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Creado un test genético universal para el embrión

Investigadores del Bridge Center, una clínica privada de fertilización en Londres, han desarrollado un nuevo test genético para detectar si el embrión puede padecer enfermedades hereditarias. Aún está en fase experimental pero, según The Times, se trata de un test "universal", que permitiría detectar un mayor número de variables genéticas y, por lo tanto, más enfermedades (hasta 1.500), que los tests que actualmente se utilizan.

El diagnóstico genético preimplantacional (DGT) que ya se aplica a parejas con antecedentes familiares en alguna enfermedad monogenética o cromosómica concreta, requiere fecundación in vitro. Al tercer día de la fecundación, cuando el embrión tiene entre seis y ocho células, se realiza una biopsia en la que se le extraen entre una y dos células.

La diferencia está en cómo analizan el material genético. Los tests que actualmente se utilizan para el DGP se centran en detectar las mutaciones genéticas que determinan la herencia de una sola enfermedad. Para ello se usan diferentes técnicas biomoleculares, la mayoría por PCR o FISH. Antes, deben analizar el ADN de los padres y familiares con la enfermedad, identificar bien qué mutaciones les afectan y adaptar a cada caso particular el test para ver si el embrión está afectado. "Cada vez que se atiende a una pareja supone un auténtico reto tecnológico", explica Agustín Ruiz, director de I+D de Neocodex.

Menos de 2.000 euros

El test desarrollado por los investigadores británicos, que utiliza una técnica denominada karyomapping, aporta un método estandarizado, que permite obtener un mapa genético del embrión y de los familiares, para observar un mayor número de variables. "Simplifica el trabajo y puede democratizar los test preimplantacionales", opina Ruiz. Costará unos 1.900 euros, cuando actualmente en España un DGP cuesta entre 3.000 y 6.000 euros, afirma Ruiz.

El DGP se aplica a enfermedades genéticas, como la hemofilia o la fibrosis quística. Encontrar mutaciones relacionadas con enfermedades complejas como la diabetes o el cáncer, sobre las que no hay un patrón hereditario claro y en las que intervienen factores ambientales, no permite predecir los riesgos reales. "La técnica no está a punto para aplicarse indiscriminadamente", afirma Pere Barri, del Institut Universitari Dexeus.

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