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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Más conocimiento

Las evidencias de vulnerabilidad del actual patrón de crecimiento de la economía española son ya significativas. El desequilibrio exterior es la más explícita, pero no la única. La anticipación de ritmos de crecimiento superiores al 3%, como acaba de hacer el gobernador del Banco de España, no impide verificar que siguen siendo extremadamente dependientes del consumo de las familias y la construcción residencial. Esta última es a la vez el principal alimento de esa actividad financiera intensa que se expresa en crecientes niveles de endeudamiento familiar.

Sobre bases tales, la productividad, base esencial de la competitividad y del crecimiento sostenido a medio plazo de la renta por habitante, sigue ausente de la economía española. Su refuerzo fue la principal idea-fuerza del programa económico del partido en el Gobierno. Ha transcurrido más de un año y a esos pobres registros de eficiencia se añaden desequilibrios del sector exterior y caídas en la inversión directa extranjera igual de inquietantes. Y, sin embargo, la respuesta es sencilla y también formaba parte de las alternativas programáticas del PSOE: aumentar fundamentalmente las habilidades del factor trabajo y tecnologías de la información. Ahora el Gobierno se ha comprometido a impulsar esos dos factores competitivos a través del programa Ingenio 2010. La intención es buena y el respaldo de los agentes económicos grande, por lo que el Ejecutivo no tendrá excusa si pierde este último tren.

La constitución, hace varios meses, de una comisión amplia y representativa que trazará la dirección de inserción de España en la Sociedad de la Información ha concluido esta semana sus trabajos. El diagnóstico unánime deja poco lugar a dudas: España crece, pero no lo hace bien. Su patrón es propio de economías poco avanzadas, pendientes de asimilar la intensificación tecnológica de principios de los años noventa.

La principal recomendación de ese informe es que las administraciones públicas asuman su liderazgo. Que se apliquen el discurso de aumento de la productividad y prediquen con el ejemplo. De no recuperar el tiempo perdido, la economía española seguirá siendo de las menos productivas y los ciudadanos mantendrán niveles de exclusión y analfabetismo digital impropios de la novena economía del mundo.

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