"No podemos invertir en nada"
"Histórica". Así calificó la reunión de mujeres africanas y españolas en Madrid Wangari Maathai, premio Nobel de la Paz en 2004. "Porque a menudo las mujeres están aisladas en sus posiciones de liderazgo y hemos venido para compartir nuestras experiencias", dijo. Wangari aportaba su mensaje medioambiental como otro de los caminos "para la paz, el respeto y los derechos humanos". Esta mujer llegó a Madrid para hablar de reciclar, reducir, reutilizar, las tres erres que África no ha tenido en cuenta "porque en el pasado no ha habido ni buen gobierno ni buena gestión de recursos", lamentó. "África tiene dos desiertos y un 80% de la población depende de la madera como combustible", empezó, para desgranar después su ilusión por la iniciativa de repoblar el Complejo MAU, una zona de África degradada de cuyo agua bebe la sabana que sirve de hábitat a los animales "que tanto le gustan a los turistas que viajan a Kenia". Para rehabilitar ese complejo cuentan con un millón de euros.
Wangari habló de los flamencos del lago Nakuru, que ha perdido agua y alterado su pH y del único lago del Rift que es de agua dulce, la que alimenta los invernaderos donde se crían las flores que cada día llegan a Europa. "Se extrae más agua del lago que la que entra y eso daña el bosque que estamos intentando rehabilitar", dijo Wangari a preguntar de estudiantes universitarios españoles y les pidió que se adhieran a la iniciativa mundial de plantar un millón de árboles.
¿Qué más se puede hacer? Wangari concretó algunas ideas domésticas para los estudiantes, de las que ya había hablado en su conferencia de la mañana: "Volvamos a la cesta para ir a la compra y dejemos atrás las miles de bolsas de plástico. Así recuperaremos una tradición artesanal que hacían las mujeres, la cestería", dijo.
Pero la premio Nobel anda ahora metida en un asunto que le trae de cabeza, la Unión Africana, donde quieren que esté representado el pueblo a través de organizaciones civiles, una "tarea ingente, un gran reto" para el que han recibido 80.000 euros.
Wangari recibió con emoción el encuentro que se inauguró ayer y hoy se clausura en Madrid como "un gran abrazo de España a África". África necesita más que un abrazo, a juzgar por el panorama que pintó la premio Nobel, un continente con una agricultura de subsistencia que no tiene dinero ni técnica para convertir las materias primas y competir en los mercados internacionales. "Nuestros recursos salen como materia prima y compramos los manufacturados. Todavía tenemos deuda externa y, por ello, no podemos invertir en nada, ni en educación de calidad, ni en ciencia, ni en tecnología".
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