Por qué el gol de Julián Alvarez en la tanda de penaltis se anula al tocar el balón dos veces en el disparo

El Real Madrid ha pasado a los cuartos de final de la Champions, donde se medirá con el Arsenal, tras eliminar en la tanda de penaltis al Atlético. Sin embargo, los lanzamientos desde los 11 metros no han estado exentos de una polémica: se anuló el penalti convertido por Julián Alvarez, el segundo de la tanda. El argentino se resbaló cuando iba a disparar y mientras caía golpeó ligeramente la pelota con el pie de apoyo. Aunque, pese a todo, sí que anotó el gol. Los jugadores del Madrid reclamaron al árbitro que el delantero rojiblanco había tocado dos veces el balón y que, por tanto, según establece el reglamento, un jugador no puede tocar dos veces la pelota durante el lanzamiento de una pena máxima. Tras una revisión desde el VAR, el árbitro anuló el gol y dejó a los blancos por delante en la tanda (2-1).

Tras este incidente, Valverde marcó el 3-1 y Correa, que también resbaló sobre el punto de penalti, pero no tocó dos veces el balón, puso el 3-2. El Atlético pudo empatar la tanda después de que Oblak le detuviese el lanzamiento a Lucas Vázquez, pero Llorente estrelló la pelota en la madera en el siguiente disparo y Rüdiger se encargó de transformar el tanto de la victoria madridista.

En la conferencia de prensa posterior al partido, el técnico del Atlético, Diego Simeone, se encendió al ser preguntado por un periodista. Pero usted, ¿qué vio?, le preguntó el técnico. “Vi cómo sale el balón rebotado, pero yo no sé...” Y el Cholo se enzarzó con él: “Si tenés miedo, no hablés”, le dijo. Y siguió: “¿Cualquiera de los que está acá presente vio que la pelota la tocó dos veces Julián¿ ¡Que levante la mano! ¡Vamos, vamos! ¿Alguien levanta la mano, alguien vio que la tocó dos veces Julián? Listo, no la levanta nadie". Y dio por zanjado el asunto. Instantes antes, su colega, el entrenador del Madrid, Carlo Ancelotti, titubeaba al ver la imagen repetida en un monitor al ser entrevistado por Movistar +. Cuando se le preguntó, fue tajante: “Sí, la toca dos veces”.