Simeone sobre el cruel resbalón de Julián Alvarez en el penalti: “Quiero creer que el VAR vio que tocó el balón”

Atlético ATM

1₍₂₎

Conor Gallagher 0'

Real Madrid RMA

0₍₄₎

Finalizado

Un resbalón que provocó que Julián Alvarez diera dos toques e invalidara su penalti, según el colegiado, avisado por el VAR. El larguero repelió el de Llorente e invalidó el que Oblak detuvo a Lucas Vázquez. El meta esloveno tocó el definitivo de Rüdiger, pero no pudo evitar otra dura derrota ante el eterno rival en la Champions. Como en la final de Milán, el Atlético vivió otro cruel episodio. “No quiero hablar de mala suerte, hicimos un partido increíble, llegamos a los penales, el árbitro dice que Julián toca la pelota con el pie de apoyo, pero la pelota no se mueve. Quiero creer que en el VAR lo han visto”, dijo Simeone sobre el fatídico lanzamiento de su compatriota. “Estoy contento porque competimos de una manera ejemplar, no hemos podido ganar, pero ellos dirán que lo parón mal todas las veces que nos ganaron. Se acordarán de nosotros, dirán, estos nos la pusieron jodido siempre”, se consolaba Simeone. Los gestos de Simeone reclamando una ovación para sus jugadores fueron el epitafio de un partido que se le puso muy pronto de cara al Atlético. “Hay dos maneras de irse a dormir, una en la que dices que qué mal que jugamos, no competimos y otra manera en la que dices lo di todo Me voy perdiendo, pero en paz”, concluyó Simeone.

Oculto tras una densa niebla difuminada en rojo, el autobús rojiblanco tardó más de 10 minutos en adentrarse en las entrañas del estadio Metropolitano desde que emergió por la Avenida Luis Aragonés. La pirotecnia y la muchedumbre agolpada en las cunetas conformaron un inflamado y emocional paseíllo para Simeone y sus futbolistas. De esa atmósfera ignífuga emergió un equipo huracanado para interpretar la primera jugada. A una transición rápida que le llegó a De Paul el volante argentino le dibujó una rosca tensa y rasa que dejó pasar Giuliano y rebañó Gallagher. En 27 segundos, el segundo gol más rápido encajado por el Madrid en la Copa de Europa, el Atlético tenía la eliminatoria igualada. La jugada y la culminación casaban con el ambiente tanto como que su autor fuera el centrocampista inglés. Simeone le incluyó en la alineación después de un par de meses relegado a la suplencia. Buscaba energía Simeone con Gallagher y la encontró. En el flanco izquierdo el centrocampista fue el mejor ayudante para Reinildo, la otra apuesta del preparador argentino para tapar a Rodrygo. El Cholo trató de evitar que el brasileño se midiera con Javi Galán. También fue un pulmón Gallagher para las recuperaciones en medio del dominio en la posesión que ejerció el Madrid tras encajar ese gol tan madrugador.

De alguna manera, el duelo se aproximó al del partido de ida con los papeles cambiados. Si en el Bernabéu fue el Madrid el que replegó, esta vez fue el Atlético el que se agazapó en su campo. Fue todo un tratado de cholismo en vena la defensa de los espacios que hicieron los futbolistas rojiblancos. Durante más de 20 minutos el Atlético no salió de su campo, pero no le importó. Lo más que consiguió el Madrid fue un disparo centrado de Rodrygo a la media hora de juego.

El partido estaba donde quería Simeone, que además gozaba y vibraba con cada una de las contras que empezó a montar su equipo. El Madrid tenía la pelota, pero era el Atlético el que aguijoneaba. Julián Alvarez sacudió los guantes de Courtois con dos tiros secos. La hinchada rojiblanca bramaba para convertir el Metropolitano en una caldera. Giuliano, como buen Simeone, se apoderó de la escenografía. Lo mismo se emparejaba con Mbappé en un saque de esquina y se le encaraba como le soltaba recados a Vinicius y a Mendy en la banda. Los graderíos rugían cuando el colegiado señaló el descanso. Los futbolistas de Simeone se retiraron aclamados como gladiadores.

Su ejercicio de resistencia y contragolpe se prolongó en el segundo tiempo. Lo mismo que la ebullición en las tribunas, solo silenciadas por la única ocasión en que Mbappé tuvo espacio para correr. Cuando Vinicius mandó el penalti a los vomitorios volvió a estallar el Metropolitano. Esta vez ya sí fue Simeone el que dirigió la coreografía. Sus aspavientos reclamaban aún más decibelios para un equipo que tuvo que afrontar la prórroga sin dos de sus mejores jugadores. Griezmann no podía más y De Paul, que llegaba tocado, se reventó en un último esfuerzo. Hasta el final de la prórroga el Atlético siguió en el plan gremial que le condujo a los penaltis. A otro triste episodio de su historia con el Madrid en la Copa de Europa. Esta vez un resbalón que, según el VAR, provocó que Julián Alvarez diera dos toques al balón y su penalti fuera anulado.