El Espanyol sobrevive al asedio de un Sevilla mejor
El empate sabe a poco para los andaluces y alivia algo la delicada situación del conjunto catalán
Qué poco le supo el empate al Sevilla y qué gran sabor de boca, sin embargo, le dejó al Espanyol. Los andaluces lo hicieron casi todo bien, muy superiores a un rival que se adelantó en el marcador y que luego sobrevivió a un auténtico asedio. Aguantó dos lanzamientos al palo del Sevilla, un gol anulado por lo que pareció un leve empujón de Badé y, sobre todo, el empuje de un equipo mejor. El Sevilla lanzó 25 remates sobre la portería de un buen Joan García, que hizo tres paradas decisivas. El empate permite aliviar algo la situación del Espanyol en espera de lo que hagan los rivales en la dura pelea por el descenso. El Sevilla, al que claramente le faltó eficacia, perdió una buena oportunidad de acercarse a los puestos europeos.
“Toca un punto de inflexión”, afirmaba Manolo González, técnico del Espanyol, en la previa del partido en Sevilla. En esta Liga tan igualada, quizás por lo bajo, el peor visitante de la Liga encontró oro en un primer tiempo donde se puso delante en el marcador a los 14 minutos, en su primer disparo entre los tres palos de la portería del Sevilla. Una hazaña para un equipo limitado, dominado luego por el rival, que gozó de ocasiones claras para, al menos, empatar. Lukébakio envió un balón al larguero, rozado por la buena mano de Joan García. En el saque de esquina siguiente, Badé envió al palo. Todavía Juanlu, con todo a favor, envió un balón fuera al borde del área chica. El fútbol tiene senderos que nadie conoce. Sin hacer nada del otro mundo, el Sevilla había merecido mandar en un partido, que, sin embargo, ganaba el Espanyol sin saber muy bien por qué. Los de García Pimienta echaban en falta a Isaac, sancionado, con Peque jugando de falso delantero centro.
Lo intentó de todas las maneras el Sevilla en la segunda mitad. El VAR frustró un primer gol de Badé por un empujón del defensa francés al mismo tiempo que Joan García le hacía una parada tras otra a Lukébakio, el delantero con más calidad de Sevilla. No pudo detener un disparo desde fuera del área del propio Badé que fue el empate. El dominio del Sevilla se acrecentó, pero no encontró los caminos del gol. García Pimienta metió en el campo hasta a Antonetti, el delantero del filial, convocado por la ausencia de Isaac. No hubo manera. El Espanyol aguantó como pudo el empate y el Sevilla se marchó frustrado. Es un equipo incapaz, por el momento, de acumular dos victorias seguidas. El jarro de agua fría fue importante en Nervión, siempre evocador de mejores y gloriosos tiempos pasados.
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