Las ventas de champán se disparan
El 'boom' gastronómico y el alarde de riqueza alientan las ventas - Cataluña copa el 33% del consumo
Los catalanes y el conjunto de españoles han descubierto el champán. Las ventas de esta bebida han protagonizado una fenomenal escalada desde hace tres años al calor de la bonanza económica -y el deseo de exhibirlo-, el boom gastronómico y la proliferación de las tiendas de productos selectos. Aunque su peso en el mercado aún es testimonial frente al cava, las cifras son rotundas: en 2005 se vendieron 2,8 millones de botellas, el 23,6% más que el año anterior, y en 2006, 3,6 millones de botellas, con un aumento del 26,7%. El balance de 2007 aún no se ha cerrado, pero hasta octubre se vendieron tres millones de botellas en España, el 17,8% más frente al mismo periodo del año anterior, según el Comité Interprofesional del Vino del Champagne (CIVC).
"El champán no se ha disparado por el boicoteo al cava, sino porque las ventas estaban bajas. Desde 2001 se ha duplicado el consumo y España ya se ha colocado como noveno mercado", explica Núria Gené, directora del Centro de Información del Champagne en España. De hecho, el mejor mercado del champán en España no es otro que Cataluña, que concentra el 33% de las ventas, precisamente por su hábito de consumo de espumosos. Aun así, la euforia del champán coincidió con una época dura para el cava, 2005, sobre todo, cuando la crispación política llevó a algunos sectores a promover el boicoteo a los productos catalanes, y el cava lo es por excelencia.
El número de importadores en España también se ha multiplicado. La cavista Freixenet, por ejemplo, tiene una marca de champán en propiedad (Henri Abelé) y la bodega catalana Torres distribuye desde hace años. A Cataluña le sigue como mercado Madrid, con el 30%, por el mayor volumen de obsequios de grandes empresas y un "cierto efecto de show of wealth", o alarde de riqueza.
Y es que ningún vino en el mundo, defiende el sector, tiene las connotaciones de fiesta y glamour del champán. Las ventas suben en los países que atraviesan una época de expansión económica o viven una celebración. En 1992, con motivo de los Juegos Olímpicos de Barcelona, las ventas crecieron el 13%. Y en 2000, con el cambio de siglo, el 17,4%.
Testimonial frente al cava
En Colmado Quílez, tienda de productos selectos ubicada en el centro de Barcelona, han dado buena cuenta de la explosión del champán. Disponen de hasta 150 referencias del caldo francés. "Se ha notado mucho en los últimos años, nuestros clientes son mayoritariamente de clase media alta y lo compran porque es más caro y, si lo quieren regalar, es más regalo, y si tienen un compromiso, pues lo quieren servir en su mesa, aunque haya cavas muy buenos", explica Faustino Muñoz, director del establecimiento. Sólo en diciembre, vendió 25.000 botellas de champán y 50.000 de cava, es decir, una proporción del 33%-67%.
En el mercado español, la proporción es abismal: 3,6 millones de botellas de champán por 101 millones de cava en 2006, pero las ventas francesas generan mucho más valor en términos relativos porque el francés es más caro. La botella más cara de champán que vende Quílez cuesta 475 euros (una Roederer Cristal Brut Mágnum), mientras que el cava de mayor precio de su tienda no pasa de unos 50 euros, y se puede comprar una botella por menos de 10. La botella más asequible de Moët & Chandon, la marca que copa el 60% de las ventas en España, cuesta entre 23 y 28 euros. Por ello, los 2,8 millones de botellas vendidas en 2005 supusieron un negocio de 46,2 millones de euros.
Faustino Muñoz y Núria Gené rechazan la polémica sobre la mayor o menor calidad del champán respecto al cava. El director de Quílez recalca que se trata de dos productos distintos: "El champán siempre es brut y sólo se elabora con tres uvas muy concretas, además de que los controles de producción del Gobierno francés son muy estrictos. En España hay algunos cavistas exigentes, pero porque ellos quieren", explica.
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