Morales exige a Brasil y Argentina que paguen más por el gas boliviano
Las empresas petroleras públicas de Venezuela y Bolivia firmarán una alianza
Ajeno a la preocupación de sus vecinos por la nacionalización de los hidrocarburos, el presidente boliviano, Evo Morales, ha optado por pisar el acelerador y exigir a Brasil y Argentina que paguen más por el gas que Bolivia les suministra y que resulta de importancia vital para ambos países. En la reunión celebrada ayer en la ciudad argentina de Puerto Iguazú a instancias del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva y secundado por su homólogo argentino, Néstor Kirchner, ambos dirigentes aceptaron renegociar los precios y asumieron la nacionalización como un hecho consumado.
Tras cuatro horas de reunión, los tres mandatarios más el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, anunciaron que el abastecimiento de gas en la región no peligra y que Bolivia ha sido invitada formalmente a adherirse al proyecto del gaseoducto que pretende conectar el Caribe con el Río de la Plata.
La nacionalización de los hidrocarburos decretada por Morales el pasado lunes fue aceptada como una decisión soberana, pero el brasileño Lula advirtió que ahora hay que negociar el precio del gas que Bolivia suministra principalmente a Brasil y Argentina. "Desde el primer día me he puesto a disposición de Evo Morales para que discutamos los temas que nos afectan", destacó el presidente brasileño, quien añadió que los precios se discutirán "de la manera más democrática posible".
"Brasil y Argentina tienen que aumentar el precio del gas que están comprando porque, según el acuerdo, en 2004 ya se debía revisar", destacó el presidente boliviano. El gran perjudicado por la nacionalización, Brasil, está tratando de manejar la crisis utilizando la técnica de palo y la zanahoria. Lula ayer insistía en que Bolivia es una nación soberana e hizo referencia nuevamente a la pobreza del país. El mandatario brasileño reveló además que "en un futuro más bien próximo" Morales presentará "una lista de demandas" que serán discutidas.
Mucho más cauto se mostró a la hora de hablar de la petrolera estatal Petrobrás, que ha anunciado medidas de represalia contra Bolivia: cancelación de inversiones, reducción en el volumen de gas adquirido, búsqueda de otros suministradores y demandas contra el Gobierno boliviano ante organismos de arbitraje. Lula dijo ayer que "Petrobrás va a seguir invirtiendo en muchos países, incluyendo Bolivia, de acuerdo con los contratos que firme".
Sin embargo, Morales y sus ministros no se han mostrado preocupados por la reacción brasileña. "Pueden chantajear pero no es posible que con nuestros recursos tengan una gran empresa y dejen mal la economía de nuestro país. Sobran las petroleras interesadas en realizar negocios con Bolivia", destacó ayer el mandatario boliviano antes de entrar a la reunión, provocando una tormenta diplomática. Su ministro de Hidrocarburos, Andrés Soliz Rada, amplió detalles: "Pueden llevarnos al arbitraje, pero una cosa es ganar un arbitraje y otra que se aplique. ¿Cuántos años van a tardar en ganar? ¿Van a estar todo ese tiempo sin producir?".
Alianza estratégica
Mientras, la llegada de Chávez a La Paz en la madrugada de ayer no sólo tuvo por objeto el respaldo a Morales. Ambos presidentes aprovecharon el encuentro que celebraron a las dos de la madrugada en el Palacio Quemado para ultimar una alianza estratégica entre las compañías petroleras estatales de ambos países: Petróleos de Venezuela SA (Pdvsa) y Yacimiento Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), que después del decreto de nacionalización controla toda la explotación y comercialización de los hidrocarburos de Bolivia.
Junto al presidente venezolano viajaron desde Caracas una treintena de técnicos que se han quedado en La Paz y se unen al número indeterminado de asesores venezolanos que desde el pasado mes de enero imparten cursos de capacitación acelerada a trabajadores de YPFB, sobre la hipótesis de que las compañías nacionalizadas podrían ordenar a sus trabajadores reducir o parar la producción.
Chávez subrayó que la escala en La Paz era un imprevisto, pero llegó acompañado de siete ministros listos para negociar aspectos concretos de los acuerdos de integración firmados la pasada semana en La Habana entre el presidente venezolano, Morales y Fidel Castro. Además, anunció que volverá a Bolivia en dos semanas para visitar diversos campos petrolíferos.
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