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UN PAÍS EN EBULLICIÓN

La cultura argentina conquista el mundo

Creatividad, trabajo y tiempo, claves del éxito cinematográfico dentro y fuera de sus fronteras

Rocío García

A principios del siglo XX el tango triunfó en París y volvió a Buenos Aires. Cien años después el fenómeno se repite con el cine. El éxito de la cinematografía argentina, mayor de momento en España, está viviendo un regreso a su país de origen para hacerse con los primeros puestos en la taquilla. "Me acaban de llamar por teléfono y me han dicho que tres películas argentinas han conseguido los tres primeros puestos en la taquilla", anunciaba exultante la semana pasada en Madrid Jorge Coscia, realizador y presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) de Argentina.

Iluminados por el fuego, una historia que indaga en la tragedia de la guerra de las Malvinas, dirigida por Tristán Bauer y que ganó el premio especial del jurado en el Festival de Cine de San Sebastián; El aura, dirigida por Fabián Bielinsky y protagonizada por Ricardo Darín; y Tiempo de valientes, de Damián Szifron, son los títulos que han conseguido añadir aún más felicidad a Coscia y sus compañeros durante su paso por Madrid, donde han disfrutado del primer encuentro hispano-argentino Argencine. Esta iniciativa, punto de encuentro de directores, actores y productores españoles y argentinos, finalizó el viernes con un balance de más de 3.500 espectadores y con ventas para su distribución en España de algunos de los títulos proyectados a lo largo de la semana. De las seis películas mostradas en preestreno en Madrid, dos de ellas (Whisky Romeo Zulú, de Enrique Piñeyro, y Ay Juancito, de Héctor Olivera) han sido adquiridas para su distribución comercial gracias a Argencine, y el resto (excepto Iluminados por el fuego, que ya contaba previamente con la distribución de Alta films) se encuentra en fase de negociación.

"Hemos creado una puerta que se transita con facilidad", asegura Jorge Coscia
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Coscia, que dejará la presidencia del INCAA tras las elecciones del próximo domingo día 23, en las que se presenta por Buenos Aires como número tres de la lista del Frente para la Victoria, de Rafael Bielsa, quiere ser prudente y no echar las campanas al vuelo. Rechaza el término "boom" por demasiado optimista y efímero y prefiere utilizar la palabra consolidación para referirse al momento que está viviendo la cinematografía argentina. "Hay un claro sentimiento de que el cine argentino está en una etapa de consolidación. El cine se hace a base de creatividad, trabajo y tiempo, y hace falta todavía mucho tiempo para que las bases industriales sean sólidas. El éxito que estamos viviendo viene a confirmar el acierto de una política". La ley de cine argentina data de 1994, "un texto proteccionista frente a las políticas neoliberales del presidente Menem y su ministro de Economía Cavallo", en palabras de Coscia, aunque dos años después fue "mutilada" y recuperada en su actual concepción en 2002. El texto establece un fondo de fomento cinematográfico que este año ha alcanzado los 25 millones de dólares y que se conforma basándose en el 10% de las entradas en las salas y las ventas de vídeos, DVD y juegos. La ley establece cuatro categorías de ayudas, dependiendo del tamaño del presupuesto, pero con una filosofía concreta: "Más facilidades para los proyectos pequeños pero menos dinero y más dinero a las grandes películas pero más exigencias". En total, cada año se producen en Argentina una media de 50 títulos con un presupuesto medio de 400.000 dólares.

Coscia, que aprovechó su estancia en Madrid para presentar su libro Del estallido a la esperanza. Reflexiones sobre cine, cultura y peronismo (editado por Corregidor), está convencido de que la clave para el futuro de la cinematografía argentina y su consolidación está en su alianza con España y las coproducciones, y advierte: "El éxito del cine argentino en España no es una moda; ha llegado para quedarse". "Entre las dos cinematografías hemos creado una puerta que se transita con facilidad". Esta frase de Coscia tiene un claro ejemplo: Leonardo Sbaraglia, uno de los más grandes intérpretes argentinos, que se instaló en nuestro país hace cinco años y que desde entonces hilvana película tras película -está a punto de estrenar Oculto, de Antonio Hernández; acaba de terminar el rodaje de Salvador, de Manuel Huerga, en el papel de carcelero franquista; comienza en noviembre El concursante, de Rodrigo Cortés, en el que hace de argentino; y ya tiene otros dos proyectos en su país- , y que ahora ya se atreve a confesar que ha establecido unas relaciones personales, reales e intensas con el cine en España, que luego ve reflejadas de manera muy positiva en su actuación. Ya puede hacer de español o de argentino. Él sí que atraviesa las puertas con facilidad.

Sbaraglia cree que las bondades de la cinematografía de su país responden a la "necesidad de contar cosas concretas, historias vividas". "Argentina ha atravesado en los últimos años por momentos intensos y delicados y el cine se ha hecho cargo de ello, ha reflejado algo que conoce, cuenta lo que está ocurriendo", asegura el actor, que advierte, sin embargo, que "muy pocos en mi país pueden todavía vivir sólo del cine".

Gaston Pauls, en una escena de <i>Iluminados por el fuego,</i> que se estrenará en España el próximo 2 de diciembre.
Gaston Pauls, en una escena de Iluminados por el fuego, que se estrenará en España el próximo 2 de diciembre.

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