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El Gobierno aprueba las cinco primeras líneas de células madre embrionarias

El Ministerio de Sanidad autorizó ayer, por primera vez, el depósito de cinco líneas celulares producidas a partir de embriones humanos congelados. Tres de ellas corresponden a las remitidas por el equipo de Carlos Simón del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) de Valencia y las dos restantes son las enviadas por el Centro de Medicina Reproductiva de Barcelona.

Las líneas celulares son una reserva de células madre, la materia prima de la medicina regenerativa, que quedarán a disposición de los investigadores que lo deseen para trabajar en el gran reto pendiente de esta especialidad: saber cómo tratar estas células de forma que abandonen su etapa de indiferenciación y hacer de ellas células del corazón, riñón o neuronas con las que poder curar enfermedades.

Carlos Simón presentó en julio de 2004 las primeras líneas producidas en España (Val-1 y Val-2) pero entonces el Ministerio no las autorizó, por lo que no pueden ser utilizadas. Pese a contar con el aval de la Generalitat valenciana, el Gobierno no tenía conocimiento de estos trabajos. El caso de ayer ha sido distinto. El Instituto de Salud Carlos III, dependiente del Ministerio, informó que el organismo estatal competente en la materia, la comisión técnica del Banco Nacional de Líneas Celulares, ha aprobado los cultivos después de que se remitieran desde Valencia y Barcelona para obtener el visto bueno. Además, la comisión permitirá al centro CIC-bioGune de Bilbao recibir muestras de las líneas valencianas para emplearlas en un proyecto de investigación.

Embriones congelados

Las líneas se obtienen a partir de embriones congelados de más de cinco años donados por sus progenitores. En el caso de Valencia, por ejemplo, se descongelaron 184, de los que un 40% sobrevivieron. Un total de 24 llegaron a la etapa de blastocisto (el estado que alcanza el embrión hacia los seis días) de los que se obtuvieron finalmente Val-3, Val-4 y Val-5. A partir de entonces comenzaron las pruebas destinadas a garantizar la calidad de las células. Además de comprobar que están libres de patógenos o que no presentan alteraciones cromosómicas, los cultivos se analizan para corroborar que cumplen las condiciones básicas para considerarlas líneas celulares. Tiene que tratarse de células indiferenciadas, con capacidad de tranformarse en los tres linajes que dan lugar a todas las células que forman el cuerpo humano y ser inmortales, es decir, con la facultad de replicarse sin fin.

Diana Valbuena, miembro del equipo de Carlos Simón indicó que para el desarrollo de Val-3, Val-4 y Val-5 se ha empleado un lecho de tejido de prepucio humano, en contra de lo que suele ser corriente en el centenar de líneas existentes en el mundo, que suelen utilizar tejido animal, lo que dificulta futuras aplicaciones médicas en seres humanos sin riesgos.

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