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EE UU y Europa piden respeto a los derechos humanos en Cuba

Bush quiere un mensaje común con la UE ante los planes de Irán

Antonio Caño

La cumbre anual entre EE UU y la UE, celebrada ayer en Washington, abordó la necesidad de trabajar juntos para conseguir "una sociedad libre" y "el respeto a los derechos humanos en Cuba", según destacó el presidente George W. Bush. La reunión sirvió para la firma de un convenio comercial que permita acrecentar el intercambio entre los dos bloques económicos y un acuerdo en transporte aéreo que abarate y agilice las comunicaciones.

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La cumbre, en la que la UE estaba representada por la canciller alemana, Angela Merkel, como jefe del Gobierno que ostenta la presidencia rotatoria de la Unión, y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, repasó, según los participantes, los principales asuntos de la agenda internacional: Oriente Próximo y las relaciones con Rusia. Bush destacó el compromiso para mantener "un mensaje común" que deje claro que, ni EE UU ni Europa "aceptan el programa nuclear de Irán", así como la preocupación, también compartida, de defender los derechos humanos en Cuba.

Los responsables de la política estadounidense hacia Cuba consideran, desde hace meses, la coordinación con Europa como una de sus máximas prioridades.

En relación con Irán, la secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice, se encuentra en permanente contacto con el negociador europeo con el régimen iraní, Javier Solana, para avanzar en la misma dirección. Solana participó en las conversaciones de Washington.

Las dos partes destacaron, entre los logros de ayer, la firma de una Alianza Económica Transatlántica que pretende armonizar y reducir las barreras arancelarias, así como crear órganos de colaboración en asuntos como la propiedad intelectual, las inversiones y los mercados financieros. "Este acuerdo representará costes más bajos para los empresarios y los consumidores en ambos lados del Atlántico", señaló Barroso.

Los logros fueron más vagos en lo que respecta al cambio climático. El comunicado final de la cumbre reconoce "la necesidad urgente de emprender acciones permanentes" para "reducir y estabilizar" la emisión de gases contaminantes a la atmósfera, pero no incluye medidas precisas ni objetivos o plazos concretos. Merkel valoró, no obstante, este paso y anunció que las dos partes quieren utilizar este pequeño compromiso sobre el cambio climático para conseguir un acuerdo de mayor envergadura en la cumbre del G 8, en junio.

Merkel dijo que, si se alcanza un éxito entonces, sería posible, en una etapa siguiente, sumar a ese compromiso a países que no están en el G 8 como India y China. Washington se ha resistido hasta ahora a aplicar las recomendaciones del acuerdo de Kioto para la reducción de la emisión de gases y no hay síntomas de ningún cambio de actitud que permita vislumbrar un acuerdo ante el G 8.

Los tres líderes abordaron las relaciones con Rusia y la irritación en ese país por la intención de los de la OTAN de instalar un nuevo sistema de misiles para defender Europa. Bush dijo que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, no debería de ver las medidas para proteger Europa como una amenaza para la seguridad de su país, y aseguró que la Administración norteamericana va a seguir trabajando estrechamente con el Gobierno ruso en busca de un acuerdo en este y otros asuntos.

Ésta ha sido la cuarta visita de Merkel a EE UU desde que preside el Gobierno alemán y una nueva oportunidad de recomponer unas relaciones que pasaron por un momento difícil durante la gestión de su antecesor, Gerhard Schröder. Merkel puede ser un buen aliado de Bush en estos momentos, ante la política con Rusia. La canciller alemana respaldó ayer la política de diálogo con Putin.

Aunque, oficialmente, el asunto no fue abordado, Bush reiteró ayer su apoyo al presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, cuya suerte está pendiente de una investigación sobre su comportamiento ético en el trato de privilegio recibido por su novia, una alta funcionaria de la misma institución.

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