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CUMBRE EUROMEDITERRÁNEA

La cumbre de Barcelona rebaja su ambición

Los mandatarios sortean las diferencias y las ausencias con pactos en comercio e inmigración

Ante las dificultades crecientes de alcanzar un acuerdo sobre el Código de Conducta Antiterrorista, las delegaciones empezaron ayer a concentrar sus esfuerzos en pactar el Programa de Trabajo a Cinco Años, que desarrolla el plan de acción hasta 2010. Las delegaciones ya han alcanzado un amplio consenso en materia de comercio agrícola y de servicios, a cambio de no precisar los calendarios, dentro del objetivo de alcanzar un acuerdo general sobre el libre comercio en la zona para 2010. El consenso se enmarca dentro de un paquete de compromisos que pretenden impulsar la democratización de la zona y que alcanza también a los programas de educación e inmigración, acordados por las delegaciones de los 35 países.

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El grado de crispación en que se han desarrollado las discusiones de las últimas horas para encontrar un lenguaje aceptado por todos en el llamado Código de Conducta Antiterrorista está apuntando a la posibilidad de abandonar este proyecto para que no contamine el desenlace de la cumbre, según fuentes diplomáticas.

"Estamos dispuestos a negociar toda la noche hasta encontrar el lenguaje diplomático adecuado sobre el terrorismo que concilie a los dos partes", según manifestó una fuente diplomática española. La misma fuente empezó a reconocer la posibilidad de que se abandonara el proyecto del código y que en su lugar se estableciera un compromiso político claro entre todos los países que implique "la aplicación de los principios y el espíritu del Código antiterrorista".

La posición predominante en la discusión sobre el terrorismo, que representa la Unión Europea, está fuertemente influenciada por Israel y EE UU y subraya que "de ninguna manera saldrá de esta cumbre un reconocimiento a la resistencia". Como alternativa y con el ánimo de buscar un acuerdo con los árabes, la presidencia británica y la diplomacia española ofrecen el reconocimiento del "derecho a la autodeterminación" como fórmula para oponerse a la ocupación extranjera.

El problema, también reflejado en la dificultad para encontrar una definición universal de terrorismo en Naciones Unidas, está en que la presidencia de la UE no acepta el reconocimiento de la resistencia a la ocupación como forma legítima de lucha, algo reclamado en bloque por los países árabes. La Unión, que alcanzó el Luxemburgo en abril un acuerdo sobre la definición de terrorismo, considera que no se puede introducir ningún matiz al tratar esta cuestión.

Tanto la ausencia de la mayoría de líderes de la orilla sur como la falta de consenso en materia de terrorismo se relacionan con la escasa labor de preparación de la cumbre por parte de la presidencia británica. Blair quería que el nivel de representación del encuentro fuera de ministros de Exteriores, como en ocasiones anteriores. Esta visión estrecha de la Cumbre entraba en colisión con el proyecto más ambicioso que impulsaba la diplomacia española, que desde hace dos años había convertido la cita de los jefes de Estado de Barcelona en uno de sus objetivos principales de su Agenda Exterior.

La mayoría de las visitas preparatorias del encuentro fueron realizadas por la diplomacia española en solitario sin el apoyo británico. "Si Moratinos hubiera ido acompañado de su homólogo británico, las cosas hubieran ido de otra manera", señala una fuente diplomática israelí.

Ante las dificultades de desbloquear el asunto del terrorismo las delegaciones han derivado buena parte de sus esfuerzos a alcanzar acuerdos en el Programa de Trabajo a Cinco Años. En esta línea de cerrar acuerdos, los representantes de los países lograron ayer el consenso en numerosos puntos, como el comercio agrícola a costa de renunciar a fijar una fecha de conclusión de las negociaciones. El texto del Programa de Trabajo a Cinco Años sobre el que ya existe acuerdo promueve "la progresiva liberalización del comercio agrícola, productos agrícolas elaborados y productos pesqueros, con un específico número de excepciones y calendarios para su gradual y asimétrica implementación, teniendo en cuenta las diferencias y características individuales del sector agrícola en los distintos países". El texto definitivo ha eliminado la propuesta inicial, que se fijaba como objetivo "concluir las negociaciones a finales de 2006".

También hay acuerdo sobre el inicio de las negociaciones sobre la liberalización comercial de servicios, teniendo en cuenta el protocolo de Estambul en 2004. También aquí se elimina el propósito de iniciarla a finales de 2006.

En el Programa de Trabajo a Cinco Años, los representantes de los 35 países que forman parte de la Asociación del Partenariado Euromediterránea con el propósito de lograr la paz, la seguridad y la prosperidad en la región se comprometen a trabajar para alcanzar unos justos y duraderos acuerdos sobre el conflicto árabe-israelí.

En el campo de la política y seguridad, los compromisos de ambas partes persiguen el fomento de la democracia aunque el lenguaje empleado evita explicitar estos objetivos. El texto sobre el que hay consenso se refiere a "extender el pluralismo político y la participación de los ciudadanos, particularmente la de las mujeres y los jóvenes". En la misma línea, el programa propugna "permitir a los ciudadanos participar en la toma de decisiones en el nivel local, incluyendo una creciente descentralización del gobierno y la gestión de los asuntos públicos y prestación de servicios".

Igualmente hay un compromiso "por aumentar la participación de la mujer en la toma de decisiones en los asuntos políticos, sociales, culturales y políticos". También hay una referencia a "asegurar la libertad de expresión y asociación facilitando el trabajo de los proveedores de información y aumentando el acceso a la información de todos los ciudadanos".

En materia de inmigración e integración, el compromiso establecido en el documento del Programa de Trabajo fija como objetivo "promover las oportunidades de inmigración legal, con trabajos que faciliten el movimiento legal de los individuos, reconociendo que esto constituye una oportunidad para el crecimiento y un medio de mejora de los vínculos entre los países".

En el campo de la educación y de fomento de la cultura, el Programa de Trabajo propugna "reducir a la mitad el número de mujeres, hombre y niños analfabetos en 2010".

La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, en Barcelona.
La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, en Barcelona.MARCEL·LÍ SÀENZ

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