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TEATRO | UN PAÍS EN EBULLICIÓN

Actividad más que desbordante

Jorge Marirrodriga

La frase "el teatro está en crisis" no es aplicable a Buenos Aires. Además de los 60 teatros con actividad estable, los escenarios se elevan a 190 si se tienen en cuenta espacios y locales donde se llevan a cabo representaciones. Eso se traduce en una actividad más que desbordante. Anoche hubo en la capital argentina un total de 271 representaciones y esta noche, 124. La oferta lo abarca casi todo, desde Medea al Evangelio según Darío Fo pasando por El Graduado o los Diálogos del pene.

"Es un fenómeno. Más allá de los circuitos artísticos establecidos se ha desarrollado plenamente la corriente de los llamados teatros independientes que han mantenido la tradición teatral de esta ciudad", señala Leandro Iglesias, director general del Teatro Colón, el buque insignia de la actividad teatral argentina por cuyo escenario han pasado figuras como Caruso o Falla. Para Iglesias "este resurgimiento cultural argentino tiene mucho que ver con la crisis económica que hemos atravesado. La cultura y la educación son herramientas colosales de integración social".

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Salones privados

Una de las características más peculiares del movimiento teatral argentino es el auge de las representaciones privadas en el salón de los domicilios particulares, que está haciendo furor en los círculos más informados de la actividad artística. "El que en cada barrio haya por lo menos 10 domicilios donde se represente teatro de manera absolutamente privada es verdaderamente alucinante"; opina el crítico Juan Pablo Correa. Pero también puede tener una explicación económica. "Un 52,8% de los argentinos ha dejado de ir al teatro y al cine por falta de dinero", revela el director del Palacio Nacional de las Artes, Patricio Loizaga.

Otro punto fuerte de la escena platense es la danza, asentada sobre un público muy aficionado, lo cual no es de extrañar dado que la danza es una asignatura de muchos colegios estatales. En su última edición el Festival de Danza Independiente de Buenos Aires congregó a 13.500 espectadores en 40 funciones gratuitas repartidas por varios teatros de la capital. Aparte de una oferta regular y del tirón que puedan suponer artistas de renombre internacional como Julio Bocca, el público también se inclina por las nuevas tendencias y así está planamente asentado un festival anual de videodanza que sirve de punto de encuentro para artistas de este género de América Latina, Australia y Asia.

"La verdad es que la oferta es cada vez más variada y lo cierto es que la cultura se está consolidando como actividad económica e industrial relacionada con el turismo", afirma Leandro Iglesias, quien pone como ejemplo el resurgimiento del tango que igual se baila como afición en las milongas que sirve para organizar unos campeonatos del mundo con la participación de 400 parejas.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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