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Reportaje:LA SOSTENIBILIDAD DEL ESTADO DE BIENESTAR 7. ACCIÓN EXTERIOR | vida&artes

El perfil internacional de España se pone a prueba

El papel de nuestro país como potencia sufre riesgos por la crisis económica - La imagen en el exterior cae en picado

Cristina Galindo

El protagonismo de España como actor en la escena internacional exige nuevos compromisos. De ser un país que intentaba sacudirse el pasado autárquico franquista, ha pasado a ser una potencia de tamaño medio con aspiraciones de tener una voz en el mundo y que, para ello, ha ido aumentado el gasto en política exterior, sobre todo en cooperación para el desarrollo. Pero la crisis ha fulminado de un plumazo el llamado milagro económico español y ha deteriorado rápidamente la imagen del país en el extranjero. Ahora, tocan recortes.

¿Qué margen existe para aplicar la tijera? En líneas generales, la política exterior española nunca ha sido cara, si se compara con otros países europeos. Aun así, existe margen para el ahorro. El Gobierno y algunos expertos afirman que puede haber recortes en ayuda al desarrollo; otros analistas aconsejan racionalizar el gasto militar y la promoción cultural. Pero casi todos coinciden en que es difícil ahorrar en las cuentas del cuerpo diplomático, que ya están bastante ajustadas.

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Los gastos en defensa y en política exterior ya sufrieron recortes en los últimos Presupuestos. El único capítulo que había logrado salvarse era el de cooperación internacional (cuyo gasto se imputa en gran parte al Ministerio de Exteriores, de ahí que el presupuesto del departamento haya crecido considerablemente hasta 2009). Pero el plan de austeridad del Gobierno para reducir el déficit público ha recortado en 800 millones de euros la ayuda al desarrollo (300 millones este año, para un presupuesto de 5.192 millones, y otros 500 en 2011). Este hecho aplazará el objetivo de dedicar el 0,7% del PIB, una de las banderas electorales del Gobierno, de 2012 a 2015. "El recorte tendrá un efecto limitado, porque en cooperación siempre ha habido subejecución", afirma Kattya Cascante, de la Fundación Alternativas. "La cooperación al desarrollo ha tenido un crecimiento grande y muy rápido, y hubo críticas respecto a que el dinero no se estaba gastando bien", explica Jordi Vaquer, director del centro de investigación sobre política internacional CIDOB. "La crisis ha frenado ese crecimiento y, si el recorte es a corto plazo, puede ser positivo, porque sus responsables tienen tiempo de esta forma de adaptarse a estos ritmos de crecimiento tan rápidos y ser más eficientes".

Para Richard Youngs, director de la fundación FRIDE, invertir en cooperación ha proporcionado a España importantes beneficios en términos de imagen en el exterior. "Alemania, Italia y Francia ya empezaron a recortar en cooperación el año pasado, mientras España aguantaba. Es una lástima que ahora se haya tenido que reducir el presupuesto porque la estrategia de apostar por la cooperación era a largo plazo muy positiva, en imagen sobre todo", afirma el experto.

No es el único capítulo en el que se puede reducir el gasto. La UE se dispone a poner en marcha el futuro Servicio Europeo de Acción Exterior, un cuerpo diplomático común con 7.000 empleados. Y, según Jordi Vaquer, puede ser una oportunidad para aprovechar esta nueva infraestructura diplomática y reducir la presencia de diplomáticos españoles en algunas misiones. "Se podría simplificar la red de embajadas. No es que se esté malgastando en ellas, porque la plantilla española es de las más reducidas para el tamaño del país. Pero puede haber una posibilidad de recorte", afirma. Este experto opina que también existe margen para reducir el presupuesto en acción cultural en el exterior. "El Instituto Cervantes podría buscar economías de escala asociándose con otros países en auge de América Latina para promover el español", dice.

Hablar de recortes en el cuerpo diplomático no tiene sentido, según Florentino Portero, profesor de la UNED. "Tenemos un cuerpo diplomático pequeño e insuficiente; lo que hay que hacer de forma urgente es reformar el servicio exterior", afirma. "Es mejor recortar en cooperación".

La reforma del servicio exterior está pendiente desde hace años. En 2004, el actual ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, puso en marcha una comisión para estudiar cómo llevar a cabo los cambios. En su informe, la mencionada comisión denunciaba que "el servicio exterior español carece todavía de la estructura y los medios necesarios para afrontar los desafíos que le plantea a España la sociedad del siglo XXI". Pese a todo, la reforma, que prevé más diplomáticos -en la actualidad hay un millar, menos que Holanda (1.500)- y una modernización del funcionamiento, sigue pendiente y se teme que la crisis suponga un retraso más. "Para la reforma necesitamos presupuesto y puede que haya que esperar por la crisis", reconoce Elena Valenciano, secretaria de Política Internacional y Cooperación del PSOE. Valenciano no ve espacio para reducir el presupuesto de Exteriores al margen de la cooperación: "El recorte en la ayuda al desarrollo ha sido una decisión difícil, pero había margen, porque el presupuesto ha crecido mucho en los últimos años, pero en el resto del gasto de Exteriores no parece que haya mucho margen para recortar: cualquier país europeo de nuestro tamaño gasta más que nosotros", añade.

"La estructura y funcionamiento del servicio diplomático español son más del siglo XIX que del actual. El presupuesto de Exteriores se gasta en mantener embajadas y diplomáticos que consiguen poco para justificar el gasto", sostiene Shaun Riordan, consultor y ex diplomático británico.

Una de las iniciativas más polémicas son las misiones militares en el extranjero, sobre todo en Afganistán. Estas misiones suelen ser caras (713 millones de euros el año pasado) y no siempre son entendidas por la opinión pública. Ahí existe margen de recorte, pero las consecuencias políticas para España, miembro de la UE y de la OTAN, podrían ser peores. Baste recordar la polémica que generó el anuncio de la retirada unilateral de Kosovo en 2009.

El gasto militar español no llega al 1,2% del PIB, frente al 2,3% de Francia y el 1,98% de Portugal. Uno de los principales problemas de las Fuerzas Armadas españolas, en fase de modernización, es su elevada deuda (27.000 millones de euros). "Lo que debería hacer Defensa es aplicar reformas para que haya una mayor colaboración y los tres Ejércitos no funcionen como ministerios independientes", dice Florentino Portero. "Para lo que gastamos en defensa, conseguimos poco", afirma Riordan, que considera que España debería enfocar su esfuerzo en una unidad que es "incuestionablemente líder en operaciones de paz: la Guardia Civil".

El despliegue de soldados en el exterior es, según los expertos, una pieza clave de la defensa en la actualidad. "Participar en operaciones de paz nos cuesta millones de euros al año, pero lo importante es conjugar la defensa de nuestros intereses con el precio de defenderlos", afirma Jesús A. Núñez, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH).

La crisis económica ha llegado, además, en un momento de mayor debilidad en términos de fondos comunitarios. España fue uno de los mayores receptores de ayudas comunitarias hasta 2006, cuando el país, convertido ya en la quinta economía de la UE y la cuarta de la zona euro, vio cómo los fondos para 2007-2013 se reducían en 30.000 millones. Las perspectivas a partir de 2014 no son muy buenas. Es más que probable que España deje de recibir fondos en cantidades como hasta ahora. Todavía queda mucho para eso, dicen los economistas, pero mejor ir preparándose. La esperanza es que la recuperación económica sea una realidad para entonces y la recuperación compense la pérdida del dinero comunitario.

La recesión es ahora, sin duda, el problema más acuciante que afronta la golpeada economía española. Y se trata de un problema que no viene solo. La crisis ha derivado en un deterioro muy importante de la imagen de España en el exterior, incluida despectivamente en el grupo de los llamados PIGs ("cerdo" en inglés y acrónimo que se refiere a Portugal, Italia, Grecia y España). "Claro que la reputación internacional española se ha deteriorado por la crisis", afirma Shaun Riordan. "Antes, España gozaba de una reputación de milagro, tanto económico como político. Ahora vemos que los méritos económicos no eran para tanto; y el deterioro actual también podría ser un poco exagerado", añade.

Construir una imagen de país es un proceso largo y caro. "España siempre tuvo la imagen de país del segundo mundo", afirma Fernando Cortiñas, profesor de IE Business School. "Requirió un gran esfuerzo construir una imagen de modernidad; esta crisis, y la forma de gestionarla, ha tirado por tierra lo conseguido en, como mínimo, los últimos 10 años", asegura. "Han reverdecido los rumores de que España no es un país serio, un socio en el que se pueda confiar", concluye.

El corresponsal del Frankfurter Allgemeine Zeitung en Madrid, Leo Wieland, también afirma que la imagen española ha caído: "La marca España ha sufrido porque los países mediterráneos son vistos como un problema y España es la economía más grande del grupo. Ahora, los economistas miran mucho más de cerca a España y se ha visto un monocultivo sentado encima de tres pilares: el ladrillo, el turismo y el consumo".

Un helicóptero español sobrevuela Puerto Príncipe tras el terremoto en Haití el pasado enero.
Un helicóptero español sobrevuela Puerto Príncipe tras el terremoto en Haití el pasado enero.CRISTÓBAL MANUEL

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Sobre la firma

Cristina Galindo
Es periodista de la sección de Economía. Ha trabajado anteriormente en Internacional y los suplementos Domingo e Ideas.

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