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La campaña de túnidos salva un "año drámatico" para la flota vasca

Los pescadores lamentan la caída de los precios tras el récord de capturas

Mikel Ormazabal

Los buenos resultados obtenidos por la flota de bajura en la campaña de túnidos han permitido "salvar un año dramático" para los arrantzales. Después de la desastrosa costera de la anchoa, las capturas de bonito y atún rojo han aumentado notablemente respecto a los últimos años, según Jaime Tejedor, presidente de las cofradías de Guipúzcoa. Sin embargo, el esfuerzo de los pescadores ha quedado "devaluado" por la caída de los precios.

La campaña de túnidos representa algo más del 50% de los ingresos anuales de los pescadores vascos, asegura Tejedor. Con las capturas de bonito del norte y atún rojo obtenidas este año, la flota del Cantábrico -650 barcos que emplean a unos 12.000 marineros- ha logrado paliar los pésimos resultados que deparó la costera de la anchoa. "Los túnidos nos han salvado de un año dramático. Las descargas han sido muy buenas si las comparamos con años precedentes. Teniendo en cuenta que es la pesquería más importante para la flota de bajura, el balance es positivo", afirma el presidente de la cofradías de pescadores de Guipúzcoa.

Los arrantzales guipuzcoanos han capturado más de nueve millones de kilos de bonito del norte, una cifra récord. En cambio, de atún rojo sólo han pescado 800.000 kilos, cuando otros años rondaban los dos millones. A estas cifras hay que sumar las obtenidas por los barcos vizcaínos, que suelen suponer, según Tejedor, entre el 40% y el 50% de las conseguidas por la flota vecina.

La mayoría de los pesqueros ya han dado por cerrada la campaña de túnidos, aunque todavía permanecerán en la mar algunas embarcaciones hasta el próximo 10 de noviembre. Muchos armadores han tomado la decisión de adelantar el final de la temporada debido al mal tiempo en alta mar y porque, de esta forma, pueden computar estos días de parada para acogerse a las ayudas que ha comprometido el Ministerio de Pesca por la veda de la anchoa.

Tejedor sostiene que el esfuerzo de los pescadores no se ha visto recompensado en la venta del pescado. "El trabajo ha quedado devaluado por la caída de los precios", subraya. El kilo de bonito se ha pagado en la lonja a 2,31 euros, frente a los 2,88 euros del año pasado. "Lo más preocupante", añade Tejedor, "es que el precio ha ido descendiendo en los úlimos cuatro años".

Por otro lado, los pescadores continúan a la espera de recibir las ayudas que prometieron el Gobierno central y los autonómicos del Cantábrico por el cierre del caladero de la anchoa, decretado a mediados de julio pasado por la UE. Tejedor confirmó que el Ministerio de Pesca aún no ha publicado las órdenes para movilizar las compensaciones económicas. La flota recibirá en total 11 millones de euros; cada tripulante cobrará un máximo de 75 euros por cada día de parada.

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Los arrantzales también están pendientes de los estudios que los científicos están realizando sobre la situación de la biomasa de este recurso. Tejedor adelante que la campaña Juvena, recién culminada, ofrece unos resultados "preocupantes", lo que podría precipitar la decisión de cerrar la pesquería de anchoa durante todo el año 2007.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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