Encontrar un empleo digno es una de las “necesidades básicas” que Volvemos.org y el Gobierno han identificado tras reunirse con españoles en Alemania y Reino Unido, donde está el 14% y el 27,7% de los emigrantes, respectivamente, según datos de la ONG.

El Ejecutivo afirmó en octubre estar impulsando medidas como el plan director por un Empleo Digno para mejorar la situación laboral de los trabajadores. Actualmente, la tasa de paro es del 14,5% y la mayoría de los contratos son temporales. “Las condiciones laborales son una de las razones que nos preocupan”, apuntó Rumí en octubre. “Si [a un emigrante] se le ofrece un trabajo en condiciones inferiores a las del país [en el que está], no va a volver. Va a preferir seguir viviendo lejos de su país”, comentó la secretaria de Estado.

“Si [a un emigrante] se le ofrece un trabajo en condiciones inferiores a las del país [en el que está], no va a volver", dijo Consuelo Rumí en octubre

Gil señala que otra de las demandas de los españoles en el extranjero es que la información sobre trámites administrativos y legales esté accesible y ordenada en una plataforma única. Y precisa un tercer reclamo: “La atención tiene que ser personalizada porque no existe un único perfil de migrante”. La base de datos de Volvemos.org cuenta 8.893 personas interesadas en volver a España distribuidas 114 países. Entre ellos hay ingenieros, científicos, educadores, arquitectos, artistas, periodistas; con hijos, sin ellos; con pareja española, extranjera o sin pareja; estudiantes y séniors. “El plan deberá ser lo suficientemente inclusivo para que atienda a todos los perfiles”, zanja Gil.

Los mediadores, figuras claves

Uno de los planes de retorno pioneros de España, el que se empezó a implementar en Castilla-La Mancha en 2017 y que ya ha ayudado a regresar a más de 300 españoles, se apoya en mediadores para garantizar esa atención individualizada. Se trata de asesores que acompañan el proceso de vuelta de los emigrantes vía Skype a kilómetros de distancia, según explica Laura Maldonado, mediadora de esa comunidad. Maldonado añade: “Les damos información sobre el mercado laboral, sobre la contratación en un sector u otro, y también les ayudamos a controlar las expectativas, porque el retorno se puede dar en un mes o en un año”. “Es un plan costoso desde el punto de vista de recursos humanos, porque requiere formación, pero económicamente es más bien cuestión de voluntad política y de implementación”, apunta Augusto Ramírez, jefe de servicio de Intermediación de la Consejería de Economía de Castilla-La Mancha. En 2018, el equipo que implementó el plan de retorno en esa comunidad contó con un presupuesto de 700.000, el doble que en 2017, y en ninguno de los casos se ejecutó el total.

El Gobierno se ha fijado en planes como este —o como los que están en marcha en el País Vasco, Islas Baleares o Valladolid— para diseñar la estrategia del proyecto nacional. Otros países del sur de Europa afectados por la crisis impulsan iniciativas de retorno similares. Portugal implementó en 2015 Emprendeer2020 para atraer a “jóvenes profesionales altamente cualificados” que quisieran emprender o trabajar para otros; se trata de un plan de dos años que tendrá una segunda edición, según explica una portavoz por correo electrónico. En Grecia, el Centro Nacional de Documentación (EKT, en sus siglas griegas) lanzó en 2017 un plan de “retorno virtual” de emigrantes para “facilitar el networking entre ellos y la economía griega”, señala Dimitri Maragos, coordinador del proyecto.

“Si hay una red que se está moviendo puede haber futuro”, se alegra Belén Lucas. Ella quiere seguir en Berlín un tiempo más. “Me gustaría volver para estar cerca de mi familia. Además, aquí sufrimos mucho el clima y la comida”, comenta, y bromea: “Ya no me apetece comer salchichas. Reflexiona que “hay gente que realmente quiere volver y lo tiene difícil”. “Esto no lo va a resolver un plan de retorno”, advierte Gil. “Pero la gente que vuelve está cambiando las cosas porque vienen con exigencias que son lógicas, empoderados, no aceptando cualquier cosa y pueden ayudarnos a los que estamos aquí”, enfatiza.

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