El timo del cráneo del mono y los clones distintos

Uno de los fraudes científicos más duraderos fue el del hombre de Piltdown. Un arqueólogo aficionado anunció en 1912 el hallazgo del cráneo del eslabón perdido en el Reino Unido. El hombre de Piltdown fue un pilar de la paleontología hasta que en 1948, ya 36 años después, se vio que era un montaje. La mandíbula era de un orangután y los dientes de otro tipo de mono. "El hombre de Piltdown fue el primer ser humano que usó dientes postizos", afirmó el diario The Times al anunciar la estafa.

La clonación y el fraude científico también han ido a menudo de la mano. En 1981, la revista científica Cell publicó un estudio que fue conocido como la reproducción asexual (el término clonación no estaba extendido) de tres ratones genéticamente idénticos. Aunque nunca se destapó del todo el fraude, el director del experimento, Karl Illmensee, de la Universidad de Ginebra, dimitió en 1987 tras unos estudios muy críticos con la investigación.

Años después, entre 2000 y 2001, el físico alemán Jan Hendrik Schön publicó, con sólo 31 años, más de 80 artículos en las mejores revistas científicas. Era el físico más prometedor del mundo. Una de las grandes esperanzas de la física. Lograba espectaculares avances en nanoelectrónica y en superconductividad que nadie era capaz de repetir. Pero se confió y repitió los mismos gráficos en varios artículos. Science y Nature retiraron sus investigaciones y Schön perdió el título de doctor.