Hecho con gran estilo

Hoya de Cadenas es un pago vitícola de primer nivel en el concierto mundial de fincas vinícolas. Es donde Bodegas Gandía elabora sus grandes cru, excelentes, con personalidad y diferenciación por su respeto al terroir y sana enología. Toda la finca es un paraje de gran belleza: los viñedos, sus centenarios olmos, sus robles y la casa, doblemente centenaria. Una verdadera exposición del mas valenciano adaptado a esta comarca, que tanta influencia causó en sus casas y aldeas, pues una parte de ella ha formado parte del Regne de València desde su constitución en el siglo XIII, muy bien cuenta el gran historiador Enric Guinot en su libro Els limits del Regne (la frontera estaba al oeste de Sinarcas). Hoya de Cadenas tiene una moderna bodega de elaboración y crianza con el mayor parque de barricas de la Comunidad Valenciana. Además, siguiendo su inconformista espíritu, Bodegas Gandia ha puesto en marcha el más atractivo, elegante y glamuroso proyecto de enoturismo. Su clase, organización y estilo dejan a cualquier visitante sumamente satisfecho. Se pueden visitar las más de 210 hectáreas de viñedos en un tren turístico y el performance gastronómico incluido en este proyecto es de alto nivel culinario. Colaborando con el restaurant Pelegrí de Chiva y el pintor José Morea, han creado una innovación gastronómica cromática, sabrosa y elegante. Todo el conjunto se ha visto enriquecido con la construcción de un edificio de estilo transmoderno obra de la arquitecta Carmen Morato. Se pueden comprar sus vinos y mementums y visitar su museo, pues ya que Gandía ha hecho historia en el vino valenciano es justo que formara parte de ella. El duende que crea este estilo de hacer las cosas es mágico y uno lo puede captar en su Miracle de Sauvignon Blanc y Chardonnay y en el Generación 1, un sólido coupage de gusto cosmopolita pero con estilo autóctono para que se sepa de dónde viene y cuál es su heritatge, que marida con el gazpacho, y el Miracle con los modernos platos de la restauración de esta tierra, porque como dicen en Requena, "el que haya visto Valencia, Buñol, Requena y Utiel, pue morir tranquilo, pues no le quea na por ver".