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Las conserveras importarán anchoa de Argentina para mantener su producción

Las empresas afirman estar en situación crítica por la falta de pescado

170 toneladas contra 5.200. Las conserveras españolas disponen este año de 30 veces menos de anchoas del Cantábrico que en 2004. Juan Manuel Veites, secretario general de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de pescados y mariscos (ANFACO), asegura que "la situación es crítica" para el sector, que tendrá que recurrir a anchoa importada de Argentina y, en menor medida, del Mediterráneo para atender la demanda.

De momento y hasta el final del año, la mayoría de las empresas cuentan con las reservas de 2004, y lo poco que han podido comprar este año, a precio de oro. Según Jaime Tejedor, presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Guipúzcoa, los precios sólo aumentaron poco antes del cierre del caladero decidido por la UE, cuando las conserveras se dieron cuenta de la escasez de este año. El kilo de anchoa ha alcanzado los 17 euros en Guipúzcoa y en Cantabria se ha llegado a pagar un euro la tira. Estas cifras representan un aumento del 20% respecto al año pasado, cuando se vendían a 13,5 euros el kilo.

Frente a estas dificultades, las conserveras que producen también atún y bonito han optado por comercializar más estos pescados, aunque no compensa la demanda del cliente. "Se puede disfrazar la cifra de negocios vendiendo más atún, pero el cliente de anchoa es muy específico, necesita su producto", explica Jesús María García, director comercial de las Conservas Dentici, de Markina­Xemein, empresa en la cual la anchoa representa habitualmente el 25% de la cifra de negocios. "Este año tendremos una producción muy limitada", explica García. Con los barriles que les quedan del año pasado, pueden aguantar hasta diciembre. Luego tendrán que comprar anchoa del Mediterráneo, lo que nunca habían hecho.

Las empresas que sólo venden anchoas han tenido que diversificar la procedencia del producto, con el riesgo de perder en calidad. Carlos Velasco, de conservas Vera Alicar (Barcena de Cicero, Cantabria), explica que después de la anchoa cantábrica vienen la mediterránea (de alta calidad, la que más se parece a aquélla), la argentina (de calidad media alta), y las chilena y peruana (de calidad media).

Desde ANFACO se calcula que este año un 60% de las latas que se vendan en España contendrán anchoa argentina. "Lo cierto es que todo el mundo va allí", indica Juan Manuel Veites, que prevé importaciones de China, si la situación sigue igual en 2006.

Destrucción de empleo

A pesar de estas adaptaciones, los empleados de las conserveras -que en un 80% son mujeres- sufren directamente las consecuencias de la escasez del pescado. Comisiones Obreras estima una "destrucción de empleo entre un 20 y un 40%". Se trata de contratos fijos discontinuos, que permiten al empleador modular el número de horas trabajadas según las necesidades de la producción. La crisis de la anchoa viene a empeorar una situación laboral que ya era difícil, apunta Lucio Hernando, asesor de ese sindicato para el sector pesquero. "Las principales tareas son la limpieza, el corte de piezas, y la cocción. Hay conserveras que han deslocalizado este trabajo, principalmente a Ecuador. Estas empresas no hacen casi ninguna preparación en España", añade.

Por su parte, Veites confirma la cifra de desempleo anunciado por el sindicato y se queja de que no haya ayudas económicas para el sector, que emplea a 3.000 personas en Euskadi, y 3.000 más en Cantabria. El pasado jueves mantuvo una reunión en la Secretaría General de Pesca Marítima, pero no espera muchos resultados. Una normativa europea impide otorgar subvenciones directas al sector. "No hay ayudas para la industria, que es la más perjudicada", se lamenta. A pesar de la escasez de 2005, Juan Manuel Veites no teme que la anchoa se extinga en el Cantábrico. "Hay que tomar medidas de gestión, pero el agotamiento definitivo es ficticio", dice.

La Comisión europea se tomó muy en serio el peligro de extinción de la especie, y, basándose en un informe del Consejo Internacional para la Exploración de los Mares, decidió en junio pasado el cese de la pesquería en el Golfo de Vizcaya durante tres meses, prohibición efectiva desde el 1 de julio.

Asimismo, autorizó el Gobierno español a compensar la flota afectada por subvenciones, aunque no la industria.

La anchoa representa el 10% del valor total de las conservas de pescados vendidas en España. Hasta hoy, la mitad del mercado nacional era cubierto por anchoas compradas en el país, mayoritariamente -el 30% del total- de la costa cantábrica. Este año, no habrá casi ninguna.

20 empresas vascas

La anchoa del Cantábrico ocupa a veinte empresas conserveras vascas y cubre entre un 30% y un 80% de la facturación. Las conserveras estiman que peligran cerca de mil puestos de trabajo, en su gran mayoría ocupados por mujeres, por el cierre del caladero y la falta de pescado. Gran parte de las conserveras afectadas son sociedades anónimas de capital familiar y facturan durante la campaña de la anchoa unos 15 millones de euros: seis en salazón y el resto en fileteados para conservas. Las empresas que se dedican a este pescado se agrupan en dos asociaciones: Nortesco y Asociación de Fabricantes de Vizcaya.

La primera previsión de los productores es que el año que viene la anchoa va a ser un producto de lujo y que la poca que se comercialice de origen cantábrico doblará el precio.

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