El patrimonio artístico mundial, herido
En el año de 1120 Diego Gelmírez, obispo de Compostela (1100-1139), consiguió del papa Calixto II que su sede episcopal fuera elevada a la categoría de metropolitana y él a la de arzobispo. Santiago de Compostela ya era un notable centro de peregrinaje para la cristiandad a causa del descubrimiento del presunto sepulcro del apóstol Santiago, pero Gelmírez le dio el impulso definitivo. Murió en 1139, pero para entonces había puesto en marcha una extraordinaria campaña de difusión de Compostela gracias a sus buenas relaciones con el papado, con la monarquía leonesa y con la poderosa orden de Cluny.
En los últimos años de su episcopado ordenó copiar uno de los libros más importantes de la primera mitad del siglo XII, un conjunto de relatos conocido como Liber Sancti Iacobi, en un ejemplar de muy buena factura que se compone de 225 folios de pergamino, de 295 por 214 milímetros de tamaño, escritos por las dos caras e iluminado con abundantes miniaturas.
El 'Codex' se retocó en 1609, luego cayó en el olvido y fue restaurado en 1966
A esa copia del Liber Sancti Iacobi realizada para el arzobispo de Compostela se la llamó Codex Calixtinus, debido a que los dos primeros folios contienen la copia de una carta que el papa Calixto II (1119-1124), presunto impulsor del texto, habría enviado a Diego Gelmírez ratificando la importancia de Compostela como lugar donde reposaban los restos del apóstol Santiago.
El Codex contiene varios libros de música eclesiástica, de liturgia, de misas, dos relatos sobre el martirio de Santiago, textos de los afamados sabios medievales Anselmo de Canterbury y Beda el Venerable, una relación del milagroso traslado del cuerpo del apóstol a Compostela, una crónica de las conquistas del emperador Carlomagno y la primera guía del peregrino a Compostela. Este último libro es quizás el más interesante del Codex. Incluido entre los folios 192 y 213, se trata de un verdadero libro de viaje. Algunos los han considerado incluso como la primera guía de la historia para viajeros, en el que se describen con precisión las etapas del Camino hasta llegar a Santiago y se dan consejos sobre en qué zonas extremar el cuidado a causa de los ladrones, dónde comer o qué puede verse durante el viaje. La guía, obra del monje peregrino francés Aymeric Picaud, concluye con una precisa descripción de la ciudad de Santiago de Compostela y de su catedral, que en la fecha de redacción de ese texto, hacia 1135, todavía estaba construyéndose.
Desde el siglo XII el Codex se conserva en el archivo de la catedral de Santiago. Fue muy consultado en la Edad Media, retocado en 1609 y luego olvidado. Redescubierto a fines del siglo XIX, fue restaurado en el año 1966. La sustracción de este códice supone una enorme pérdida, ojalá momentánea, para el patrimonio histórico mundial.
José Luis Corral Lafuente es escritor y catedrático de Historia Medieval en la Universidad de Zaragoza.
Babelia
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