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PÍLDORAS

Alcanfor cancerígeno

Dos componentes que se encuentran en las bolas de alcanfor, la naftalina y el paradiclorobenceno, son cancerígenos debido a que bloquean el suicidio celular o apoptosis, según un estudio realizado en el gusano C. elegans por investigadores de la Universidad de Colorado en Boulder (Estados Unidos) que se publica en la edición digital de Nature Chemical Biology. La apoptosis es un proceso que la célula pone en marcha cuando, en caso de crecimiento desordenado y descontrolado, como ocurre en el cáncer, su existencia puede convertirse en una amenaza para el organismo. La naftalina y el paradiclorobenceno (PDCB) son dos componentes cancerígenos que han sido descubiertos también en los purificadores de aire.

Ambiente y crecimiento

El crecimiento es un proceso natural dentro del desarrollo humano que, cuando se produce en las condiciones ambientales óptimas, depende del potencial genético. Sin embargo, la supuesta talla determinada genéticamente puede experimentar variaciones desfavorables si también lo son los factores externos que interfieren en el crecimiento, sobre todo en los periodos de crecimiento más rápido, como el primer año de vida y la pubertad. Las situaciones que con más fuerza pueden condicionar negativamente este proceso son la malnutrición y la aparición de distintas enfermedades, algunas de ellas de carácter endocrino (trastornos tiroideos, gonadales, suprarrenales). Por tanto, una nutrición adecuada y la ausencia de patología es uno de los parámetros más fiables para que no se vea negativamente afectado el proceso de crecimiento. Así se refleja en la segunda edición del libro Crecimiento, coordinado por Carlos Diéguez González, profesor de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela (A Coruña), y Rafael Iturriaga Matarranz, especialista del servicio de pediatría del hospital Ramón y Cajal de Madrid.- M. S.

Regulador del peso

Científicos de la Universidad de Cincinnati (EE UU) han identificado un nuevo componente del sistema cerebral que regula el peso del cuerpo. Se trata de uno de los campos de investigación que despiertan más atención, por su posible incidencia en el control de la epidemia de la obesidad que afecta a los países desarrollados. Las conclusiones de su estudio se publican en la revista Science. Los autores explican que una población escogida de neuronas en el hipotálamo del cerebro detecta los cambios en la existencia de energía corporal y, a su vez, influye sobre el apetito y el metabolismo. Además de controlar los niveles de carbohidratos y grasas, este circuito también responde a los aminoácidos, los elementos constituyentes de las proteínas.

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