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Los contratos inferiores a una semana se han duplicado desde 2007

Este tipo de contratación temporal representaba un 15% hace 11 años pero en el mes pasado ascendió al 27%

Un grupo de obreros trabajan en una calle de Sevilla.
Un grupo de obreros trabajan en una calle de Sevilla. PACO PUENTES

La mayoría de los contratos que se firman en España son temporales. El pasado mes de agosto, de 1,6 millones de contratos rubricados, casi un millón y medio tenían fecha de caducidad. Pero, además, con la crisis, los contratos temporales son cada vez más precarios, y no solo en verano. El 27% de los acuerdos eventuales firmados en agosto eran para trabajos de siete días o menos. Hace 11 años, en agosto de 2007, suponían cerca del 15%, según datos del Servicio Público de Empleo Estatal. El exceso de precariedad preocupa a los sindicatos, que denuncian que la reforma laboral agravó la situación.

En agosto de 2018, tan solo un 10% de los nuevos contratos fueron indefinidos: un total de 153.921, según los datos oficiales. Lola Santillán, secretaria de Empleo de CC OO, afirma que lleva mucho tiempo denunciando que la recuperación económica que “ha vendido” el Partido Popular va de la mano de la precariedad laboral. La alta temporalidad, denuncia, genera inestabilidad para los trabajadores y contribuye a que los salarios sean bajos. Además, dificulta que los trabajadores que se ven obligados a encadenar contratos temporales puedan mejorar sus condiciones.

Santillán explica que las empresas han comenzado a usar los contratos temporales como una herramienta para evitar que los trabajadores generen derechos. “En las grandes superficies, por ejemplo, los jóvenes encadenan estos contratos y así la empresa evita que sumen antigüedad en el puesto de trabajo”, dice la sindicalista. Añade que la proliferación de los trabajadores temporales se aceleró con la reforma laboral de 2012 y que se está extendiendo a todos los sectores de la economía. No solo afecta a los trabajadores poco cualificados, como los que abundan en sectores como la hostelería o la construcción. “Desde la reforma laboral de 2012, el empleo se ha precarizado muchísimo, es más fácil para las empresas contratar con fórmulas temporales”, comenta Rafael Fernández Cañas, responsable de UGT.

Lucía, enfermera veinteañera, lleva desde 2016 trabajando en hospitales públicos y ya conoce lo que es la precariedad. “He llegado a tener contratos de 10 días. Muchos de mis compañeros de la universidad también han vivido la misma situación”, afirma. “El verano representa una oportunidad para trabajar en los hospitales públicos, porque hay muchas sustituciones de verano, pero cuando se acaba ya no puedes hacer planes de futuro porque no sabes dónde vas a estar trabajando”, comenta con desilusión.

El caso de Lucía, según asegura Mar Rocha, portavoz del sindicato de enfermería SATSE, no es una excepción. Los profesionales de la sanidad, trabajadores cualificados, sufren especialmente los contratos breves. Según Rocha, uno de cada tres enfermeros trabaja con un contrato temporal. “Hay menos enfermeros trabajando y con una mayor temporalidad”, comenta. La consecuencia, señala, es que la alta tasa de eventualidad que sufren estos profesionales afecta a la calidad del servicio que ofrecen a los pacientes, ya que no se crea una vinculación del profesional con su puesto de trabajo, al tener que cambiar constantemente de hospital.

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¿Hay solución? Santillán, de CC OO, aboga por combatir la temporalidad con una subida a la cotización de los contratos temporales y más inspecciones por parte de la Administración. Precisamente el pasado mes de julio el Gobierno puso en marcha planes de choque para hacer frente los abusos en la contratación temporal y parcial. Inspección de Trabajo cruzó datos con herramientas informáticas y envió durante el mes de agosto más de 70.000 cartas a empresas advirtiéndoles de que podían estar cometiendo fraude laboral. Les dio un mes para solucionar las posibles irregularidades. Si no corrigen los abusos, enviará inspectores, que iniciarán medidas si corroboran el fraude.

Florentino Felgueroso, investigador de Fedea, un centro de estudios económicos patrocinado por las grandes empresas del Ibex, explica que las empresas ya están más penalizadas por utilizar las fórmulas de contratación temporal y eso no les ha disuadido de usarlas. “Desde los ochenta el crecimiento de la temporalidad es tendencial en España. Se utiliza esta fórmula para contratar porque es más sencilla para las empresas”. Este experto afirma que las nuevas tecnologías están cambiando el panorama de las relaciones laborales. “Las aplicaciones móviles permiten que se acuerden contratos muy breves y que se pueda contratar de forma muy rápida”, explica Felgueroso.

La temporalidad siempre ha sido alta en España, el doble que la media europea, recuerda Fernández Cañas, del sindicato UGT. “Se trata de una contratación muy volátil. No es normal que el último día de agosto todos los años haya una destrucción de empleo tan brutal, es algo que no se ajusta a la realidad”, concluye.

Incentivos para reducir la temporalidad

Florentino Felgueroso, experto de Fedea, afirma que el coste de que las compañías despidan y contraten trabajadores constantemente es muy alto para la Seguridad Social, ya que el trabajador pasa un tiempo en el paro en el que cobra la prestación hasta que le vuelvan a contratar. “Un 63% de los trabajadores con un contrato temporal ya había sido empleado por la empresa anteriormente. Tan solo un tercio es contratado por primera vez”. Felgueroso aboga por premiar a las empresas que no utilicen de forma indiscriminada la contratación temporal con una rebaja de impuestos y penalizar fiscalmente a las que abusen de estos contratos.

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