El sector agroalimentario pierde más de 600 empleos en lo que va de año

El sector agroalimentario también vive su particular proceso de reestructuración en Cataluña. Entre enero y junio, los despidos individuales y los expedientes de regulación de empleo (ERE) afectaron a 628 trabajadores de esta rama de la industria. El sindicato UGT, que divulgó ayer estas cifras, advierte de que también existen casos de deslocalización en este sector y pide un plan de choque para reactivarlo.

Cada expediente de regulación de empleo presentado en lo que va de año tiene causas distintas: las 100 prejubilaciones de Panrico se deben a un amplio proceso de reorganización dentro de la compañía del donut, mientras que el cese de Letel en Vic, que afectará a 75 empleados, se debe a que la multinacional francesa Lactalis no quiere buscar una nueva ubicación para la fábrica, cuya licencia de actividades vence en 2007 y no se puede renovar por estar integrada en el núcleo urbano de Vic.

Los ajustes de Galletas Lu y Freigel se deben a la falta de acuerdo con la plantilla para implementar un nuevo marco de flexibilidad en sus factorías catalanas, mientras que el fabricante de pastas alimenticias Oro Mas ha eliminado 26 empleos porque se lleva la producción a Zaragoza.

'Competencia desleal'

Este último caso es uno de los que más preocupa a UGT. Fuentes de la Federación Agroalimentaria del sindicato señalan que "muchas empresas ubicadas en las zonas fronterizas de Lleida con Aragón y de Tarragona con Castellón optan por llevar su producción y crecer en las comunidades vecinas porque ofrecen más ayudas".

La Generalitat también ha detectado esta tendencia, pero le quita hierro porque considera que estas decisiones empresariales no son una fuga de actividad, sino un crecimiento de la actividad al resto de España. "Cataluña es una de las comunidad menos subvencionadas porque sus principales productos (fruta y bovino) no perciben ayudas europeas. Ésa es una de las razones que explican que haya empresas catalanas que se estén instalando por ejemplo en Aragón, porque tienen más ayudas", explicó recientemente el consejero de Agricultura, Ganadería y Pesca, Jordi William Carnes, es una entrevista a este diario.

"No es algo negativo. Se trata de empresas que mantienen sus sedes aquí, pero que cuando tienen que crecer aprovechan la proximidad de Aragón, donde hay más suelo industrial y donde además tienen menos exigencias medioambientales. Es bueno que también vayan fuera", agregó Carnes.

Además de los despidos individuales, los expedientes de regulación han afectado a 361 trabajadores: la bollería resultó el ramo con más trabajadores afectados (147), seguido por las industrias cárnicas (119), que ha sufrido el golpe de la crisis de la gripe aviar, panaderías (111) y las industrias lácteas (85).

Además de estos reajustes de plantilla la industria agroalimentaria también ha experimentado un profundo proceso de sustitución de mano de obra en los últimos años, según explica UGT. La mano de obra inmigrante ha ganado peso a pasos de gigante en el último lustro en el sector y el subsector más destacado es el de los mataderos, donde el 80% del personal ya es extracomunitario. "La dureza de las condiciones hacen que la gente de aquí no quiera trabajar, pero en otras áreas el motivo es el bajo salario que se ofrece", explican desde el sindicato.