Desbordamiento
El IV Congreso de la Lengua hace balance en su última jornada
Desbordamiento (7.500 participantes frente a los 2.500 previstos) como demostración de algo más profundo: la comunidad iberoamericana y lo panhispánico. Ésa es quizá la gran conclusión, según los organizadores, que puede extraerse del IV Congreso Internacional de la Lengua Española que se clausuró el jueves [madrugada de ayer hora peninsular] en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias y cuya próxima edición se emplaza para Chile en 2010. "Algo se mueve en Latinoamérica que viene de abajo, movido por estos congresos y por mucha gente joven con ganas de participar. Se vio también en la pasada Feria del Libro de Guadalajara de México... Habrá que ver qué está sucediendo a partir del sustrato de la lengua", aseguró el director de la Real Academia Española (RAE), Víctor García de la Concha.
"El nivel del léxico común entre los hispanohablantes es de casi el 92%", dijo García de la Concha para demostrar que el español es una lengua extremadamente unida, si bien "una unidad adornada y robustecida con la diversidad", ratificó. Una unidad que ha querido demostrar el congreso y, sobre todo, la mayoría de las últimas actuaciones tanto de la propia RAE como del Instituto Cervantes: el Diccionario panhispánico de dudas (de 2005) y, en los prolegómenos de este Congreso, en Medellín, la Nueva gramática de la lengua española y el Sistema Internacional de Certificación del Español como Lengua Extranjera (SICELE).
Con esa euforia como denominador común, tanto la ministra de Cultura colombiana, Elvira Cuervo de Jaramillo, como el presidente del comité de honor del congreso, Belisario Betancour, y el director del Cervantes, César Antonio Molina, celebraron el éxito. Este último citó una frase de Bill Clinton durante su visita relámpago como resumen de la situación: "He leído todas las obras de García Márquez en inglés. Mi hija Chelsea lo hace en español". La hija de un presidente de EE UU leyendo en español "parece definitivo", aseguró Molina. El éxito de afluencia no ha sido sólo de las jornadas sino también de lo que podría llamarse el off congreso: una lluvia de escritores han salpicado calles y escenarios invadidos de cine, teatro, talleres, conciertos y exposiciones.
Babelia
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