Las parejas recurren a la sanidad privada para evitar las colas en la pública

El diagnóstico genético preimplantacional es una práctica médica que se utiliza en España desde hace años. Su utilización ha estado circunscrita siempre al ámbito de las grandes clínicas de fertilidad y las familias han tenido que pagar para seleccionar los embriones sanos y concebir así un bebé sin enfermedades genéticas. El precio de esta técnica oscila ahora entre los 1.800 y los 3.000 euros, a los que hay que sumar entre 3.000 y 6.000 más que cuesta la fecundación in vitro.

La novedad está en que las comunidades autónomas han empezado a financiar este método y a las familias les sale gratis. Sin embargo, muchas parejas siguen recurriendo a la sanidad privada ante las largas listas de espera de algunos hospitales públicos. Antonio González Santana, ginecólogo y experto en reproducción del Instituto de Medicina Reproductiva (IMER), en la Comunidad Valenciana explica que el desarrollo de un diagnóstico preimplantatorio comienza con la fecundación in vitro. Los médicos extraen los óvulos de la mujer y los inseminan con el esperma de su pareja. La operación se realiza varias veces para obtener varios embriones. Dos días más tarde se generan los embriones con unas cuatro o seis células. Si se tratara de una fecundación in vitro sin más, el siguiente paso sería implantar uno de ellos en el útero de la madre. En este caso, los médicos esperan un día más para que se forme un embrión de hasta ocho células. En ese momento se le hace una biopsia al embrión que se ha formado y se extrae una célula.

El diagnóstico genético es una práctica que se utiliza en España desde hace años

Luego, mediante la aplicación de unos colorantes especiales sobre el cromosoma se detecta la enfermedad. "Ese embrión lo desechamos y escogemos sólo los que no están enfermos. Dos de ellos se implantan en el útero de la mujer para que al menos uno logre convertirse en un niño", explica el ginecólogo.